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Texto: Mauricio Mejía Castillo
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Miguel Ángel Garnica
El jueves dos de febrero de 1961 el Necaxa, el equipo mexicano que fue campeonísimo en la década de los treinta, ganó cuatro goles a tres al Santos de Brasil, uno de los mejores equipos del mundo en ese momento, que tenía en sus filas al astro Edson Arantes Do Nascimento “Pelé”.
El encuentro era parte de un torneo pentagonal en el que también participaron los equipos Guadalajara, Oro y el Independiente de Argentina y se llevó a cabo en el flamante estadio de la Ciudad Universitaria.
Siempre causaron euforia entre la afición las visitas a México del ídolo carioca Pelé. Aquí firmando autógrafos durante la Copa del Mundo de México 70. Archivo: EL UNIVERSAL.
La escuadra paulista había llegado a la capital mexicana dos días antes. Cuando se dirigía a su primer entrenamiento en la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixuca el autobús en el que viajaban fue asaltado por unos doscientos aficionados ávidos por conocer al equipo de todos los elogios.
Fue imposible que los brasileños llegaran al campo. El chofer cambió la ruta: enfiló rumbo a la avenida Ignacio Zaragoza para que el equipo pudiera entrenar en la parte trasera del Autódromo. La gente no dejó de seguirlo corriendo, en coche y bicicleta. Hubo una gran desilusión cuando todo el equipo descendió y Pelé no estaba. Según el diario Esto , el as de ases, el señor del futbol, el maravilloso Pelé se quedó plácidamente tirado en la cama de su hotel.
Edson Arantes Do Nascimento “Pelé” había causado sensación tres años antes en la Copa del Mundo de Suecia.
La victoria para el Necaxa se veía difícil. Su rival había ganado cinco partidos al hilo en aquel 61. Pero Donaldo Ross, el viejo Ross, entrenador de los rojiblancos no hizo caso de las dudas. Sabía que sus muchachos eran un digno enemigo en la cancha.
Minutos antes del encuentro las gradas del Universitario estaban abarrotadas. Durante 90 minutos fue una casa de locos, escribió el cronista de EL UNIVERSAL GRÁFICO.
Las alineaciones fueron las siguientes. Santos: Laercio; Dalmo, Mauro y Ze Carlos; Zito y Calvet; Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé y Pepe. Para Necaxa: Morelos en la portería; Larrasolo, Gandini y Romero en la línea de defensa; Reynoso y Giancomi en la media, con la delantera a cargo de Baeza, Evaristo, Juárez, Chatito Ortiz y Peniche.
Juárez anotó el primer tanto antes de los dos minutos. El segundo fue un cabezazo de Peniche que dejó frío al arquero paulista. La algarabía se adueñó del estadio: los electricistas le estaban ganando a los morenitos del Brasil. Éstos se adueñaron del balón.
Desde su ala Pepe lanzó un disparo que llegó a la portería de Morelos. Los cartones se emparejaron diez minutos después con un centro de Dorval. Así terminó el primer tiempo. Luis Alonso Pérez “Lula”, el entrenador brasileño, se veía preocupado. Su equipo regresó desanimado al campo.
A los seis minutos del segundo acto Juárez y Ortiz avanzaron medio campo pasándose la pelota que éste último disparó hacia la meta dándole de nuevo la ventaja al Necaxa. Reynoso quiso evitar un gol, que era casi un hecho, tomando el esférico con las manos lo que fue castigado con un penalti que cobró Pepe. Otra vez empate.
Termina la crónica de EL UNIVERSAL: a los 25 minutos y en clásico contra golpe, Juárez clavó el tanto de la victoria para los nuestros, dándose el lujo el Necaxa de continuar el asedio a la portería enemiga hasta que terminó el tiempo.
En el estadio del Pedregal todo era júbilo. Los gritos eufóricos se adueñaron del lugar: “Al Santos se le apareció el diablo”, “Hoy no rezaron pero el Necaxa les dio un rosario de goles”, “¡Qué nos traigan al Real Madrid!”
Plana de EL UNIVERSAL del 3 de febrero de 1961, donde se observan algunas estampas de aquel encuentro. En la parte inferior, el magnífico Pelé, “lastimado en el área necaxista cuando pretendía realizar una de sus espectaculares y desconcertantes jugadas… No hubo mala intención de nadie... Fue retirado del campo para evitarle mayores males”, se lee en un extenso pie de foto.
El reportero del Esto , Ignacio Matus, describe al cuadro paulista como un equipo derrotado. Por todos lados cabezas inclinadas y más allá, en una mesa de masaje, Pelé, quien fue lesionado en la cabeza después del segundo gol de su elenco, tendido con una bolsa de hielo sobre el hombro izquierdo, una toalla en el rostro y puestos en él todos los cuidados.
Continúa Matus. El caballeroso Lula dijo a los periodistas: “Muy bien ha jugado el Necaxa. Luchó en todo momento, puso el corazón y nos jugó futbol. Muy bonito equipo. Por el contario el Santos no estuvo bien, pero así sucede siempre que el de enfrente juega mejor”.
EL UNIVERSAL GRÁFICO publicó también la victoria. Decía que “fue humillado el opulento Santos por 4 a 3, en inolvidable gesta necaxista…hicieron honor a su jerarquía pero fueron superados los morenos”, se lee en esta plana.
El viejo Ross apuntó, de oreja a oreja la sonrisa: “La satisfacción que siento por la victoria es tanto más grande cuanto considero al Santos como uno de los mejores equipos del mundo, al que se le ha vencido derrochando agallas y facultades físicas, pero también jugando futbol. Y quiero que diga una cosa: Esta noche, Juárez no le ha quedado a deber nada a Pelé”.
Al día siguiente se leían en las planas deportivas de los diarios todos los adjetivos del idioma en favor de los dignos rivales. Nueve años después, en esta misma ciudad, Pelé se coronó como campeón del mundo.
En el año 2012, el exfutbolista brasileño Edson Arantes do Nascimento "Pelé" y sus excompañeros del Santos de Brasil se volvieron a reunir para festejar el centenario de la fundación del club Santos. Aquel 14 de abril pasearon con la Copa Libertadores en el estadio Vila Belmiro, en Santos, Brasil. Foto Agencia EFE.
Fuentes:
EL UNIVERSAL y EL UNIVERSAL GRÁFICO del 3 de febrero de 1961. Archivo fotográfico de EL UNIVERSAL, Agencias.