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Texto: Gamaliel Valderrama
Foto actual: José Antonio Sandoval Escámez
Diseño web:
Miguel Ángel Garnica
Los “Peteretes”, un grupo de jóvenes exploradores de la Ciudad de México, rescataron en pleno desierto a los Reyes Magos, sin embargo, no era la primera vez que esta cuadrilla de aventureros mexicanos ayudaba a Melchor, Gaspar y Baltasar.
La hazaña de los “Peteretes” fue publicada en EL UNIVERSAL Ilustrado en enero de 1929. Según el texto De cómo los Tres Reyes y Santa Claus se encuentran cada año en el Desierto de los Leones, la tradición de los Tres Reyes Magos era una costumbre “que casi juzgábamos desaparecida en México”, no obstante, la agrupación luchaba porque cada año los Reyes de Oriente no faltaran a su cita con los niños y todos los pobladores del Desierto de los Leones, en la Ciudad de México.
De Izquierda a derecha. Una botarga de elefante –con dos personas dentro– que sirve de vehículo a uno de los Tres Reyes Magos. Pobladores del Desierto de los Leones observa la llegada de los Reyes de Oriente. Dos chamacos después de recibir los gratos presentes de Melchor, Gaspar y Baltasar.
Según el texto de EL UNIVERSAL Ilustrado año con año los llamados “Peteretes”, con la ayuda de varias personas que les proporcionaban protección económica, distribuían entre los pequeños del Desierto de los Leones un sinnúmero de juguetes, el día 6 de enero.
Un grupo de niños del Desierto de los Leones son captados recibiendo juguetes durante la visita de los Reyes Magos.
Los jóvenes exploradores no sólo repartían juguetes y golosinas entre los niños reunidos, sino que también organizaban una procesión que causaba el regocijo de toda la gente de los alrededores y además caracterizaban a tres pobladores del Desierto de los Leones como los Reyes Magos, papeles muy preciados en la comunidad. Para llegar a representar a uno de los Reyes de Oriente los candidatos debían tener aptitudes artísticas probadas, por lo menos entre los lugareños.
Los papeles de Melchor, Gaspar y Baltasar son preciados dones que se reparten a tres personas originarias del Desierto de los Leones, en la Ciudad de México. Hay que recordar que esa zona de la ciudad, en aquel momento, era una zona remota y difícil acceso.
“Desde que los ‘Peteretes’ dieron en ir al Desierto a llevar la buena nueva, se escogieron a esas tres personas para que representaran a los Reyes Magos, y, posteriormente, es ya honra para las comunidades el hecho de que dentro de ella, existan los personajes sacros que tomen parte en la pantomima. Cada uno de los tres pueblos que rodean el Desierto, ofrece uno de los Reyes. Y para hacer la elección, en el pueblo se realiza un verdadero plebiscito, resultando nombrado aquel que, por sus virtudes, por su amor al trabajo y por su excelente vida privada merezca ese galardón”, se relata en la nota publicada en 1929.
Como si se tratara de un modelo, Baltasar posa y luce su corona. Mientras, el rey Melchor, tal como lo representan los pobladores del Desierto. En tanto, Gaspar es el buen rey bonachón.
Además de evocar a los Reyes de Oriente, los “Peteretes” fundaron la costumbre de unirlos, “con un poco de despreocupación sacra”, al barbudo Santa Claus, para que también éste personaje visite a los niños en esa fecha. Y no sólo eso, “para que la pantomima nada deje que desear, han construido ingenuos elefantes que soporten a uno de los Reyes, al mismo tiempo que las otras personalidades bíblicas cabalgan briosos caballos elegidos entre los más notables de la población”.
Los Tres Reyes Magos, precedidos de Santa Claus, inician el grandioso desfile, que durante la marcha repartían juguetes a todos los niños del Desierto de los Leones, reunidos para la ocasión.
Caricatura publicada en EL UNIVERSAL Ilustrado en 1929, donde se representa el pleito entre Santa Claus y los Reyes Magos por la entrega de regalos, pugna que los “Peteretes” eliminaron para estos personajes repartieran sus regalos en el Desierto de los Leones.
Como cada año, el 6 de enero de 1929, los “Peteretes” –exploradores infantiles de México– se trasladaron al Desierto. Principiaron las grandes fiestas con la presencia de los Reyes Magos y de Santa Claus, todos lujosamente vestidos. En la procesión se repartían los juguetes, además se llevaban a cabo juegos al aire libre, y “cuando llegaba la noche todos los pequeñuelos del Desierto de los leones han soñado ya lo suficiente para caer rendidos en sus hogares, apretujando los presentes que les trajeran los fastuosos visitantes”, describía el texto de EL UNIVERSAL Ilustrado.
Los “Peteretes” en la impresionante hora de la distribución de regalos.
Es así como una “tradición casi desaparecida en México sigue perpetuándose a nuestras espaldas”, narra el texto De cómo los Tres Reyes y Santa Claus se encuentran cada año en el Desierto de los Leones, publicado en enero de 1929, ello gracias “a un grupo entusiasta de muchachos mexicanos, capaces de tener el bello gesto” con los pobladores del Desierto de los Leones, en la Ciudad de México, remata la nota.
Los tres Reyes Magos acercándose al pueblo del Desierto de los Leones. En la imagen Melchor, Gaspar y Baltasar montan briosos caballos, los cuales eran elegidos entre los más notables de la población.
Fotografías:
EL UNIVERSAL ILUSTRADO.
Fuentes:
De cómo los Tres Reyes y Santa Claus se encuentran cada año en el Desierto de los Leones, EL UNIVERSAL Ilustrado, 17 de enero de 1929. Los Reyes Magos en el Desierto de los Leones, 1 de enero de 1931.