La atención de los mercados y de los analistas económicos en los últimos dos días se ha centrado en los resultados del proceso electoral que se llevó a cabo en nuestro país el 1 de julio. Como consecuencia, la mayoría de los economistas dejaron de lado el análisis de las cifras de mayo de remesas familiares publicadas por el banco central. Considero relevante dedicar el espacio de esta columna a analizar el flujo de remesas y la dinámica migratoria en EU, particularmente, por el positivo desempeño que está registrando ese ingreso del exterior.
De acuerdo con las cifras del Banco de México, en mayo el ingreso por remesas familiares ascendió a 3 mil 096.7 millones de dólares, lo que representó un crecimiento de 19.8% anual. Dicho monto mensual es el más alto observado en la serie histórica de esta variable. Asimismo, en el acumulado de los primeros cinco meses del año, las remesas alcanzaron 12 mil 849.1 millones, lo que constituyó un incremento de 11.4% respecto al mismo periodo del año anterior.
El fuerte dinamismo que presentó en mayo el ingreso por remesas está explicado por dos factores que se comentan a continuación, más que por la evolución reciente en EU del empleo de los trabajadores mexicanos inmigrantes. Estos factores son: (1) la fuerte depreciación de la divisa mexicana; y (2) la política anti-migratoria en ese país. En cuanto al tipo de cambio, cabe recordar que en mayo la divisa mexicana registró una depreciación de 5.1% con relación al dólar. Si bien es cierto que en el agregado la apreciación o depreciación de la divisa no tiene una incidencia sobre el envío de remesas, en el corto plazo una fuerte depreciación del peso sí puede tener un impacto sobre el flujo enviado, simplemente porque en términos relativos se incrementa en México el poder adquisitivo de la remesa con relación a su poder de compra en EU.
Por su parte, el flujo de remesas también ha respondido a la política anti-migratoria de la administración actual en EU. Al analizar las cifras recientes de la Current Population Survey, que lleva a cabo el Buró de Estadísticas Laborales (BLS por sus siglas en inglés) y que es la encuesta mensual que permite darle seguimiento al empleo y el desempleo en ese país, resulta que de enero a mayo el nivel de ocupación de los migrantes mexicanos se redujo en 125 mil plazas, lo que constituye la mayor caída desde que la institución empezó a incorporar las cifras de migrantes en su encuesta laboral. Adicionalmente, si consideramos que el crecimiento de las remesas familiares también ha superado al incremento de los salarios y de la masa salarial de los mexicanos inmigrantes en EU, se puede concluir que el mayor flujo de remesas observado en 2018 también obedece a que probablemente los trabajadores migrantes mexicanos están descontado que enfrentan una mayor probabilidad de ser deportados.
Hacia adelante, el ingreso de México por remesas dependerá tanto del incremento de la masa salarial de los migrantes mexicanos en EU, como de la política migratoria en ese país y en algunos meses o temporalmente también del comportamiento del tipo de cambio peso/dólar. Si bien las variables fundamentales que alimentan el envío de remesas son el comportamiento del empleo y de la masa salarial de los trabajadores mexicanos en EU, en la medida que dichos trabajadores incrementen su expectativa sobre el peligro de ser deportados, ello reducirá también de manera significativa su expectativa de ingreso permanente y consecuentemente aumentaría su deseo por enviar rápidamente estos flujos a sus familiares en México.
Director de Analítica en Grupo Financiero Banorte. Las opiniones que se expresan son responsabilidad exclusiva del autor.