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Niños con cáncer arman robots

Iván y Emmanuel, quienes padecen esta enfermedad, han participado en competencias de robótica y ciencia, en las que idearon cómo sobrevivir en la Luna

Niños con cáncer arman robots
25/05/2019 |02:21
Redacción El Universal
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Texto: AMÉRICA MANZANO
Fotos: VALENTE ROSAS

Es un día soleado en la Ciudad de México e Iván y Emmanuel no dejan de ser inquietos y juguetones, a simple vista parecen completamente sanos, pero en realidad tienen cáncer. Lo que los hace felices es pertenecer a Robosonrisas, el primer equipo de robótica para niños que padecen esta enfermedad en México, el cual surgió como una iniciativa de Vitronik 6170, un grupo de estudiantes de la Universidad Tecmilenio campus San Luis Potosí y la filial de Dr. Sonrisas en el estado.

Quienes coordinan el proyecto son, por parte de Vitronik 6170, Marco Antonio Bustos y Miguel Ángel García; mientras que Sara Cristina Vaca participa por Dr. Sonrisas, organización de asistencia infantil que, entre otras cosas, se distingue por visitar hospitales y centros de rehabilitación para apoyar anímicamente a niños con cáncer, VIH y sida, por medio de la diversión.

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Ellos creen que instruirlos en la ciencia y animarlos a competir en torneos ayuda a los menores de edad a confiar en sí mismos, además encuentran un propósito para combatir la enfermedad.

Los integrantes de Robosonrisas son: Iván Díaz de León, Emmanuel Olivares, Omar Leonel del Pozo y Jesús Alfredo Mendoza. La mayoría son potosinos y tienen entre seis y 10 años de edad.

Niños con cáncer arman robots

Misión a la Luna

Acompañados por sus madres, Iván y Emmanuel viajaron a la Ciudad de México a principios de este año para competir en el First Lego League, un torneo organizado por una marca de juguetes para impulsar la creatividad de los niños y jóvenes interesados en temas de ciencia, robótica y tecnología espacial.

La razón por la cual únicamente ellos pudieron asistir fue porque Omar y Jesús, los otros dos integrantes de Robosonrisas, no estaban en buenas condiciones de salud para hacer el viaje.

El concurso se llevó a cabo en las instalaciones del Tecnológico de Monterrey, en la alcaldía Tlalpan. Los chicos participaron en la categoría Junior, dentro del desafío Mission Moon, el cual consistió en idear soluciones creativas para simular la supervivencia del ser humano en la superficie lunar.

Para ello se construyó una especie de base espacial en la que los equipos debían idear la forma en la que resolverían problemas que implican un alunizaje, como los insumos de comida, agua, oxígeno, transporte y hasta entretenimiento. Todas las soluciones propuestas se representaban en una maqueta elaborada completamente con piezas de Lego.

Para tener una buena participación, los niños de Robosonrisas y sus mentores de Vitronik 6170 se reunieron en San Luis Potosí desde octubre del año pasado para familiarizarse con términos de robótica y conceptos sobre la Luna.

En el día del evento pusieron a prueba los conocimientos aprendidos. Mientras ellos trabajaban en su maqueta, alrededor había decenas de niños con trajes de robots y otros usaban playeras con estampados de temáticas sobre viajes espaciales. El lugar fue decorado con esculturas de cohetes, lunas y satélites a escala hechas con juguetes.

Los padres de los participantes dijeron sentirse emocionados con cada equipo que pasó al frente. No dejaron de aplaudir y dar gritos de apoyo desde el fondo de la sala. “Se sentía la amabilidad por parte de los organizadores y el respeto del público”, mencionan.

Emmanuel e Iván aseguran que se sintieron muy felices armando sus propuestas y aprendieron mucho de los otros concursantes: “Fue de lo más divertido, a todos les gustaba lo que hacían. Quiero seguir haciendo robots”, señaló al final de la competencia Emmanuel, de seis años de edad.

El cáncer infantil en México

De acuerdo con datos del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y Adolescencia, el registro de niños y adolescentes diagnosticados con cáncer en el país, hasta 2017, fue de 89.6 casos por un millón de habitantes.

La cifra continúa creciendo, pues cada año se detectan entre 5 y 8 mil nuevos pacientes con esta enfermedad.

Si los afectados no tienen algún tipo de seguridad social, los costos de los tratamientos en hospitales privados suelen ser elevados. Las cantidades varían con cada tipo de cáncer y el nivel de avance que tenga en el organismo. La fluctuación de los precios puede ir de los 300 mil hasta los 2 millones de pesos.

Aunque la mayoría se detectan a tiempo y son totalmente curables, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en México 70% de los casos en niños son identificados en etapas muy avanzadas, por lo que las esperanzas de contrarrestarlo disminuyen.

En comparación con países de mayor desarrollo económico y servicios médicos especializados, como Suiza, Alemania o Estados Unidos, donde nueve de cada 10 menores de edad a los que se les detectó el cáncer oportunamente sobrevivieron, en México sólo cinco lo logran, así lo señala la información del Registro de Cáncer en Niños y Adolescentes.

Asimismo, la Secretaría de Salud (Ssa) advierte que el cáncer más común en los niños mexicanos es la leucemia, la cual abarca 52% de los casos totales. También indica que esta enfermedad, en todas sus variantes, es la principal causa de muerte en menores de edad entre cinco y 14 años, con alrededor de 2 mil 300 fallecimientos anuales.

Por ello, la mejor forma de combatirlo es la prevención. Aun cuando se haya detectado oportunamente y tratado de manera eficaz, se recomienda estar alerta. Son necesarios cinco años en promedio para descartar cualquier reaparición.

La felicidad ayuda a enfrentarlo

Los momentos más difíciles que vivió Anahí Martínez, mamá de Iván, ocurrieron al enterarse de la enfermedad de su hijo. Comenta que llegó a cargarlo en brazos por más de 10 cuadras, para no usar transporte y ahorrar lo máximo posible, pues las medicinas y los tratamientos son costosos y no siempre contaba con los recursos para comprarlos.

“Por la enfermedad, los niños deben tener un cierto estilo de vida; por ejemplo, no pueden agitarse o fastidiarse mucho. La atención que demandan de los padres es demasiada, además [el cáncer] representa un fuerte impacto para la economía familiar”, menciona Anahí.

Afortunadamente para Iván y su madre, el niño fue diagnosticado en una etapa temprana y el mal no se expandía a otras partes de su cuerpo. Con los tratamientos y las quimioterapias logró superar el cáncer y actualmente está bajo revisión médica constante.

De toda esa experiencia, lo que más recuerda Iván, de ocho años, son las múltiples inyecciones: “Era muy molesto, me picaban mucho en las piernas, me dolía mucho, odiaba que me hicieran todo eso, pero ahora estoy bien”.

Por su parte, a su compañero Emmanuel le dijeron que tenía leucemia a los cuatro años. A mediados del año pasado inició los tratamientos. Al igual que Iván, comenta que ha tenido momentos muy dolorosos en su tratamiento.

Aunque las sesiones de radiación con quimioterapia lo afectan física y anímicamente, procura mantenerse positivo y con la esperanza de recuperarse.

Su mamá, Helen Moreno, dice que la separación con su esposo ayudó a mejorar la condición del niño. Su familia sufrió episodios traumáticos e incluso llegaron al punto de quedarse sin casa. Asegura que los problemas y las discusiones causadas por la desgastada relación con su marido, únicamente empeoraban la salud del pequeño Emmanuel.

Estudios realizados por el Instituto Nacional de Cancerología muestran que entre 15% y 25% de los pacientes desarrollan depresión en alguna etapa de la enfermedad, por lo que consideran importante que las familias se mantengan fuertes y estables para mejorar el estado anímico durante el tratamiento y la recuperación posterior.

Por ahora, Iván y Emmanuel se sienten felices por la oportunidad de asistir al First Lego League, en donde los organizadores les otorgaron una medalla y un reconocimiento honorífico por su participación.

Los niños regresaron a su natal San Luis Potosí para practicar y aprender más sobre el armado de robots, puesto que siguen avanzando a nuevas fases del concurso, incluso a nivel nacional.

Iván y Emmanuel se dicen muy emocionados por lo que se avecina, tienen propósitos y sueños que no se imaginaron poder realizar antes de unirse a Robosonrisas y de contar con el apoyo y asesoría de Vitronik 6170.