Alejandro Cervantes Llamas

Mayor crecimientoy menor inflación

25/04/2018 |01:01
Redacción El Universal
Pendiente este autorVer perfil

Durante esta semana, el Inegi dio a conocer dos informes económicos relevantes para el diagnóstico de la economía mexicana: el IGAE de febrero y la inflación de la primera quincena de abril. En ambos casos, tales indicadores apuntan hacia una mayor fortaleza económica en el inicio del año.

En el primer caso, el IGAE —que aproxima el desempeño de la actividad económica— registró un crecimiento anual de 2.4% en febrero, superior al 2% esperado por el consenso de analistas. A su interior, el sector primario presentó un incremento anual de 8.3%, mientras que la actividad industrial avanzó 0.7% gracias a un aumento anual de 4.5% de la construcción propiciado en parte por mayor obra pública. En contraste, la producción minera se redujo 5.7%, debido a un descenso anual de 6.8% de la extracción de petróleo y gas. Por su parte, la producción manufacturera registró un ligero crecimiento de 0.9% anual, como reflejo de una fuerte caída de 39.3% anual en la fabricación de productos derivados del petróleo y carbón, así como por un retroceso de 6.2% anual en la fabricación de accesorios y aparatos eléctricos. Ahora bien, la producción de equipo de transporte mostró un significativo crecimiento de 6.5%, mientras que la fabricación de maquinaria y equipo lo hizo en 5.7% anual. Asimismo, los servicios presentaron un avance anual de 2.9% y a su interior, destacó el crecimiento de 5.9% de las ventas al mayoreo y el incremento de 2.7% de las de menudeo.

Con lo anterior, en el primer bimestre del año la actividad económica registró un crecimiento anual de 2.2%, superior al 2% observado en el mismo periodo del año anterior. Asimismo, en igual periodo los servicios –que representan alrededor del 63% del PIB de México– alcanzaron un incremento de 2.9% anual.

Newsletter
Recibe en tu correo las noticias más destacadas para viajar, trabajar y vivir en EU

Por su parte, la inflación presentó un descenso de -0.35% en la primera quincena de abril, que resultó más acentuado que la previsión de -0.27% esperado del consenso de analistas. Con ello, la variación anual se ubicó en 4.69%, muy por debajo del 6.78% que se observó en diciembre del año anterior. Si bien la deflación de abril se explica principalmente por los subsidios a las tarifas eléctricas de verano implementados por la CFE, los analistas no anticiparon la trayectoria descendente que ha seguido el precio del gas LP, ni la caída sostenida de los precios de los bienes agrícolas, lo que ha derivado en una inflación muy por debajo de las expectativas, tanto del mercado como de los estimados que el Banco de México dio a conocer en su último Informe Trimestral.

En el caso del IGAE, el mayor dinamismo observado durante los dos primeros meses del año sugiere que el crecimiento de la actividad económica estará sustentado por la expansión de los servicios aunado a una significativa recuperación de la construcción derivado de un mayor gasto gubernamental de las entidades federativas y municipios que en el pasado ha coincidido con el proceso electoral de este año, lo que a su vez se reflejará también en un crecimiento de los proyectos de infraestructura. De igual forma, es probable que la incertidumbre en torno al proceso electoral que se llevará a cabo en nuestro país el 1º de julio pudiera verse reflejada en una cierta depreciación de la divisa mexicana durante el segundo trimestre del año. Ello implicaría una posible mayor demanda externa por productos mexicanos, con un impacto positivo en las exportaciones y la producción manufacturera mexicana. En este marco de referencia, cabe destacar que otros indicadores económicos –entre ellos el indicador de opinión empresarial del IMEF– también aluden a un mayor dinamismo de la industria manufacturera mexicana hacia delante.

Respecto a la inflación, si consideramos que la mayoría de los indicadores de salarios sugieren que éstos registraron un incremento significativo durante los primeros meses del año, la mayor velocidad de convergencia de la inflación hacia su meta de 3% implicaría mayores remuneraciones reales que contribuiría a que el consumo privado presente un mayor crecimiento que el previamente esperado para este año. De igual forma, la menor inflación que la previamente anticipada podría derivar en una política monetaria relativamente más laxa por parte del banco central durante el segundo semestre del año, que implicaría menores costos de financiamiento, lo que incentivaría e incrementaría a la inversión privada.

Por último, cabe señalar que si bien el panorama económico para el presente año enfrenta riesgos importantes –tales como la incertidumbre con relación a la renegociación del TLCAN– en su conjunto los dos informes del Inegi sugieren un mejor escenario para la economía mexicana en 2018 que el que previamente se había anticipado.

Economista Senior de Grupo Financiero Banorte.
Las opiniones que se expresan son responsabilidad exclusiva del autor.