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Maurizio Sarri
se proclamó campeón de la Europa League con el Chelsea . Ahora, los rumores —bien fundamentados— apuntan a que el técnico de 60 años de edad dirigirá la próxima campaña a la Juventus .
En Stamford Bridge se ciernen nubarrones. La entidad londinense quiso dar un cambio de rumbo el pasado verano con la contratación del italiano, tras una época en la que Mourinho y Conte habían sido los inquilinos del banco Blue. El equipo de Abramovich optaba por algo diferente a la hora de volver a poner al Chelsea en la lucha por lo más alto de la competición inglesa.
Maurizio Sarri
es un entrenador contracultural. En el país que vio nacer el Catenaccio, busca el toque, la alegría y el defender a través de la posesión, más cerca de Guardiola (con todos los matices del mundo) que de Ranieri. El trabajo en el West End de Londres le iba a suponer un reto muy grande, el mayor de su carrera.
Un hombre hecho a sí mismo que llegó a la cumbre desde lo más bajo, trabajando con convencimiento y fiel a su filosofía, por fin obtuvo el premio —en forma de trofeo— a una vida dedicada al estudio y la táctica.
La temporada estuvo plagada de claroscuros para el veterano entrenador. Un inicio prometedor que pronto se fue diluyendo. Los resultados han acompañado al míster; sin embargo, las sensaciones no han sido las esperadas y es normal. Una plantilla confeccionada para jugar como querían entrenadores que son la antítesis de Sarri difícilmente podía asimilar los conceptos del nuevo adiestrador. Con un verano de pocos fichajes, se auguraba un año de transición y lo que parece que podía ser una buena temporada, en busca de que el director de orquesta siguiese colocando notas en la partitura Blue, se trunca con la prohibición de fichar durante dos ventanas del mercado.
Sin la capacidad de que Sarri pueda moldear un equipo a su imagen y semejanza, esos rumores a los que apuntaba —respecto a su marcha a la Juventus— toman cuerpo y fuerza. Una orquesta no puede tocar la marcha Radetzki con xilófonos, y eso es lo que va a tener el Chelsea esta próxima campaña.
Hazard ya dijo que se iba de Stamford Bridge . La llegada de Pulisic parece insuficiente para que el proyecto siga creciendo y todo apunta a que la sinfonía del maestro Sarri quedará truncada en sus primeros acordes. En Stamford Bridge , las notas comienzan a desafinar y la sinfonía parece que quedará inacabada.
Malos tiempos para el Chelsea, malos tiempos para la lírica.
@AitorAlexandre
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