Apenas la semana pasada la secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, Kirstjen M. Nielsen, viajó a Tegucigalpa, Honduras, para firmar un Memorándum de Cooperación en Seguridad Fronteriza con Centroamérica. Ahí estuvo la funcionaria del gobierno de Trump acompañada por el ministro de Gobierno Guatemalteco, Enrique Degenhart; el ministro de Seguridad de Honduras, Julián Pacheco, y el ministro de Justicia de El Salvador, Mauricio Landaverde.
Dos días antes de ir a Honduras, Nielsen viajó a Miami, Florida, para reunirse con la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; el subsecretario Alejandro Encinas, el comisionado del Instituto Nacional de Migración, Tonatiuh Guillén; el vocero de la cancillería, Roberto Velasco, entre otros funcionarios. Gran delegación (sin Marcelo Ebrard) para lo que prometía ser un nuevo acercamiento para intentar resolver entre todas las partes involucradas el problema migratorio que tiene a México entre la espada y la pared… o entre los migrantes centroamericanos y Trump.
Al día siguiente de que concluyeron estas reuniones, Donald Trump salió con que quiere recortar los mediocres 500 millones de dólares que el Congreso le aprobó para el 2019 para invertir en la región de Centroamérica. Además, amenazó con que, si México sigue sin hacer nada por frenar los flujos migratorios, va a cerrar la frontera.
De lo que se trata esto, a lo que está jugando Donald Trump, es a mantener en la agenda el tema migratorio para justificar que hay una emergencia nacional que le permita quedarle bien a su electorado. El nombre del juego es reelección 2020 y en éste parece estar utilizando incluso a su yerno, Jared Kushner, al cual mandó a México para cenar con el presidente López Obrador. A la mañana siguiente de dicha cena, AMLO dijo que la plática había sido para conformar un plan de desarrollo para el sur, sureste mexicano y para el Triángulo del Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) que contempla 10 mil millones de dólares de inversión.
La amenaza doble de Trump, recortar la ayuda económica y cerrar la frontera con México, bien puede llevarla hasta sus últimas consecuencias el presidente de Estados Unidos, así signifique darse un balazo en el pie. Y es que los mediocres 500 millones de dólares contemplados en el presupuesto aprobado por el congreso estadounidense para el año fiscal 2019 son un techo en lo que puede disponer La Casa Blanca para la región, pero no hay piso para este monto. Trump tiene el poder de decidir si lo lleva a cero dólares con la mano en la cintura.
Y bien sabemos que a Trump eso del comercio no se le da muy bien que digamos. Por ello, en un primer momento de la amenaza declaró que, como Estados Unidos tiene un déficit comercial con México, si cierra la frontera soluciona el problema del déficit.
Entonces ¿si no va a haber 500 millones de dólares para Centroamérica, por qué vamos a pensar que los 10 mil millones de dólares que platicó Kushner con AMLO se van a materializar? Sobre este dinero solamente hay un comunicado que es previo a la cena en la Ciudad de México que habla del “espíritu de cooperación” entre ambos países y el compromiso de Estados Unidos de ayudar a México a establecer un grupo de trabajo para encontrar inversión privada, principalmente, para desarrollar la región. Esta inversión se haría a través de la Corporación de Inversión Privada en el Extranjero, la OPIC, en caso de que exista interés privado por invertir en la zona.
Así, contrario a los señalamientos de Trump de que México no está haciendo nada por frenar el flujo de migrantes a Estados Unidos, todo indica que por el momento México ha estado haciendo lo que puede para atender esta migración de centroamericanos y, por su parte, Trump nos seguirá utilizando como saco de boxeo para poder avanzar en su agenda de reelegirse en el 2020.
@AnaPOrdorica