Una diminuta fractura causó una emergencia a 400 km de altura. Y fue subsanada con un producto que seguramente muchos lectores tienen en su casa.

Los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional, EEI, estaban dormidos cuando controladores en tierra detectaron este miércoles una fuga de aire, alertados a su vez por sensores que controlan la presión en la plataforma.

Al despertarse, la tripulación recibió su principal instrucción del día: identificar el sitio de la fuga. La encontraron en la nave Soyuz MS-09, que se encuentra adosada el segmento ruso de la plataforma y fue usada el 8 de junio para transportar hasta la estación a tres astronautas.

"Durante la noche y en la mañana se registró una situación anormal, un descenso en la presión, una fuga de oxígeno en la estación", le explicó luego a la prensa rusa el jefe de la agencia espacial Roscosmos, Dmitry Rogozin.

"Se halló una microfractura, probablemente un daño causado desde el exterior. Los ingenieros creen que es el resultado del impacto de un micrometeorito".

Los posibles impactos de pequeños meteoritos son una amenaza constante para la plataforma, que fue construida para resistir el permanente bombardeo de fragmentos en el espacio.

Y, según reportes, el agujero en el casco de la nave Soyuz mide unos dos milímetros.

Parche con pegamento

Inicialmente el astronauta alemán Alexander Gerst, de la Agencia Espacial Europea, usó su dedo para tapar la fuga antes de cubrirla con cinta.

Luego los cosmonautas rusos Oleg Artemiev y Serguei Prokopyev repararon la fuga, verificando con un intervalo de varias horas la hermeticidad del casco de la nave Soyuz.

Estación Espacial Internacional
La EEI orbita a una velocidad de más de 27.000 kilómetros por hora a una distancia cercana a 400 kilómetros de la Tierra.

"El kit de reparaciones que hay en la estación consta de varios elementos, pero el principal es el pegamento resina epoxi, el misma que se vende en los comercios", le dijo el cosmonauta ruso Maxim Surayev, que cumplió dos misiones en la EEI, al canal de televisión ruso Rossía 24.

"Se pone un parche, se cubre éste con resina y se pone fin al escape", explicó.

Y los astronautas rusos que repararon la fuga utilizaron precisamente epoxy para reparar la fuga, confirmó la NASA en su sitio web.

El epoxi es un tipo de plástico termoestable muy resistente al impacto que se endurece cuando se mezcla con un agente endurecedor o catalizador.

Este tipo de pegamento tiene múltiples aplicaciones, desde unir piezas en la industria o la casa hasta  el recubrimiento de suelos.

El adhesivo suele venderse en las ferreterías en dos componentes, la resina epóxica y el catalizador.

"Segunda capa"

El excosmonauta Serguéi Krikaliov, uno de los directivos de Roscosmos, aseguró que en la EEI "todo va bien" y que ya no hay escape.

Ilustración de los diferentes componentes de la Estación Espacial Internacional
La fuga fue hallada en la nave Soyuz MS-09, que se encuentra adosada el segmento ruso de la estación.

"La tecnología para sellar los agujeros consta de varias etapas y la más importante se hizo cuando se puso el parche", dijo Krilaliov.

Sin embargo, "como es habitual, se estudia cómo poner una segunda capa encima del parche normal como mayor garantía".

Módulo orbital

Los equipos a cargo del control de la misión en Houston, Texas, y en Moscú, aseguraron que los seis astronautas a bordo de la EEI no corren peligro.

Se espera que la misma nave Soyuz donde se registró la fuga sea usada a fin de año para transportar de regreso a la Tierra a Prokopyev y a la astronauta cubano estadounidense Serena Auñón-Chancellor.

El daño se registró en el módulo orbital de la nave, el segmento que se descarta una vez que la cápsula que transporta los astronautas ingresa a la atmósfera.

Alexandre Gerst, Serguei Prokopyev y Serena Auñón-Chancellor en la Estación Espacial Internacional
Gerst, Prokopyev y Auñón-Chancellor en la Estación Espacial Internacional. La misma nave Soyuz donde se detectó la fuga será usada a fin de año para transportar de regreso a la Tierra a Prokopyev y a Auñón-Chancellor.

Además de Artemiev, Prokopyev, Auñón-Chancellor y Gerst se encuentran a bordo de la EEI los astronautas estadounidenses Drew Feustel y Ricky Arnold.

La EEI es un proyecto de más de 150.000 millones de dólares en el que participan 16 naciones.

Actualmente la estación está integrada por 14 módulos permanentes y orbita a una velocidad de más de 27.000 kilómetros por hora a una distancia cercana a 400 kilómetros de la Tierra.

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