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“Si su planeación es para un año,
siembre arroz. Si su planeación es para
10 años, siembre árboles. Si su planeación
es para 100 años, eduque a los niños”.
Kuan Chang (Siglo VII AC)
Mi columna del 23 de mayo se centró en el World Development Report 2018 del Banco Mundial titulado Learning to realize education’s promise, donde el tema central es la importancia de diferenciar entre escolaridad y aprendizaje. Si bien la brecha de escolaridad entre economías emergentes y avanzadas se está cerrando, la brecha de aprendizaje entre éstas dos es cada vez más amplia.
El documento describe cuatro características básicas con las que debería contar cualquier sistema educativo para lograr el aprendizaje. La primera —presentada en mi columna anterior— es que para que los estudiantes aprendan deben eliminarse las carencias de nutrición, los problemas de entornos insalubres y de falta de cuidados por parte de los padres y/o maestros, ya que todos ellos tienen efectos duraderos sobre el aprendizaje y el desarrollo cerebral de los infantes. La segunda característica fundamental es que el sistema educativo debe lograr una enseñanza efectiva, para lo cual la participación de los maestros es fundamental y para ello es necesario apoyarlos, tanto económicamente como incrementando su capital humano. Los profesores son el principal factor que contribuye al aprendizaje en las escuelas.
La tercera característica se refiere a la necesidad de que las escuelas cuenten con los insumos necesarios para propiciar el correcto aprendizaje de los alumnos. Ahora bien, hay que reconocer que en la mayoría de los casos la insuficiencia de insumos sólo explica una pequeña parte de la crisis del aprendizaje. Así, contar con los insumos no asegura mayores niveles de aprendizaje, particularmente en economías emergentes, ya que en muchos casos tales insumos no llegan a los estudiantes. Por ejemplo, en Brasil, la iniciativa de una computadora portátil para cada niño que se instrumentó en varios estados fracasó, ya que el programa se aplicó con un rezago importante de tiempo y en 40% de los casos los profesores informaron que éstas nunca se usaban en actividades escolares.
La cuarta y última característica que es deseable en un sistema educativo es la correcta gestión y administración de las escuelas. Esta última podría no tener un impacto directo sobre los niveles de aprendizaje de los estudiantes, pero sí lo tiene sobre el desempeño de los maestros y sobre el uso adecuado de los recursos e insumos.
La importancia del capital humano para el desarrollo humano, económico y social de los países tiene múltiples facetas. Otro campo de investigación con resultados importantes es el de la medición de las tasas de rendimiento en educación, cuyo concepto es similar al de cualquier proyecto de inversión. Así, la tasa de rendimiento de invertir en educación es aquella que iguala el valor presente de sus costos incurridos con el de los ingresos obtenidos a lo largo del tiempo. En un estudio reciente del Banco Mundial (George Psacharopoulos y Harry Patrinos; Returns to Investment in Education: A Decennial Review of the Global Literature, abril de 2018) se analizaron resultados para 139 países y se encontró que la tasa de rendimiento de un año adicional de escolaridad es de 9% y que dicho rendimiento se ha mantenido estable durante décadas. Ello, no obstante, que en ese periodo en todos los países los niveles educativos se han incrementado de manera importante, pero ello no ha reducido la rentabilidad de invertir en educación. Los resultados también muestran que las tasas de rendimiento son mayores en la educación primaria, en la educación de mujeres y en los países o regiones de un país con menores ingresos per cápita.
En el caso de México, es fundamental que el sistema educativo cumpla con las cuatro características básicas que fueron mencionadas para lograr el aprendizaje de los educandos. Ahora bien, hay que reconocer que tales características están incorporadas de alguna manera en la reforma educativa aprobada en 2013. Entre los objetivos de dicha reforma destacan: (1) La autonomía de las escuelas públicas; (2) la adopción de sistemas enfocados a la planeación de las clases, la capacitación de los maestros y la eficiencia en la gestión de las escuelas públicas; y (3) el incremento de los recursos para la educación básica en entidades marginadas. Si bien hasta ahora su implementación dista mucho de ser perfecta, es de suma relevancia seguir avanzando en ella y preservar el marco legal que garantice hacia adelante la correcta implementación de dicha reforma. Ello considerando que el rezago en los niveles de aprendizaje de la población mexicana son significativos, aun si los comparamos con los de otras economías latinoamericanas.
Por último, el borrador del World Development Report 2019 del Banco Mundial está dedicado a cómo está cambiando la naturaleza de los trabajos (The Changing Nature of Work) y cómo los nuevos empleos requieren mayores niveles de capital humano. Las nuevas tecnologías tanto en manufacturas como en los servicios están requiriendo nuevas habilidades para el trabajo, aumentando la demanda para algunos trabajadores muy calificados, mismos que obtendrán altas remuneraciones, mientras que las de otros perderán fuerza. Una característica muy importante del capital humano es que facilita aprender nuevas habilidades, particularmente, si la inversión en dicho capital se lleva a cabo en los primeros años de los infantes.
Director de Analítica en Grupo Financiero Banorte. Las opiniones que se expresan son responsabilidad exclusiva del autor.