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Un fenómeno que hasta hace unos años era visto como algo normal de pronto amenaza las playas del caribe mexicano: una mancha que luce como pasto café flotando en el mar; que se enreda en las piernas de los turistas que se atreven a nadar, se descompone con rapidez sobre la arena y desprende un mal olor.
Fotos: Alejandra Leyva y Cortesía Alquimar
El sargazo es una macroalga parda que según Brigitta Ine Van Tussenbroek, especialista en pastos marinos de la UNAM, está cerca de ocasionar un severo desastre ecológico, que afectará también las principales actividades económicas del estado.
Para combatir este problema, un grupo de jóvenes crearon Alquimar, la empresa que fundó la primera planta piloto para procesar sargazo en México, ganadora del Premio Latinoamérica Verde y reconocida entre las mejores 40 empresas verdes del país.
Cuando comenzó la afluencia masiva del sargazo, Norma Martínez, química en Alimentos egresada de la UNAM tenía 26 años. Trabajaba en la Ciudad de México, pero recibió una invitación para mudarse a Cancún, para investigar cómo utilizar las algas, un recurso que entonces había a manos llenas.
Los jóvenes de Alquimar comenzaban a investigar y la macroalga ya invadía las playas de Quintana Roo de forma inusual. Pensaron en desarrollar con ese tipo de flora alimentos para peces, aditivos alimentarios para humanos, extraer antioxidantes y fabricar bio fertilizante . El proceso que utilizan para obtener Alginato de Sodio es usado para transportar medicamentos y elaborar hidrogeles .“Incluso tus lentes de contacto están fabricados de este material”.
“Esta flora tiene componentes interesantes que podemos aprovechar de muchas formas”,sin embargo Norma y sus compañeros buscan incursionar en enriquecer los materiales textiles para fabricar telas más resistentes, con mayor durabilidad y con colores más vivos gracias a este compuesto.
El producto también se ocupa para la cocina, de hecho ya fue probado por cocineros y chefs locales en sus recetas, sin embargo aún no se comercializa pues no han obtenido el permiso de la Cofepris .
Camino al desastre ecológico
Según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales , la primera vez que se reportó la llegada de cantidades atípicas de esta macroalga parda en las costas del Caribe Mexicano fue en el verano de 2013. Luego, a finales de 2014 y durante 2015, la situación se volvió constante, incluso arribaron dos metros cúbicos por cada metro lineal de playa según información de Semarnat.
Por tratarse de un fenómeno reciente, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad aún no tiene una explicación precisa sobre por qué ha incrementado la cantidad de esta alga, aunque algunas teorías lo atribuyen al aumento de temperatura del agua o el uso de fertilizantes en la agricultura.
Aún sin tener claros los motivos, especialistas coinciden en que el problema continuará, e incluso podría empeorar ya que su llegada es progresiva cada año, de ahí la importancia de tener alternativas de manejo integral.
La Secretaría del Medio Ambiente indicó que con las primeras mallas de contención, fueron captados 138 mil metros cúbicos de sargazo del 19 de junio al 24 de agosto en siete municipios del Estado de Quintana Roo . Aunque autoridades planean colocar una barrera de 27 kilómetros.
“Hemos tomado muestras en toda la costa de Quintana Roo, desde Isla Blanca, un lugar cercano a la punta norte de Quintana Roo hasta Xcalak , el último punto en los límites con Belice”, comenta la directora de Alquimar.
Entre los riesgos ecológicos de que esta alga se descomponga en la costa, están que otros organismos crezcan encima, impidiendo que la luz solar llegue a los ecosistemas acuáticos, robando oxígeno a las plantas y animales; y a largo plazo puede afectar el arrecife mesoamericano.
El sargazo también se acumula en playas donde las tortugas marinas desovan, los trabajos de limpieza deben hacerse manualmente pues corren el riesgo de quedar atrapadas en la maquinaria pesada.
Una alternativa sustentable
Norma Martínez y sus diez compañeros de Alquimar lograron pasar del papel y de las pruebas en laboratorio a fundar una empresa que aprovecha el desecho de las playas.
Tras dos años de investigación independiente, presentaron el proyecto ante el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y el Instituto Nacional del Emprendedor que les valió obtener los apoyos suficientes para abrir las puertas de la primera planta piloto de Alginato de Sodio en Cancún Quintana Roo y en el país entero, que usa exclusivamente plantas marinas. Su materia prima no sólo es el sargazo, también utilizan algas rojas,pardas, verdes, fotosintéticas y otros microorganismos.
“Detrás de Alquimar hay un trabajo científico respaldado, tenemos propiedad intelectual y dos patentes registradas. Llevamos tres años trabajando con este proyecto, es más elaborado. Queremos ser más efectivos y dar una solución integral”, comenta la joven mexicana.
El equipo de Alquimar es multidisciplinario, fue fundada por el abogado Luis Massiá Nebot, y está integrada por ingenieros industriales, químicos y administradores que cuidan que el proceso se lleve a cabo de la forma más eficiente.
Por ahora, sólo tienen capacidad de procesar una tonelada por día, pero esperan que en en un futuro sea posible dar una solución más eficiente y a gran escala.
Gracias a su investigación fueron autorizados por la Secretaría del Medio Ambiente de Quintana Roo como un centro de acopio. “Tener esta licencia quiere decir que la Secretaría del Medio Ambiente del estado nos ha autorizado para procesar el sargazo. No es un permiso cualquiera, es una validación que te da SeMa al reconocer que sí lo sabes manejar. Te dice, si sabes darle un uso a este residuo, adelante: manejalo”, explica la ahora directora de Alquimar.
Todo comienza cuando los diez trabajadores que conforman la empresa, van a las playas en una camioneta y ellos mismos recogen una parte del pasto que se descompone. Luego, la trasladan hasta su planta y ellos mismos llevan a cabo los procesos químicos. Desde su creación, la planta tiene la filosofía de aprovechar al máximo los recursos y disminuir el uso de energía. “Nuestra planta es cero residuos, para nosotros a cada producto y subproducto podemos darle valor comercial, si usamos estos desperdicios”, comenta.
Alquimar es una de las muchas iniciativas que se han presentado para aprovechar este deshecho, pero el principal diferenciador con otras iniciativas es que la planta fue reconocida por su sólido trabajo científico en los premios Latinoamérica Verde cuya sede está en Guayaquil, Ecuador. El concurso tiene como objetivo impulsar proyectos y emprendimientos innovadores que promuevan la economía responsable con el medio ambiente.
Tras haber sido seleccionados como finalistas dos integrantes del equipo se reunieron para viajar al país sudamericano a mediados de agosto. La planta resultó ganadora en la categoría de Océanos, compitiendo con otra empresa mexicana y una colombiana.
“El premio reconoce los esfuerzos de los quintanarroenses por conservar nuestras playas. Esto nos puede abrir las puertas para darle un escalamiento que en un futuro pueda atender la necesidad de todo el estado. Entonces esta iniciativa plasma bastante bien cómo transformar un efecto negativo en algo positivo” explica la joven.
Alquimar fue seleccionada como una de las 40 empresas verdes más importantes de México y siguen compitiendo en el Cleantech Challenge México .
Además, el proyecto colabora con universidades de todo el país, entre ellas la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma de Coahuila, la Université de Lille en Francia y la Universidad del Caribe.
“Nosotros no podemos procesarlo todo, estamos conscientes de eso ahorita lo que está haciendo Secretaría del Medio Ambiente es buscar disposición. Somos una iniciativa sustentable, pero hay otras, hay quien lo hace composta, hay gente que lo utiliza como bio fertilizante, la idea es que en un futuro una fundación reúna a todas estas iniciativas”, concluye Norma.