Más Información
SEP debe informar sobre objetos peligrosos en revisiones escolares: Inai; violencia escolar ha ido en aumento
Videojuegos, el nuevo gancho del crimen para captar menores; los atraen con promesas de dinero y poder
“Vamos a dar apoyo a los pequeños agricultores por sequía en Sonora”; Claudia Sheinbaum instruye a Berdegué
horacio.jimenez@eluniversal.com.mx
Nairobi.— A 15 mil kilómetros de México, en el corazón de Kenia, país del continente africano, hay un oasis culinario mexicano que es un restaurante de comida tradicional y cuyos dueños son una ciudadana keniana y un inmigrante hindú.
En la Fonda NBO, los comensales locales y extranjeros pueden degustar mole poblano, birria, tacos, tlayudas, cochinita pibil, carnitas y hasta barbacoa cualquier día de la semana.
Salisha Chandra tiene 44 años, nació en Kenia, pero tiene la nacionalidad de India por sus padres. Su marido es Yash Krishna, quien tiene 41 años y es hindú. Ambos son dueños de este restaurante de comida mexicana desde hace un año y tres meses.
La historia de cómo nació el único sitio donde disfrutar comida típica mexicana en el corazón de África comenzó cuando Salisha y Yash vivían en Chicago, Estados Unidos, país en el que convivieron con muchos mexicanos y además amaron la comida nacional.
Interesados en la cultura, viajaron a México, de donde se llevaron a Kenia 35 tipos de semillas diferentes como jitomate, orégano y epazote, así como chiles de árbol, poblano, habanero y guajillo, entre otros, porque no es posible conseguirlos en el país africano. Ese es uno de los secretos del éxito de su restaurante.
En Estados Unidos, Salisha tenía un jefe que era mexicano. Ella trabajaba como agente de ventas, tenía que tratar con muchos mexicanos y por eso aprendió a hablar español.
Esto les favoreció porque le han dado un toque muy nacional a su negocio e incluso sus 32 empleados, todos kenianos, entienden algunas palabras en español como “hola”, “muchas gracias” y “bienvenidos”. Los platillos deben ser llamados en castellano y no se usa el inglés, que es la lengua oficial, junto con el swahili.
A pesar de estar tan lejos de la República Mexicana, el menú también ofrece tostadas, salsas, sopa de tortilla, chilaquiles, huevos, quesadillas, tacos, enchiladas, rajas, frijoles, chiles rellenos y albóndigas. Todo es servido con tortillas.
Los postres no pueden faltar y el restaurante ofrece paletas de hielo, pastel de tres leches, churros con chocolate y cajeta, flan de café y hasta buñuelos. También hay aguas típicas como de jamaica, horchata, tamarindo y cervezas. Su mayor éxito son las margaritas.
El lugar está ambientado con banderas mexicanas, catrinas, un sol azteca, recipientes con chiles, jarritos, pocillos y hasta material para elaborar artesanías.
“I love mexican food [amo la comida mexicana]”, lanza Yosh al preguntarle por qué decidió montar un restaurante con estas características.
Salisha relata que les encanta la comida mexicana porque es muy sabrosa y aunque algunos ingredientes son similares a los kenianos, la manera de prepararlos es muy diferente. Acepta que el sazón nacional es muy difícil de igualar.
“Nos encanta mucho la comida de México porque es muy sabrosa y sus ingredientes son muy similares a los de Kenia, como el aguacate, el maíz, los frijoles y el arroz, pero la forma de cocinar es muy diferente. Vivimos en Estados Unidos y ahí conocimos la comida mexicana. Al regresar a Kenia extrañamos el sazón mexicano y por eso montamos el restaurante”, explica Salisha.
Secreto. Los miembros de la familia Krishna-Chandra han visitado México aproximadamente cuatro veces. Su especialización gastronómica fue en 2016, cuando les enseñaron cómo preparar las tortillas, el mole, arroz, frijoles y otros platillos. Fue a base de prácticas de más de 12 horas diarias como fueron saliendo los platillos. Su maestra fue la chef Ana.
“Es muy importante conocer la técnica, el sazón y los ingredientes”, considera Salisha.
Estuvieron en la Villa Bonita en Tepoztlán, también en Puebla, y en la Ciudad de México visitaron varios restaurantes en Polanco, Coyoacán y la Condesa, entre otros.
Negocio. Salisha y Yash comentan que sí es negocio tener un restaurante en Kenia, a pesar de que la situación económica en este país no es la mejor debido a las elecciones internas y a la corrupción. Incluso han llegado mexicanos a comer a su local, como Alberto, quien es oriundo de Veracruz y también su mejor cliente. Acude cada semana y hasta pide comida para que su abuela la cocine en su casa los siguientes días.
Cuando nació el concepto, una chef veracruzana les enseñó a los kenianos a cocinar durante seis meses. Además, tienen consultas con chefs mexicanos de Zacatecas y de la Ciudad de México.
“Para nosotros es importante que sea una experiencia auténtica. Se trata de traer México a Kenia. Hay otros cuatro restaurantes en Kenia que tienen comida mexicana, pero ninguno es tradicional”, relata Salisha.
“Es muy importante que los ingredientes sean frescos y orgánicos, y que [los platillos que se venden] sean hechos en Kenia e inspirados en México”, relató.