Autor: Aída Castro Sánchez
Fotografías actuales: Alonso Romero y Aida Castro
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La avenida Fray Servando Teresa de Mier es una de las más importantes arterias de la Ciudad de México. Cruza las delegaciones Cuauhtémoc y Venustiano Carranza y sobre ella transitan a diario cientos de capitalinos, quienes poco o nada saben del nombre anterior de esta calle o de la figura y obra del fraile dominico que dio origen a su nombre.
Durante un recorrido realizado por este diario se preguntó a comerciantes, policías, estudiantes, acomodadores de autos, vendedores de libros o amas de casa, si conocían a este héroe de la Independencia y la mayoría desconoce su importancia en la historia del México independiente.
Entre los estudiantes de bachillerato al parecer son más conocidos los nombres de personajes como Werevertumorro, Yuya o Galatzia, surgidos de la plataforma de Youtube, quienes suben videos en donde abordan temas de cocina, moda o maquillaje, que la figura de Fray Servando.
A algunos jóvenes se les preguntó si identificaban a este fraile dominico y respondieron que no lo conocían, que sólo sabían de la avenida que lleva su nombre, que fue un “héroe de la Revolución”, un “español y sacerdote que se dedicaba a cristianizar mexicas” o un “presidente de México”.
Con 78 años de edad y la mitad de su vida trabajando como franelero sobre la avenida Fray Servando, señala que el nombre antiguo de este lugar era Cuauhtemotzin. (FOTO ACTUAL: AÍDA CASTRO)
José Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra es considerado uno de los creadores del liberalismo mexicano. De acuerdo con datos de la Enciclopedia de México, nació en Monterrey, Nuevo León, en 1765, aunque otras fuentes señalan que nació en 1763. A los 16 años entró en la Orden de Santo Domingo en la Ciudad de México. Estudió filosofía y teología en el Colegio de Porta Coeli, donde se ordenó como sacerdote. Fue diputado por Nuevo León al Congreso Constituyente de 1824.
El padre Mier escribió numerosos sermones y cartas de carácter religioso y político. El doctor José María Luis Mora señala que sus obras Las cartas de un americano a un español, la Historia de la revolución de la Nueva España y Memoria a las repúblicas de América, contribuyeron a propagar la Independencia de nuestro país.
Para la investigadora francesa Marie-Cécile Bénassy-Berling fue un personaje “extraño, difícil de definir. Su vida fue azaroza y errante durante 20 años, un buen héroe de ficción pero dejó apenas huellas en los archivos”, así lo describe en su ensayo Defensa de Fray Servando Teresa de Mier, actor de la Independencia mexicana.
Hace casi dos siglos, el dominico Fray Servando Teresa de Mier fue uno de los defensores de la Independencia de México y hoy pocos lo recuerdan. Sus restos fueron colocados en el Templo de Santo Domingo, donde hay una placa que indica que ahí fue sepultado el “impulsor del movimiento de Independencia”. Sus méritos fueron reconocidos de manera oficial hasta el 15 de octubre 1947 cuando fue declarado Benemérito del Estado por el Congreso de Nuevo León.
La placa que se encuentra colocada afuera del Templo de Santo Domingo es el testimonio de su inhumación en dicho lugar en 1827. (FOTO ACTUAL: AÍDA CASTRO)
Al morir Fray Servando, el doctor José María Luis Mora elogió su memoria con un discurso, en donde señaló entre otras cosas, que “la vida de este prócer de la patria fue una serie no interrumpida de padecimientos, a quien la pobreza y persecución lo acompañaron hasta sus últimos años”.
El punto de partida de la persecución contra Fray Servando se da, como cuentan sus biógrafos, a partir del sermón de 1794, en donde “su honra se vio en entredicho” señala el historiador Christopher Domínguez Michael, crítico literario y colaborador de esta casa editorial, autor entre otros títulos de Vida de fray Servando (2004).
El 12 de diciembre de 1794, en presencia del virrey, el arzobispo de México Alonso Núñez de Haro y los miembros de la Audiencia, el doctor Fray Servando Teresa de Mier puso en entredicho la presencia de la Virgen de Guadalupe. “La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe no está pintada en la tilma de Juan Diego, sino en la capa de Santo Tomás apóstol de este reino. Mil setecientos cincuenta años antes del presente, la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe ya era muy célebre y adorada por los indios ya cristianos, en la cima de Tenayuca, donde le erigió templo y colocó Santo Tomás…”.
Estas palabras lo llevaron a pasar diez años desterrado en el convento de las Caldas, cerca de Santander, España. Además, fue inhabilitado para la cátedra, el púlpito y el confesionario, así como a la pérdida de su título de doctorado, que obtuvo a los 27 años de edad.
Dos décadas después de haber pronunciado sus ideas respecto a la Virgen del Tepeyac el 15 de noviembre de 1827, poco antes de morir, Fray Servando invitó a sus amigos a asistir al viático que se le ministraría y dio un discurso encaminado a reivindicar su honor.
“Se dice que soy hereje; se asegura que soy masón y se anuncia que soy centralista. Todo es compatriotas una cadena de atroces imposturas. Ni mis escritos, ni mis palabras, ni mis actos podrían jamás tomarse como justificantes de calumnias de tanto tamaño…” Respecto al polémico sermón que lo llevó a su destierro dijo que no lo había hecho “contra la aparición de Guadalupe, sino que la predicación del Evangelio en América se debió a Santo Tomás y no a los españoles, lo que defendería hasta morir”.
Fray Servando Teresa de Mier estuvo alejado de México durante 22 años a partir de que fuera enviado a España. En París abrió una academia para hablar español, después abandonó los hábitos y escribió una sátira en defensa de México. En Europa Mier pisó numerosas cárceles y conventos de donde escapó. En 1822 llegó a México donde estuvo preso en el castillo de San Juan de Ulúa, en Veracruz, de donde fue sacado por el primer Congreso Constituyente.
Fue opositor al gobierno de Agustín de Iturbide, quien lo encarceló en el Convento de Santo Domingo de donde se fugó por séptima y última vez el 1 de enero de 1823. El presidente Guadalupe Victoria fue el que lo llevó a vivir a Palacio Nacional, lugar donde pasó sus últimos días. Su alcoba sirvió de oficinas al historiador don Luis González Obregón en el Archivo General.
El 3 de diciembre de 1927 EL UNIVERSAL publicó en primera plana un texto de Jacobo Dalevuelta, donde resaltaba la vida y obra de uno de los “más ilustres próceres de la patria: el doctor Fray Servando Teresa de Mier”, quien murió en uno de los salones de Palacio Nacional.
“La memoria de este ilustre patriota, natural de nuestra República y nacido en el Estado de Nuevo León debe excitar en todas ocasiones la gratitud mexicana. En su vida privada fue un hombre verdadera y sólidamente virtuoso, y en la pública un ciudadano benemérito. La franqueza y la beneficencia formaban el fondo de su carácter: siempre con el corazón en la boca, ni aún en las épocas más peligrosas y circunstancias más críticas disimuló ni tuvo embarazo en manifestar sus opiniones y hacer patentes sus ideas. Esto le atrajo persecuciones de todo género que sufrió no sólo con constancia, sino con alegría”, expresa Dalevuelta.
Al cumplirse el primer centenario de la muerte de Fray Servando, EL UNIVERSAL destacó la información en su primera plana del 3 de diciembre de 1927.
Su nombre está inscrito con letras de oro en los muros del salón de sesiones de la Cámara de Diputados desde 1992. Hoy sus restos se encuentran perdidos. Después de morir el 3 de diciembre de 1827 su cuerpo fue enterrado en la Iglesia de Santo Domingo. En 1861su cadáver fue exhumado junto con otros 12 cuerpos, los cuales se encontraban momificados y a decir de la Enciclopedia de México, éstos fueron exhibidos en el portal de la Diputación con el pretexto de que habían sido torturados durante la Santa Inquisición, que no fue el caso de Mier y algunas de las momias fueron compradas por un italiano.
Luis González Obregón explica en su libro “Las calles de México”, que en las avenidas tanto antiguas como modernas, aparecen los nombres de eminentes patriotas, políticos y estadistas. De acuerdo con las nomenclaturas de las calles que corresponden de los siglos del XVI al XX, los nombres que anteceden a la hoy avenida Fray Servando fueron: Rinconada de la Chinampa, Tlaxcoaque, Calle de Matadero, Calzada de Cacachuatal, Calzada del Molino, Puente de Garabito y Cuauhtemotzin.
Durante el proceso de urbanización de la ciudad de México, alrededor de los años cuarenta, la calle de Cuauhtemotzin, ubicada en las inmediaciones del barrio de San Lucas, al sur del antiguo casco de la ciudad, era conocida como zona roja, porque había decenas de casas de asignación o prostíbulos, que el gobierno de Lázaro Cárdenas ordenó clausurar y así dio inicio a la transformación de la actual avenida Fray Servando Teresa de Mier.
Fotografía principal:
Calle de Cuauhtemotzin, en las inmediaciones del barrio de San Lucas, al sur del antiguo casco de la ciudad, a mediados de los años cuarenta, al fondo se aprecia el cine Colonial. Colección particular.
Fuentes:
Hemeroteca y Archivo de EL UNIVERSAL; Página web de La Ciudad de México en el Tiempo; Las calles de México, de Luis González y Obregón; La Enciclopedia de México, Tomo 9; Enciclopedia temática de la Delegación Cuauhtémoc, Tomo 1; Fray Servando Teresa de Mier, Memorias; Artículo "Fray Servando y Guadalupe", del autor Alejandro Rosas, publicado íntegramente en la revista impresa de Relatos e Historias en México No. 28; Defensa de Fray Servando Teresa de Mier, escrito por la investigadora francesa Marie-Cécile Bénassy-Berling; Entrevistas propias; www.diariocultura.mx/2015/08/fray-servando-teresa-de-mier-y-noriega-1763-1827/; archivo.eluniversal.com.mx/ciudad/92466.html; fonotecanacional.gob.mx/index.php/escucha/audio-del-dia/113-audio-del-dia/2270-audio-del-dia-fray-servando-teresa-de-mier?platform=hootsuite;
http://miguelangelmorales-fotografos.blogspot.mx
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/muro/pdf/servando.pdf