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Si conoces algo sobre Kazajstán, lo más probable es que sea Borat. Sí, el falso documental estadounidense que llegó a las salas cinematográficas en 2006. Sí, Borat Sagdiyev, ese irreverente periodista de origen kazajo que en el filme es interpretado por Sacha Baron Cohen, y que en la trama de la historia deja su país para viajar a Estados Unidos con el objetivo de grabar y aprender sobre su sistema político y su cultura.
Sin embargo, en esta película más que conocer a Kazajstán –uno de los últimos países de la extinta Unión Soviética en independizarse y por eso es considerado una nación con apenas 25 años historia– lo que Borat deja ver es una crítica a los valores estadounidenses más tradicionales, así como su visión del mundo. De este país de Asia Central, sólo se sabe que en el pueblo de Kuzek, Kazajstán, es donde nació Borat y del sitio donde él es el segundo periodista más famoso.
El filme aporta algunas otras imágenes que hacen referencia al país, principalmente cuando no era una nación independiente y al tema de la poligamia, la cual en algunas partes del país se sigue practicando, esto principalmente porque la principal religión es la musulmana, otro aspecto que también se retrata en la cinta.
Pero, lo poco que se alcanza a ver de Kazajstán, en realidad no es, ya que los escenarios donde se rodó la película pertenecen a una aldea de gitanos de Rumania. Si bien esta nación cuenta con grandes estepas, y lo que se retrata en el filme está relacionado con lugares rurales, lo cierto es que este país luce moderno y desarrollado, al menos su capital, Astaná.
Quizá por eso, no es de sorprender, la exhibición del filme fue prohibido en Kazajstán.
Esta nación tiene una mezcla multicultural muy interesante: al visitarla lo que encontrarás serán hombres y mujeres con rasgos asiáticos charlando en ruso; la mayoría en esta época del año portando abrigos y botas que les permiten aguantar los 3° o los -40° que llegan a experimentar en el invierno.
En Astaná, por ejemplo, se pueden apreciar construcciones que jamás has visto, no al menos en este planeta, porque estos modernos edificios que la visten resultan inauditos no sólo por su estilo arquitectónico, sino porque muchos son construcciones muy nuevas. Y no podía ser de otra manera, pues esta ciudad, muy cerca de la frontera con Rusia, es considerada la capital más joven del mundo; fue a finales de 1997 que el gobierno kazajo se instaló ahí. Antes la capital era la ciudad kazaja de nombre Almaty, que con sus cerca de 1,7 millones de habitantes, es considerada la ciudad más grande de Kazajstán.
Hay quienes dicen que el cambio de capital se debió a que Almaty es una ciudad sísmica, y los altos edificios que se planeaban para la metrópoli más importante del país asiático, por albergar a los poderes de una de las economías más prometedoras a nivel mundial, no podría vivir una catástrofe con un terremoto.
Con Astaná como capital todo comenzó a edificarse prácticamente de cero, por lo cual también sería conocida como el Dubái de las estepas. Así, una de las construcciones más llamativas es el Baiterek (“álamo alto”, en kazajo), una torre de 97 metros que en lo alto sostiene una esfera de cristal dorada.
No causa sorpresa que varios sitios de la joven capital llevan el nombre del presidente: el aeropuerto, la universidad. El hombre que ha estado al frente del gobierno de la República de Kazajstán desde que esta nación se independizó en 1991. Más de 25 años en el poder hacen que muchos piensen que este país se encuentra en una dictadura, aunque algunos de los habitantes afirman que es “un buen presidente”. Quizá el 97.7% de los votos a favor del también llamado de cariño ¨papᨠen la elección de 2015 respaldan dicha afirmación.
En este país con una superficie de 2,7 millones de kilómetros cuadrados —el noveno país más grande del mundo—amalgama perfectamente el frío de sus vientos y la calidez de su gente, que dista mucho de la imagen que vemos en Borat.
