El mensaje del jueves del presidente Enrique Peña Nieto sobre el más reciente acto de hostilidad hacia México del presidente Donald Trump es, sin duda, una muy buena pieza de oratoria. En su respuesta al envío de la Guardia Nacional de Estados Unidos a la frontera Peña Nieto pasó de la suavidad a la firmeza. Podría decirse, en una expresión usada al norte del río Bravo, too little too late, pero no puede negarse que es un avance en términos retóricos, uno que ciertamente sus críticos le habíamos exigido. La palabra es el primer recurso de la diplomacia, y es indispensable usarla correctamente porque a veces ahorra el costo de las acciones.
No obstante, tres razones justifican el escepticismo. 1) En política no se cometen errores, dice una frase atribuida a Obregón; se comete un error, todo lo demás es consecuencia. El pecado original de este gobierno fue traer a Los Pinos al entonces candidato republicano cuando su campaña iba a la baja y sus alardes antimexicanos al alza, hacer en la praxis proselitismo por ese personaje y apostar a su favor mientras él humillaba a México. Se trata de una pifia histórica que llevó a la renuncia del entonces secretario de Hacienda Luis Videgaray, quien sin embargo no acepta que se equivocó al invitar al ahora presidente estadounidense. De ahí deriva la postura débil y sumisa que Peña Nieto y el ahora canciller Videgaray han adoptado en su relación con Trump, en vano afán de complacerlo y apaciguarlo. Cuesta trabajo, pues, creer que más allá del viraje discursivo esa conducta cambie en los hechos.
2) Como se sabe, la psicología de Donald Trump es la de un bully que escala sus agresiones cuando sus interlocutores muestran temor. Nuestro gobierno ha actuado medrosamente: después de que él insultó a los mexicanos en su campaña, Peña lo agasajó en la residencia oficial; cuantas veces ha afectado a México la respuesta ha sido tímida o inexistente; cada que ha lanzado un tuit ofensivo para nuestro país, nuestro secretario de Relaciones Exteriores, que se la vive en Washington, ha continuado sus conversaciones allá como si nada hubiera pasado. Es decir, las bravatas verbales o factuales trumpianas no han enfrentado el rechazo de nuestras autoridades. Por eso parece ilógico suponer que la primera vez que se le responde en el tono adecuado el señor rectifique o modere un poco su actitud. Y menos si esa respuesta fue concertada, si el mensaje en cuestión se pactó con la Casa Blanca, como sugiere el silencio de Trump.
3) Sería una ingenuidad pensar que en la decisión de Enrique Peña Nieto no haya un cálculo electoral. Estamos a menos de tres meses de la elección y todo lo que dice o hace el presidente está en función de levantar a su desfalleciente candidato en la contienda presidencial. Jugar la carta nacionalista, llamar a la “unidad nacional” y acusar de “mezquinos” a quienes no caemos en la trampa (eso hacen los trolls del nado sincronizado gubernamental), es rentable en medio de su crisis de impopularidad, pues Donald Trump es quizá la única persona a quien los mexicanos repudian más que a Peña Nieto. El problema es que, aunque la unidad contra Trump ya existe, el cierre de filas en torno al presidente solo podría gestarse si el discurso del jueves, que por insólito tuvo un impacto positivo, se tradujera en decisiones que demuestren firmeza.
Por todo ello, vale preguntar: ¿qué sigue, presidente? Urge que el canciller nos diga qué va a hacer. ¿Va a exigir el retiro de la Guardia Nacional de la frontera? ¿Va a reclamar respeto a los derechos humanos de los migrantes y el apoyo a los jóvenes DACA? ¿Va a demandar que se detenga el tráfico de armas a México? Y si eso no ocurre, ¿va a suspender, como pidió el Senado, la cooperación en materia de seguridad y/o de migración? Díganos qué medidas concretas y específicas va a tomar. Porque hoy por hoy no le pide nada a Estados Unidos; la agenda bilateral es, en realidad, unilateral; solo incluye los temas que le interesan a Donald Trump, quien ya pasó de las palabras a los hechos. ¿Y usted? ¿Por fin va a atreverse a exigirle algo y a actuar si no cede?
Quedamos en espera de su plan de acción.
Coordinador de asesores de PMF.
@ abasave