Texto: Yetlanezi Holguín

El ponche, las piñatas, los cánticos y la cena familiar se comparten en la Hostería del Museo Nacional del Virreinato; al llegar los espectadores son encaminados por un pasillo lleno de velas que iluminan la entrada, ahí los espera una bebida caliente, la música del mariachi que acompaña el ambiente que los invita a acomodarse alrededor del patio en espera de que los actores salgan a escena.

El ánimo de la gente se levanta con un concurso de canciones, las interpretaciones son regularmente abucheadas o alabadas hasta que comienza la puesta en escena.

La obra narra cómo los pastores van en camino a conocer al Niño Dios, pero en el trayecto Lucifer junto con sus ayudantes tratan de tentarlos.

Hay muchas generaciones de actores que la viven desde que son pequeños hasta ahora que participan ella interpretando algún papel, como es el caso de Fernando Ramos y Roberto Sosa; pues para ellos es importarla heredar la tradición generación tras generación.

Roberto tiene más de 20 años interpretando el papel de Lucifer, “Lucy Peréz” , pero conoce la pastorela desde que tiene 6 años, pues su padre lo llevaba a verlas. Sosa padre comenzó como asistente de dirección y tiempo después dirigió la pastorela por más de 30 años.

“Me ha tocado ver la pastorela desde todas las butacas, como espectador, actor, como niño, que disfrutó de la piñata, la música, los fuegos pirotécnicos, con todo lo que la tradición implica”.

Sosa comenta que interpretar el papel es un regalo de fin de año, que lleva de manera divertida, pues es una manera de rescatar las tradiciones desde el lado teatral, en dónde el público se acerca cada año a pesar de ser el mismo texto desde que las pastorelas comenzaron a presentarse; mismo que es tradicional porque mantiene el vocablo y lenguaje del español de la época virreinal que se encuentra en desuso, pero que agrega un toque de humor.

Parte de la tradición es salir después de la función a pedir posada por la plaza del pueblo y al abrir las puertas, encontrar una cena mexicana que puede disfrutarse en familia, pues es parte del espíritu navideño.

“Hacerla en Tepotzotlán, que es un pueblo mágico, el escenario es el Museo Nacional del Virreinato, un lugar que encierra historia y es una joya arquitectónica, en donde los pastores son parte del pueblo, la música de banda, la comida y el lugar eso lo hace muy de nosotros, es por eso que la pastorela es tan tradicional”.

Aunque el texto original se mantiene, se busca que la obra tenga referencias o chistes actuales, de la música, personajes, políticos o situaciones que fueron polémicos durante el año.

Las pastorelas se originaron en la Nueva España, es un derivado de puestas en escena llamadas autosacramental, con temas religiosos que se usaba para evangelizar a los indígenas. Fue en el siglo XIX que Pedro Fernández de Lizardi retoma estas obras agregando crítica social y política.

El autor que vivía a pocos metros del Museo Nacional del Virreinato, escribió un cuento navideño llamado “La noche más venturosa”, que se representaba en la plaza del pueblo hace aproximadamente 200 años, con el paso del tiempo la tradición se perdió y fue retomada en los 60’s por un grupo de bohemios, entre ellos el escritor Jaime Saldívar quien la monta con el director de teatro Miguel Sabido.

Para Teresa Garagarza quien interpreta el papel del diablo Molas, es importante dar a conocer el evento, pues nos recuerda una tradición que no sucede en otra parte del mundo, tanto el día de muertos como su ofrenda, como las pastorelas en la época decembrina es tan mexicano y tan de nosotros que es importante lo siga viviendo.

La principal caracteriza de esta pastorela es que está apegada a un libreto que el autor escribió desde hace años, pero que mantiene la esencia de los directores y directores que la han llevado a cabo antes.

“El texto está lleno de olores, sabores y colores de nuestro país, año año se mantiene auténtica. El teatro se hace de boca en boca, por eso es importante mantener la tradición en este pueblo mágico. La tradición no va a parar, va más allá de los actores, porque seguirá viviendo año con año.”

Las pastorelas se hacen del 16 al 23 de diciembre cada año, en la Hosteria del Museo Nacional del Virreinato.

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