En las dos rondas de renegociaciones del TLCAN el gobierno mexicano ha estado sumamente firme en algo que me parece incomprensible: en que México sea un país de mano de obra barata.
Incomprensible que mientras las contrapartes de Estados Unidos y Canadá pidan mejores salarios para los trabajadores mexicanos, nuestros negociadores le digan a los vecinos del norte que no se metan en esos temas y que nos dejen lo laboral a nuestras leyes. El asunto es de índole nacional, declaró Bosco de la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario. Y por ello le pidió a sus contrapartes estadounidenses y canadienses que dejen de pugnar por mejores salarios para los trabajadores mexicanos.
La preocupación me parece genuina de parte de Estados Unidos y Canadá, pero debiera serlo también para México. Mientras que un trabajador en cualquiera de los dos países del norte gana alrededor de $58 dólares el día, en México el salario es de $4.50 por día.
Por ello se podían escuchar gritos afuera del hotel sede de las renegociaciones en la Ciudad de México de Jerry Dias, dirigente de uno de los sindicatos privados más grandes de Canadá, Unifor, pidiendo que los trabajadores mexicanos ganen más pesos la hora.
A esta petición Carlos Aceves del Olmo, Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional la CTM, declaró que esos salarios eran un sueño guajiro.
Uno de los líderes del sindicato pugnando por salarios bajos en México. ¡Qué bonito!
México ha logrado atraer a compañías de EUA y Canadá a que pongan sus fábricas para la producción de autopartes principalmente por los bajos salarios. Ochenta pesos al día que aquí sí pueden pagar esas empresas y que en EUA o Canadá sería considerado casi esclavitud.
El déficit comercial de 63 mil millones de dólares que tiene EUA con México y que ha sido tantas veces denunciado por Donald Trump como señal del abuso que representa el TLCAN es en realidad una manera sencilla (y errada) del presidente de Estados Unidos para atacar el acuerdo comercial.
El Secretario de Comercio de Trump, Wilbur Ross, acaba de dar una entrevista extensa al Washington Post en la cual declaró que el TLCAN tenía como propósito mejorar la situación económica de los tres países sí, pero también de sus ciudadanos.
Y ahí México, dice Ross, no ha cumplido con una condición básica que es aumentar los salarios de sus trabajadores. Sin esta premisa cumplida la asimetría entre los tres países no puede ser atajada y por ello el famoso sueño americano sigue estando del otro lado del Río Bravo con todas las consecuencias en materia de migración que conocemos.
Ronda dos de renegociaciones concluida y México les dice a sus vecinos que no se metan en nuestros salarios porque es asunto nacional, pero en realidad es porque los queremos bajos. Qué vergüenza que sean los estadounidenses y los canadienses quienes pidan salarios dignos para los trabajadores mexicanos. Más de dos décadas de acuerdo comercial deberían haber sido suficientes para que el país creciera lo suficiente como para elevar el estándar de vida de los mexicanos a través de mejores salarios.
En el tema salarial no es solo Trump el que habla de un TLCAN injusto. También los canadienses. Y México cree que es un orgullo que nuestra ventaja competitiva sea contar con salarios miserables, que es otra manera de decir “mano de obra barata”.
Vergüenza nacional, a ochenta pesos el día.
@AnaPOrdorica
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