Entre que unos se sintieron extasiados y otros derrotados con los resultados de las elecciones, hay algunas noticias que nos pueden/deben dejar contentos a todos después de los comicios del 1º de julio. Amanecimos al día siguiente de la elección más grande de la historia de México con un resultado claro de quién había ganado. Los perdedores, José Antonio Meade, Ricardo Anaya y El Bronco concedieron muy rápido y felicitaron a Andrés Manuel López Obrador por su triunfo. Esto se dice fácil, pero no lo es. México llevaba desde 2006 sin esta certeza. Hacía falta.
Esa fue una primera y gran noticia de la jornada electoral que acaba de concluir. Aquí enumero otras que considero también significativas:
1. Los gobernadores no son los señores feudales que creíamos. Tanto se habló de la movilización que lograrían los gobernadores y al final ésta no se materializó. Cuando menos no como varios de ellos lo habían prometido. Basta ver que todos los estados los ganó AMLO, salvo Guanajuato. No hubo un solo estado, ni el más priísta, como Hidalgo o el Estado de México, en donde ganara Meade. Municipios como Atlacomulco, cuna no solo del PRI sino del presidente Peña Nieto, los ganó López Obrador. ¿Qué pasó con las promesas de Roberto Sandoval, de que el PRI se llevaría Nayarit? En ese estado AMLO ganó con una ventaja de casi 50 por ciento sobre el segundo lugar. ¿Qué pasó con Silvano Aureoles en Michoacán si él se había pronunciado a favor de Meade? Ahí AMLO tuvo una ventaja de 30 por ciento sobre el segundo lugar. Afortunadamente ese poder de los gobernadores como señores feudales que pueden inyectarle dinero a raudales y hacer con los resultados electorales de sus terruños su santa voluntad, no se materializó. Enorme y positiva noticia para México.
2. Las instituciones electorales funcionaron tan bien que los escépticos sobre la credibilidad de la democracia mexicana van a tener que encontrar nuevas teorías de la conspiración para seguir alimentando sus dudas. El INE, tan golpeado desde la elección de 2006, dejó de ser noticia a partir de las 8 pm del 1º de julio, cuando el consejero presidente, Lorenzo Córdova, dio a conocer los números de la elección. Se instalaron casi la totalidad de las 156 mil 974 casillas; se presentaron un millón 400 mil funcionarios de casilla capacitados. Las elecciones se llevaron a cabo con calma, salvo contadas excepciones. A las 11 de la noche, Córdova volvió a aparecer para anunciar los resultados del Conteo Rápido. Pero para entonces la Alameda y el Zócalo ya estaban repletos de gente lista para festejar el triunfo de AMLO. El INE, en donde me tocó estar para la cobertura de la elección por parte de Televisa desde las 6pm, dejó de ser noticia.
3. El nepotismo fue rechazado en las urnas. Ni Miguel Ángel Yunes logró que su hijo quedara como gobernador en Veracruz, ni Graco Ramírez logró que Rodrigo Gayosso, hijo de su esposa Elena Garrido, fuera electo en Morelos para sucederlo. ¡Qué maravilla! (Lástima que quien ganó en Morelos fue Cuauhtémoc Blanco, pero esa es otra historia).
4. Las encuestas estuvieron bien hechas. Tanto se dudó de los números de las encuestas a lo largo de la eterna contienda electoral y al final, sus números estuvieron correctos. Todas tenían a AMLO en primer lugar con una ventaja amplia sobre Ricardo Anaya. Y así quedó el resultado electoral. Vale la pena apuntar que el triunfo fue tan holgado, que aun si la segunda vuelta electoral se hubiese aprobado, ésta no se habría utilizado porque AMLO ganó con más del 50 por ciento de los votos.
APOSTILLA: No podemos dejar de señalar los absurdos de nuestra democracia. El Panal y PES podrían desaparecer al no llegar ninguno de estos minipartidos al 3 por ciento de la votación, condición necesaria para mantener el registro. Y, sin embargo, las alianzas en las que participaron les permitiría tener presencia legislativa y, obvio, recursos públicos para sus bancadas. Absurdo.
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