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Texto: Yetlanezi Holguín
Fotos: Cristopher Rogel Blanquet
Fotos: Cristopher Rogel Blanquet
Un sábado por la madrugada, la sed despertó a Berenice Ruiz. Al regresar a su recámara, se desvaneció sin motivo aparente. A la mañana siguiente, sus padres la llevaron al hospital para realizarle estudios y averiguar qué había provocado la caída. Días después, los médicos llamaron a su casa. Tenían que internarla de emergencia.
Una descompensación en sus niveles de azúcar y una fuerte carga genética provocó que a los 15 años fuera diagnosticada con diabetes tipo 1. Desde entonces padece esta enfermedad.
La doctora le comentó que tendría que modificar ciertos hábitos y comer con restricciones, además de aprender a inyectarse insulina, medirse los niveles de glucosa en la sangre y hacer ejercicio.
“Para mi fortuna, me diagnosticaron a los 15, una edad en la que ya podía comprender mejor lo que ocurría. Soy consciente de lo que me pasa y puedo hacer algo al respecto”.
El primer cambio para Berenice fue tener que inyectarse y usar el glucómetro. Aprendió a hacerlo por sí misma, pues estos hábitos le ayudan a tener un control estricto de sus niveles de azúcar y de la cantidad de insulina que debe usar diariamente.
“Es cansado estarme inyectando, yendo a doctores o que mi nivel de azúcar no sea el ideal, aunque lo intente”, lamenta la joven.
Aunado a ello, hay alimentos a los que debe renunciar, como el pan de dulce. Berenice asegura que fue difícil dejarlo, pues es un gusto heredado de su padre y uno de los mayores sacrificios que ha hecho, al igual que acostumbrarse a comer verduras.
“A veces siento que ya me cansé de estar enferma, es como tener un trabajo que no te gusta, vas todos los días a la oficina, se te hace una rutina y piensas: ‘Ya quiero renunciar, pero no puedes’”.
Según la Federación Internacional de Diabetes, en el mundo 542 mil niños viven con diabetes tipo 1, mientras que 78 mil la desarrollan. En el caso de la diabetes tipo 1 o juvenil, el páncreas no produce insulina, una hormona que ayuda a que la glucosa ingrese a las células y éstas produzcan energía que es necesaria para el cuerpo, porque sin ella el azúcar se queda en la sangre.
La vocera de la Federación Mexicana de Diabetes, la doctora María del Mar Aguirre Salmones, comentó que en México no se tiene un registro específico de las personas que padecen esta enfermedad, sólo existen datos por parte de la Secretaría de Salud que indican que el año pasado había una tasa de cinco personas por cada 100 mil habitantes que desarrollan diabetes tipo 1.
Por otra parte, la variante tipo 2 va en aumento en México en niños, a causa de la obesidad. Nuestro país ocupa el sexto lugar mundial en número de personas con diabetes.
A pesar de todo, Berenice considera que su vida lleva un ritmo normal y dice no sentirse diferente o excluida. “Hay veces que es necesario explicar qué es lo que puedo o no comer, nunca he tenido problemas con decir lo que tengo, pero no es necesario estarlo diciendo”.
De la raíz al cereal
Aileen Chávez, Sabrina Lamadrid y Gerardo Gutiérrez, estudiantes del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud (CICS) , crearon un cereal a partir de una base de camote que combate enfermedades metabólicas , como la diabetes, la obesidad y el colesterol alto , para que las personas que padecen esta enfermedad, como Berenice, puedan consumirlo.
La idea de hacer un alimento con esta raíz se generó a partir de un proyecto escolar en el que los estudiantes debían elaborar un producto innovador que pudiera contribuir a la alimentación de los mexicanos.
Jóvenes del IPN crean cereal para combatir la diabetes
Aseguran que el camote tiene dos beneficios principales: el primero es que contiene almidones complejos que suministran energía a lo largo del día, es decir, que mantendrán un índice glucémico estable, sin sentir hambre. La segunda ventaja es que contiene carbohidratos que brindarán glucógeno.
Los estudiantes comentan que el alimento no ha sido explotado como en algunas partes de Latinoamérica, donde su consumo es mayor, pues se usa para sustituir la papa, esto a pesar de que hay estados en el país, como Puebla, que son grandes productores.
Además de contener este tubérculo, el cereal está enriquecido con otros ingredientes, como la avena, que aporta al cuerpo proteína, carbohidratos, fibra y disminuye el colesterol. Además contiene leche para aportar calcio y edulcorantes naturales para potenciar el sabor.
Al inicio del proyecto, pensaron en hacer una avena instantánea, pues creen que es un buen alimento para comenzar el día; sin embargo, al público no le atraía su apariencia.
El equipo ideó una manera de continuar usando camote como materia prima para crear un alimento. Querían integrar la misma base que tenían con la avena pero de una manera atractiva. La solución fue hacer un cereal. “Ahí nos topamos con otra dificultad. No teníamos ni idea de cómo hacerlo, por lo que buscamos apoyo con los profesores”.
El primer problema fue no contar con una hojuelera. Buscaron costos, pero no podían cubrirlos, pues su valor es de aproximadamente 20 mil pesos, además de no considerarlo una buena inversión, pues no lo veían como un proyecto a futuro, por lo que decidieron hacer las hojuelas a mano.
También surgió un problema en cuanto a la materia prima del producto: el camote amarillo es un vegetal poco común en la Ciudad de México y se da sólo por temporadas, por lo que al equipo se le dificulta conseguirlo.
Jóvenes del IPN crean cereal para combatir la diabetes
Después de que la nota se publicara en Conacyt, los estudiantes no esperaban que su invento tuviera tanto éxito en los medios, pues para ellos sólo era un proyecto escolar, lo cual los ha motivado para seguir innovando, ya que buscan producir el cereal a nivel industrial.
Sin embargo, actualmente el proyecto está en pausa, pues los alumnos iban a exponer su idea en el Hospital de Santa Catarina, pero a causa del sismo del 19 de septiembre pasado, no pudieron hacerlo.
Camote como opción
Berenice comentó que es bueno que se creen productos pensados en diabéticos, sobre todo si son “botanas” . “Cuando se quiere sustituir un alimento por otro, el sabor es lo que más importa”. Opina que es una buena opción para quienes desean mantener una alimentación sana.
La nutrióloga y educadora en temas de diabetes, Angélica Gómez Tovar, de la Asociación Mexicana de Diabetes, comentó que cualquier persona que tenga enfermedades metabólicas, sobre todo las que padecen diabetes y están controladas, pueden consumir cualquier tipo de alimento de manera moderada y explica que, aunque se trata de un buen producto, sigue tratándose de carbohidratos.
Para la doctora Gómez, la ventaja del cereal es que está hecho de manera natural, pues las marcas comerciales tienen colorantes y saborizantes artificiales; sin embargo, el nivel calórico no cambia en comparación con los cereales que existen en el mercado.
Concluyó que podría recomendarlo dentro de la dieta de sus pacientes de forma complementaria con otros productos.
Berenice comenta que al conocer su condición, nota que las personas saben poco acerca de la enfermedad y pueden llegar a tener una idea equivocada de que las personas con diabetes no pueden comer casi nada.
“Realmente puedes tener una vida normal, el problema es que, si no te cuidas debidamente, los doctores comienzan a decirte que a los 30 o 35 años puedes tener una falla renal o alguna otra enfermedad, es lo que me puede impactar, porque me hacen pensar que puedo padecerlo. Por ese lado sí me da miedo, pues es cierto lo que dicen, es una enfermedad silenciosa, puede que no te des cuenta, pero a la larga ves los resultados por no cuidarte.
“Para mí, después de enfermarme, fue madurar, no soy la misma persona que era antes, soy más comprensiva y veo el mundo de otra forma. Antes me tomaba muy a pecho las cosas, ahora no es así. La verdad nunca he sentido que nadie me comprende, a pesar de que no estaba muy sana, lo he sabido llevar”.