Después de mucha pelotera sobre números, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) presentó las primeras cifras oficiales sobre homicidios del actual sexenio.

No son datos alentadores, pero tampoco sorprendentes. En diciembre, fueron víctimas de homicidio doloso 2,842 personas. A eso, hay que añadirle 74 víctimas de feminicidio. Esos totales equivalen a 94 víctimas por día en promedio, un número cercano a la media del año en su conjunto (93.7 víctimas por día). En comparación con el mismo mes del año previo, hay un crecimiento de 10.3%, una tasa de expansión menor a la del año en su conjunto (15.4%) y mayor que la de noviembre (4.6%).

¿Qué dicen estas cifras?

1. La violencia homicida sigue creciendo a ritmo acelerado. A tasas menores que hace un año, pero la trayectoria ascendente sigue siendo clara.

2. Los totales de diciembre eran previsibles. No había razón para esperar un cambio de tendencia en el primer mes de una administración federal. La inercia es una fuerza muy potente que no se frena solo con voluntad.

3. El problema de la violencia homicida tiene un alcance nacional. Trece entidades federativas acumularon más de 1000 víctimas de homicidio en el transcurso de 2018. Sin embargo, hay focos particularmente rojos en el mapa. Destaco dos: Baja California y Guanajuato. Esos dos estados acumularon casi la quinta parte del total nacional. Peor aún, en ambos casos, el número de homicidios dolosos sigue aumentando a gran velocidad. En Baja California, el crecimiento anual fue 36% en 2018. En Guanajuato, la expansión fue geométrica: 131%.

4. Las cifras que la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana ha venido presentando a diario desde hace algo más de un mes subestiman seriamente el tamaño del problema. En los 27 días de diciembre para los que se tienen datos, se registró en esa serie un promedio diario de 77.6 víctimas de homicidio doloso contra 94 (incluyendo feminicidios) en los datos del SESNSP. Eso significa que la nueva serie no está capturando casi una quinta parte de los asesinatos que se cometen en el país.

5. Si esa subestimación es consistente (y no lo sabremos hasta que pasen varios meses), la serie de SSPC podría servir para predecir el dato del SESNSP. A manera de ejercicio, se habían acumulado en esa serie 1,588 víctimas en los primeros 21 días de enero. De mantenerse la tendencia, se cerraría el mes con 2,344 víctimas. Si se mantiene la misma proporción con respecto al SESNSP que en diciembre, se registrarían 2,859 homicidios dolosos y feminicidios en enero.

6. Si en efecto se registran más de 2,800 homicidios dolosos en enero, es previsible que se llegue a totales mensuales superiores a 3 mil víctimas en el verano. Los homicidios tienden a disminuir en los meses iniciales del año, para luego alcanzar picos entre mayo y octubre, y disminuir en los meses de cierre. Si ese patrón se repite este año, es probable que el total anual en 2019 se ubique cerca de 36 mil víctimas en la cuenta del SESNSP y en torno a 40 mil en la cuenta de Inegi.

En resumen, estos datos iniciales ponen de relieve la magnitud del reto que enfrenta la nueva administración federal. No es fácil ni rápido frenar una escalada de violencia. Dado ese hecho, tal vez sería prudente que empezaran a modular expectativas y tratar de utilizar otras métricas para medir el desempeño del gobierno en materia de seguridad, porque vienen aún muchos meses con niveles de espanto de violencia homicida.

Nota: estos no son los “muertos de López Obrador”. No empecemos con ese juego. La violencia homicida es un problema estructural, sistémico y persistente de México. Tratémoslo con la seriedad que merece, no como un garrote político.


alejandrohope@outlook.com.
@ahope71

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