Miguel Ángel Mancera se va. Se va para ser el bueno. Se va para buscar la grande. Se va para perseguir su sueño de portar, cruzada sobre el pecho, la banda tricolor.
Pero no se va como un irresponsable, dejando a la Ciudad de México hecha un tiradero. De ningún modo: aquí en la capital, aquí en el otrora Distrito Federal, todo está bajo control. Así lo ha dicho y así lo dice el aún jefe de Gobierno y próximo candidato presidencial.
“Tenemos el control de la Ciudad y lo vamos a seguir ejerciendo”, dijo Mancera hace dos días, con la autoridad que dan las canas y el cargo.
Pero, ¿qué hay de las balaceras en el Centro? ¿Qué decir del tiroteo que dejó dos muertos y tres heridos en la Cervercería de Banda? Pues que eso es cosa del antro, no de la autoridad.
“Vamos a seguir combatiendo los antros (ilegales), ahí está la razón de por qué estamos combatiendo estos antros… El homicidio se generó dentro de esta cervecería, que todavía no estamos seguros de que tenga todos los requisitos legales para funcionar”.
Tanta firmeza se tiene que aplaudir. Y es que nada dice control tanto como no saber si un antro tiene sus papeles en regla, más si el antro en cuestión opera a ocho cuadras de la oficina del jefe de Gobierno y más aún si luego resulta que el ya mencionado antro sí cumple con todos los requisitos de ley.
Pero, al fin y al cabo, eso de la cervecería es apenas un incidente. Una mera anécdota. Un pie de página. Lo importante es la tendencia, la estadística, la película completa en glorioso tecnicolor: “Ahí tenemos las cifras, no lo digo yo, están las cifras de cómo estamos trabajando, cómo vamos en el control de esto que fue un reto para la Ciudad de México”.
Y sí, ahí tenemos las cifras. Tenemos la cifra de homicidios dolosos, por ejemplo: 597 víctimas en los primeros seis meses de 2017, 25% más que en la primera mitad de 2016. Tenemos también la cifra de robo de vehículo con violencia: 2 mil 20 reportes en el primer semestre de este año, mil 691 en el mismo periodo del año pasado.
¿Las cifras hablan por sí solas, entonces? Pues sí, pero a veces son muy parlanchinas y no saben lo que dicen. Por ejemplo, no saben que todo está bajo control. Por ejemplo, no saben que lo que no está bajo control es culpa de otros.
Es que a la Ciudad de México le jugaron una mala partida con eso de la reforma al sistema de justicia penal. Antes, bastaba con que alguien trajera una pistola para mandarlo al tanque un buen rato. Y sí no la traía, se le plantaba y ya. Tan fácil la cosa.
Ahora ya no. Ahora, para eso de la prisión preventiva, hay que probar las cosas. Ahora hay que argumentar ante el juez. Ahora la palabra del Ministerio Público no es verdad revelada. No se vale.
Y eso lo sabe y eso lo dice Miguel Ángel Mancera: “Hay una insistencia que todos compartimos sobre todo para la portación de armas ilegales. Ustedes han visto que recurrentemente estamos deteniendo personas armadas todos los días”.
¿Que cómo? ¿Que quieren pruebas sobre eso de las armas y la prisión preventiva y la relación de causalidad entre una y otra cosa? Pues no hay mejor prueba que la palabra del jefe de Gobierno. Él lo dice, él lo sabe, él lo pide. No queda más que dárselo.
O, más bien, dárselo a su sucesor o sucesora, porque él, Miguel Ángel Mancera Espinosa, MAME por sus siglas, ya se va.
Va por la República, va por la Presidencia, va para lograr que en el país entero se diga lo que hoy se dice con tanto orgullo en la Ciudad de México: todo bajo control.
Agradecida, la Patria sonríe.
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