Uno de los hallazgos más importantes en economía y en las ciencias sociales en las últimas décadas es lo que se conoce como la Ecuación de Heckman. Un hecho notable de dicho desarrollo es que resultó del intenso trabajo realizado por el profesor James Heckman de la Universidad de Chicago, con el apoyo de algunos de sus colegas, luego de que ya había obtenido el Premio Nobel de Economía en 2000. La ecuación de Heckman es de suma importancia tanto para economías emergentes como para países industriales, ya que destaca cómo puede aumentarse la productividad de los individuos y sus ingresos y, por ende, el crecimiento económico de los países y también como una fórmula mágica cómo puede disminuirse la criminalidad, los problemas de obesidad que aquejan a una sociedad e incluso la incidencia del cáncer. Como sabemos todos estos problemas aquejan a México.
Ahora bien ¿Qué es la ecuación de Heckman? Este economista trabajando con series de tiempo de individuos en que se les podía seguir a lo largo de su vida —prácticamente desde su nacimiento y en las décadas siguientes— encontró claras diferencias en su desempeño según si habían tenido o no educación preescolar. En particular, las personas que habían tenido educación preescolar eran más exitosas en su etapa escolar posterior, con mayores tasas de graduación en educación media y superior y alcanzaban mejor desempeño profesional, obteniendo mayores ingresos y en consecuencia pagaban mayores montos de impuestos. Además, el primer grupo tenía un mejor comportamiento social con menores tasas de criminalidad y menores necesidades de asistencia social, lo que implicaba menores necesidades de gasto público. Heckman también encontró que el primer grupo tenía menores problemas de obesidad y una menor incidencia de tabaquismo. Asimismo, calculó que era sumamente rentable proporcionar la educación preescolar, ya que los mayores ingresos tributarios obtenidos de los individuos que contaban con ella y el menor gasto en que incurría el Estado por sus otros efectos, más que compensaban el costo de dicha educación preescolar, con lo que de paso la intervención del Estado corregía una falla de mercado.
El hallazgo de Heckman ha incentivado un gran número de estudios en que han colaborado economistas, sociólogos, estadísticos, sicólogos y neurocientíficos, todos trabajando en la importancia de invertir en programas que se centren en el desarrollo de los niños en su primera infancia. De hecho, Heckman plantea que invertir en la educación de los niños de familias en situación de desventaja económica, desde su nacimiento a los cinco años de edad, contribuye a que ellos posteriormente alcancen mayores niveles educativos, mejores niveles de salud y a lograr mejores resultados económicos y sociales, así como a fortalecer las finanzas públicas. Tales programas incrementan la productividad y el potencial de ingresos de los individuos y reducen las desigualdades.
El planteamiento de Heckman reconoce que no todas las familias cuentan con los mismos recursos económicos, pero todas deben tener las mismas posibilidades de que sus niños en su primera infancia tengan acceso a programas que contribuyan a su desarrollo exitoso y saludable. Tales programas contribuirán a que más adelante sean también exitosos en su desarrollo educativo, alcancen altos niveles de escolaridad y posteriormente altos niveles de productividad en su trabajo y contar con un mejor desempeño social.
Los hallazgos de Heckman indican que es muy difícil identificar proyectos sociales que compitan con las altas tasas de rentabilidad que se alcanzan al invertir en el desarrollo educativo y social en la primera infancia de los niños, en particular, en sus primeros cinco años de edad. Asimismo, los programas de asistencia integral y educativa del desarrollo de los niños y niñas representan una política pública, que a diferencia de cualquier otra intervención, no tienen ningún “trade-off” entre equidad y eficiencia. Todo esto es de suma importancia para México, particularmente en este año electoral. Habría que esperar que algún momento las plataformas de los candidatos presidenciales reconozcan que muchos de los problemas que aquejan a México, como los bajos niveles de productividad y de ingresos de las personas, el reducido crecimiento económico del país, las desigualdades sociales que prevalecen, los problemas de salud y de criminalidad, pueden enfrentarse poniendo atención a las políticas que resultarían de considerar la diversidad de estudios que se están llevando a cabo en el contexto de lo que se conoce como la ecuación de Heckman.
Economista Senior de Grupo Financiero Banorte.
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