Los estornudos de Harrison Schmitt siguen haciendo eco. El astronauta de la misión Apolo 17 de la NASA describió su reacción al respirar el polvo lunar como una fuerte irritación en las vías respiratorias, tal como si se tratara del ataque de una gripa inminente. Schmitt presentaba otros síntomas como ojos llorosos y dolor de garganta, pues el polvo lunar es una sustancia abrasiva que se parece más a las partículas contaminantes de la atmósfera terrestre que al polvo que se esconde en los objetos de nuestro hogar.
Estos paralelismos, ocasionaron que salvaguardar la salud de los humanos en su inminente regreso a la Luna, haya detonado una tecnología para medir las cantidades de polvo lunar. El invento a su vez derivó en una tecnología de bajo costo para monitorear los niveles de contaminación de un área específica en la atmosfera terrestre.
Y es un ejemplo de los beneficios de la investigación espacial en la Tierra. Desde hace cinco décadas, la tecnología probada en el espacio ha generado 2 mil iniciativas empresariales para la creación de productos con impacto en nuestra vida cotidiana. El programa de Transferencia de Tecnología de la NASA busca que las tecnologías desarrolladas para misiones de exploración y descubrimiento estén disponibles para la sociedad en general, maximizando los beneficios de la ciencia espacial.
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Con más de 11 mil científicos e ingenieros, los estudios para trascender las fronteras de la Tierra son uno de los motores de innovación más productivos del mundo. Las cinco áreas de mayor impacto de la tecnología espacial en la vida cotidiana son: salud, transporte, medio ambiente, medicina y comunicaciones.
Según datos de la NASA, surgen alrededor de mil 600 nuevas tecnologías al año con diversas aplicaciones. Si bien es cierto que no todas llegan a consolidarse, muchas de ellas se han convertido en herramientas fundamentales de nuestro entorno. Desde el GPS y los teléfonos celulares hasta los lentes de sol, las pistolas termómetro y las suelas hiperligeras de los tenis. Existen muchos productos (más de los que imaginamos) que llegan directamente desde el espacio sideral hasta nuestros espacios cotidianos.
Del espacio al uso terrenal
Entre algunas de las últimas tecnologías transferidas, está un sistema que detecta contaminantes en la Tierra de manera más rápida, económica y eficaz que los equipos tradicionales. Se trata de un aparato que se utiliza para medir la cantidad de polvo lunar o regolito, pero que adaptó sus posibilidades en un sistema de sensores para determinar la calidad del aire en la Tierra. Son unidades autónomas alimentadas por energía solar que transmiten datos por tecnología celular.
Es un ejemplo de cómo una necesidad surgida hace más de 50 años va abonando frutos paulatinamente hasta adaptarse a las necesidades actuales. La misión lunar de 1972 sigue planteando retos para el regreso de los humanos a la Luna.
El programa Next Space Technologies for Exploration Partnerships (NextStep) de la NASA convocó a realizar diferentes hábitats para facilitar la vida de los humanos en la Luna, asi que Lunar Outpost Inc. desarrolló un sistema de sensores de calidad del aire para detectar y medir la cantidad de suelo lunar filtrada en un hábitat de los que se están diseñando.
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Basado en esta tecnología, la empresa Golden, con sede en Colorado, desarrolló un sensor de calidad del aire llamado Canary-S (Solar), que puede medir una variedad de contaminantes, como partículas en suspensión, monóxido de carbono, metano, dióxido de azufre y compuestos orgánicos volátiles, entre otros. El dispositivo envía un mensaje a una nube segura cada minuto, desde donde se envía al panel de control basado en la web de Lunar Outpost o a la base de datos de un cliente para su visualización y análisis.
El monitoreo de contaminantes realizados por este producto, ya lo utilizan en la actualidad algunos sectores de la industria del petróleo y el gas en EU para medir en tiempo real las emisiones de gases fugitivos. También ofrece posibilidades a los servicios forestales y de bomberos para evaluar los riesgos para la salud humana de las atmósferas donde tienen personal trabajando.
Las misiones Apolo, siguen detonando muchas aplicaciones tecnológicas. El desarrollo de pilas de combustible se remonta a esa época. Generan electricidad y calor cuando el hidrógeno y el oxígeno se unen a través de un electrolito. Hoy se han empezado a usar para almacenar energía procedente de fuentes renovables.
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Hace justo una década, la NASA lanzó un catálogo de software con más de mil 600 programas disponibles en forma gratuita. A diferencia de muchos programas de transferencia de tecnología, la NASA no se mueve por los ingresos, aunque las regalías revierten en la Agencia y en los inventores a título individual.
La prioridad es crear nuevos productos y servicios basados en necesidades científicas para así facilitar la explotación del potencial de las tecnologías. Esto, a su vez, aporta beneficios posteriores, como ingresos para empresas consolidadas y emergentes, así como mejoras a largo plazo en la calidad de vida y el medio ambiente.
El Universo a nuestros pies
Otra de las últimas transferencias tecnológicas de la NASA, tiene que ver con la creación de impresión en 3D con aluminio y nuevos materiales utilizados en los motores de los cohetes que pueden implementarse como nuevos componentes de satélites y piezas de autos.
Por otra parte, la experiencia de la NASA en la resistencia aerodinámica y la dinámica de fluidos, ha creado una nueva generación de trajes de baño para competencia, donde la reducción de centésimas de segundos es vital para asegurar el triunfo. En los deportes, las aportaciones han sido muchas y siguen generando nuevos productos.
Los cascos de competición para ciclismo han evolucionado en varias etapas su ligereza aprovechando la tecnología de la aerodinámica de las alas de los aviones desarrollada por la NASA, mientras que los trajes de automovilismo también tienen su origen en el cielo. Están inspirados en los trajes espaciales que necesitan aislamiento y controles para temperaturas extremas para brindar seguridad a los astronautas.
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El medio ambiente es otro vertedero de nuevas tecnologías. Se han creado estrategias que buscan “alianzas” con el reino animal. Los datos de la NASA Landsat ayudan a identificar arroyos en los que se pueden reintroducir castores para ayudar a mejorar un ecosistema, pues estos animales ayudan a construir represas.
Un nuevo invento de la NASA podría permitir a los robots cartografiar todo el fondo marino de nuestro planeta sin las limitantes de las baterías, ayudando a desbloquear recursos y a la vez proteger hábitats.
Las innovaciones pueden apuntar hasta donde la imaginación lo permita. Un conjunto de micrófonos inalámbricos respaldado por la NASA mapea de manera rápida, económica y precisa el ruido de aeronaves y animales. Esto ha sido de gran utilidad para la detección de insectos en los cultivos y proponer estrategias en lugares donde se escuchan mayores poblaciones.
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Las misiones espaciales han contribuido en muchas áreas de la agricultura. Una tecnología probada en la Estación Espacial es una nueva alternativa de agricultura en interiores, que permite filtrar contaminantes, proveer cantidades óptimas de nutrientes e iluminación artificial que proporciona sólo las longitudes de onda necesarias.
Una tecnología puede aparecer incluso décadas delante de su tiempo, por lo que es fundamental un desarrollo importante para ponerla en el mercado y que encuentre ramificaciones que la hagan seguir evolucionando. Hace un par de meses, Daniel Lockney, director del Programa de Transferencia de Tecnología de la NASA, señalaba, en el marco del Encuentro Internacional Smart Business Innovación y Valores, que una de sus innovaciones favoritas era la cámara de los smartphone, que en realidad fue inventada por un investigador de la NASA llamado Eric Fossum, quien desarrolló una cámara liviana de alta resolución en un chip para aplicaciones satelitales que al final revolucionó, literalmente, la forma de ver al mundo.
El periodista formado en literatura señalaba que a él siempre le ha gustado contar historias, y tal como él encontró el nicho perfecto para contar nuevas historias a través de sueños espaciales que se convierten en inventos prácticos, el mundo debe estar atento para abrirse a la curiosidad, su principal motor.