Curiosidad es una palabra que bien podría definir a Susana López Charretón, viróloga que desde temprana edad se interesó en responder preguntas sobre cómo funciona un virus, cómo se conforma y cómo afecta a un ser humano, pero ella supo que lo aprendido no es suyo únicamente y desde hace tiempo decidió abandonar “el castillo de la pureza”, para compartir el conocimiento, lo que le ha valido el reconocimiento nacional e internacional, por su labor en la investigación y en la divulgación de la ciencia.
La investigadora nació en la Ciudad de México, el 19 de junio de 1957. Estudió la licenciatura, maestría y doctorado en Investigación Biomédica Básica, en la Universidad Nacional Autónoma de México, disciplina a la que llegó por azares del destino, porque no sabía que existía, y ahora, tras 40 de años, su trayectoria le ha valido el ingreso a El Colegio Nacional, institución creada el 8 de abril de 1943 mediante un decreto del presidente Manuel Ávila Camacho, y entre sus objetivos está el “impartir enseñanzas que representen la sabiduría de la época”.
La especialidad de López Charretón ahora ha cobrado gran relevancia en México para poder conocer más del SARS-CoV-2, pero en un inicio no fue su intención estudiar Investigación Biomédica Básica, porque “no sabía que existía”; en realidad, cuando llegó el momento de decidir, sólo tenía claro que le gustaba “la cosa médica y la biología. Desde chica andaba cazando lagartijas”.
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Estaba consciente de su gusto, por hacer experimentos y eso la llevó a recorrer diferentes hospitales junto con uno de sus primos donde vio partos y cirugías. Fue ahí que descubrió que sus intereses iban más allá: “A mí me gusta saber de qué, cómo y por qué están enfermos.”.
Después de su exploración por los hospitales decidió recorrer Ciudad Universitaria, al sur de la Ciudad de México. Pensó en un primer momento que la carrera en Química sería una buena opción; sin embargo, durante su caminata, se encontró con el edificio del Instituto de Investigaciones Biomédicas.
“Entré a preguntar qué hacían y justo estaban promoviendo el examen de admisión para la carrera de Investigación de Biomédica Básica que tenía dos años de haber empezado. Eso era a la medida para mí y ahí quedó. Pensé que iba a ser médico, pero en realidad no, quería contestar preguntas de medicina o de investigación. Para mí no había duda, esa era la carrera y ya ahí empecé a darme cuenta que hay muchas cosas afines, como la química y la biología”, relata susana López Charretón.
Ella perteneció a la tercera generación de esa licenciatura, en 1976. Recuerda sus inicios como una experiencia “excelente”, porque sus profesores les hacían experimentar “de todo a todo. Se trataba de hacer investigación ‘sin perder tiempo’ —según los maestros— y desde el primer semestre empezamos a ingresar a los laboratorios. Era ‘aprender haciendo’”.
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En la licenciatura, rememora la científica, fue alumna del patólogo Ruy Pérez Tamayo (8 de noviembre de 1924, Tampico, Tamaulipas — 27 de enero de 2022, Ensenada, Baja California). Con el paso del tiempo, López Charretón se especializó en el estudio de la biología celular y molecular de la infección por rotavirus y astrovirus. Entre sus líneas de investigación están los aspectos de epidemiología, diagnóstico y metagenómica viral de enfermedades emergentes.
Los resultados de sus investigaciones la han llevado a publicar 140 artículos en revistas internacionales y ocho capítulos en libros internacionales; así como participar en más de 300 congresos nacionales e internacionales e impartir más de 100 seminarios y conferencias por invitación.
La carrera de López Charretón no se ha limitado a los laboratorios, también ha formado parte del comité editorial de tres de las más importantes revistas de virología y actualmente es editora del Journal of Virology (2014- 2022) y ha realizado divulgación científica al publicar alrededor de 20 artículos y libros infantiles en coautoría con las doctoras Selene Zárate y Martha Yocupicio, e ilustrados por Eva Lobatón. Pablo tiene sarampión fue el primer libro en 2018 “para explicarle a los niños por qué era bueno vacunarse”, que fue traducido a 16 idiomas. Luego siguieron Pablo y los mosquitos, “que representan un problema por el dengue y el chikungunya”; Pablo se queda en casa, “para explicar a los niños por qué no pueden ir a la escuela”, y el último fue El tío de Pablo no se quiere vacunar, que hicieron porque “hay un problema enorme de gente que no quiere vacunarse”.
Los libros son de acceso libre y se pueden descargar desde la página de la Sociedad Mexicana de Virología y se realizaron, dice López Charretón, porque por lo general “la divulgación está dirigida a los adultos, a los estudiantes, pero a los niños también hay que explicarles las cosas”.
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“La investigación es fantástica, pero vivimos en un ‘castillo de la pureza’. El lenguaje que usamos los investigadores es inaccesible, si uno trata de explicar lo que hace, usando las palabras que usamos en el laboratorio, no puedes penetrar y yo creo que nos falta en el país mucha cultura científica y médica y para poder hacer entender esto tenemos que aprender a hablarlo y explicarlos con palabras comprensibles. No nos podemos quejar de que la gente no tiene interés en la ciencia si no hacemos el esfuerzo de explicarles qué es lo que hacemos”, sostiene la investigadora.
Su reflexión se agudizó en 2009, con la pandemia de influenza, pues “en la radio, los reporteros hablaban de ‘la bacteria’ y dije qué barbaridad. Tuve un razonamiento: ‘si yo que sé no ayudo a entender, no puedo criticar a la gente que está hablando barbaridad y media’. Es igual ahora, de Covid-19 no sabía nada, pero sé el lenguaje (científico), sé leer los artículos y puedo hacer la traducción para explicar cómo y por qué pasa”.
A dos años de la pandemia de Covid-19, Susana López Charretón argumenta: “Hace mucho que sabemos que tendremos emergencias sanitarias de este tipo, la tuvimos con la influenza, tenemos ésta que es más grande de lo que pudimos haber soñado, pero habrá más, pero lo que no hay es un plan de trabajo conjunto entre investigadores, científicos y gobernantes. Tenemos que aprender que es vital la comunicación y la colaboración entre sectores. Ahora vemos que hay un sector salud, el sector científico y el sector gubernamental, la información no fluye”.
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Eso no es lo único, pues también percibe carencias en el sector científico: “No tenemos infraestructura científica. Todo mundo se pregunta por qué no tenemos respiradores en México, por qué los investigadores en México no hacen vacunas… La realidad es que no puedes hacer una vacuna de la noche a la mañana, tienes que tener equipos de científicos trabajando en vacunas por años. La base de apoyo científico y tecnológico en México no existe y con este gobierno, lo poco que había se ha ido desmenuzando. Ha sido una mala temporada para la ciencia en este sexenio”.
Debido a la emergencia sanitaria, sus proyectos “no se pararon completamente pero sí se alentaron muchísimo, porque el trabajo de investigación consiste en hacer experimentos en el laboratorio y se cerró por mucho tiempo la posibilidad de hacer ese trabajo rutinario. No había manera de seguir, aunque lo que sí sabemos hacer es implementar técnicas”.
Ese ímpetu la llevó a trabajar en cuestiones relacionadas con el SARS-CoV-2, en específico en el Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica, para trabajar en la secuenciación de variantes, así como aprender a realizar diagnósticos en el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (Indre).
“Hemos realizado pruebas para ver si es más barato hacer diagnóstico en saliva y sí, es más barato, pero no lo acepta el Indre”, indica Susana López Charretón, quien espera ya poder regresar a su laboratorio y dedicarse de lleno a sus proyectos y estudiantes.
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En 5
Estudió la licenciatura, maestría y doctorado en Investigación Biomédica Básica (UNAM).
Una de sus líneas de investigación es Genómica funcional de la interacción virus-célula hospedera .
Miembro de El Colegio Nacional y del SNI Nivel III.
Investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM.
Ha publicado en Nature Education y bioRxiv.
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“Pensé que iba a ser médico, pero en realidad no, quería contestar preguntas de medicina o de investigación”.
“Tenemos que aprender a explicar con palabras comprensibles. No nos podemos quejar de que la gente no tiene interés en la ciencia si no hacemos el esfuerzo de explicarles qué es lo que hacemos”. Susana López Charretón. Científica.