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La pobreza y la violencia en sus comunidades de origen son las principales razones por las cuales miles de migrantes iniciaron un largo viaje hacia Estados Unidos. El objetivo: mejorar su calidad de vida. Personas de Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala están intentando migrar de manera organizada, enfrentando condiciones adversas y sin el apoyo que esperaban de los gobiernos de los países de tránsito y destino final.
Aunque la mayoría de los integrantes de la caravana son hombres jóvenes, también viajan cientos de mujeres y niños. Es importante resaltar el papel de las mujeres en la migración. En la actualidad, más de 100 millones de mujeres son migrantes internacionales. La participación de las mujeres en este proceso se ha incrementado en las últimas décadas. En Estados Unidos, casi la mitad de los inmigrantes son mujeres y desempeñan un papel muy importante en la economía y en la sociedad. Cabe destacar que la mayoría no llega a la comunidad de destino como dependiente con el propósito de acompañar a su pareja, sino como trabajadoras con el objetivo de generar un ingreso.
Las migrantes trabajadoras en Estados Unidos representan aproximadamente 7% del total de la fuerza laboral. Sin embargo, se concentran en ocupaciones que reciben salarios muy bajos, principalmente empleadas domésticas, servicio de limpieza y cuidado social. En el trayecto hacia Estados Unidos en busca de una mejor vida, las mujeres se enfrentan con bastantes peligros y peripecias. Lamentablemente, al llegar a su destino siguen siendo víctimas de abuso y discriminación. Un alto porcentaje son indocumentadas y esta situación legal las hace más vulnerables a la explotación en el lugar de trabajo. No tienen acceso a servicio médico u otro tipo de seguridad social y sus derechos laborales son constantemente violados.
Las mujeres son una herramienta clave en el combate a la pobreza y el fomento del desarrollo social. Son jefas de familia, trabajadoras, pagadoras de impuestos y consumidoras. Son también un potencial emprendedor que tiene la capacidad de generar empleos. No son una carga para el país que las recibe, sino una fuente constante de vitalidad económica y contribuyen al crecimiento de las comunidades de origen y de destino. De acuerdo con este enfoque, resulta importante valorar su contribución y apoyarlas en el proceso de migración. Miles de mujeres arriesgan su vida en busca de un sueño y vale la pena impulsarlas a lograrlo.
Aproximadamente 7 mil migrantes integran la caravana. Entre ellos, mujeres con la intención de mejorar las condiciones de vida para su familia. México debe reaccionar ante esta situación humanitaria cuidando, ante todo, el respeto a los derechos humanos y adoptando medidas que se apeguen a los tratados internacionales.
Creadora de la Fundación Angélica Fuentes