La NASA les pidió encarecidamente que vieran el lanzamiento por internet, pero los fans del espacio se fueron igual a Florida, lo que sería una muy buena noticia para Brenda Mulberry si pudiera venderles las camisetas de SpaceX .
"No podemos vender nada de SpaceX porque es una empresa privada", dice la dueña de la tienda Space Shirts, a un costado de la carretera principal que lleva a Merritt Island, la península donde se encuentra el Centro Espacial Kennedy.
Desde ahí estaba previsto que despegará este miércoles un cohete de SpaceX con dos astronautas a bordo, en el primer vuelo tripulado desde Estados Unidos en nueve largos años.
Pero a escasos minutos del lanzamiento, el vuelo fue postergado al sábado por el mal tiempo que dominaba el cielo desde temprano.
En Merritt Island, desde 1987, Brenda Mulberry ha estado imprimiendo y vendiendo camisetas que representan cada vuelo espacial tripulado estadounidense, con el logotipo y las fotos de la NASA, que son de dominio público y libres de derechos.
Solo para los transbordadores espaciales, que transportaron a los astronautas de 1981 a 2011, hubo 135 misiones, por lo que Brenda tiene 135 T-shirts diferentes.
Pero para esta nueva misión histórica, solo tiene una camiseta a la venta como souvenir: debajo de la bandera estadounidense se distingue la cápsula Crew Dragon y los astronautas Doug Hurley y Bob Behnken , así como el símbolo de la NASA para esta misión, pero no el logo de SpaceX.
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En la tienda, no hay gorras, llaveros ni afiches de SpaceX.
"Pedí permiso respetuosamente, me dijeron que no", cuenta.
Le hubiera gustado agregar el cohete Falcon 9 a una de sus piezas más vendidas, una camiseta decorada con fotos de los cuatro grandes cohetes de los programas Mercury, Gemini, Apolo y los transbordadores. Pero esa imagen "pertenece a SpaceX, no al pueblo estadounidense".
Su problema con las camisetas es una señal de que la nueva era espacial, anunciada con fanfarria por la NASA, no tendrá el mismo gusto que la era pasada. El lanzamiento de la Crew Dragon ya no será el resultado del esfuerzo de un país entero, sino del ingenio y el empecinamiento de un hombre, Elon Musk , el fundador de SpaceX.
Los costosos programas del pasado empleaban a miles de pymes espaciales y todos en la "costa espacial" conocían a alguien involucrado en las misiones Apolo o de los transbordadores.
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Musk construye sus cohetes íntegros en su planta de California, con unos pocos miles de empleados.
Es a él a quien aman los "geeks", los locos por las nuevas tecnologías, incluso más que a los dos hombres que arriesgan sus vidas el miércoles.
"No es como antes, que todo el mundo sabía los nombres de los primeros astronautas ", dice Rusty Fischer, un personaje legendario de Puerto Cañaveral y dueño de Rusty, un restaurante junto a la costa con vistas a las plataformas de lanzamiento de Cabo Cañaveral y el Centro Kennedy.
Ha sido testigo de todos los lanzamientos de astronautas desde Alan Shepard, el primer estadounidense que fue al espacio. Varios astronautas acudieron a su antiguo restaurante, Bernard's Surf.
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A pesar de todo, este miércoles su terraza recibió a una buena concurrencia para ser testigo del vuelo de Doug Hurley y Bob Behnken.
Las largas playas se llenaban de familias para ver despegar a los transbordadores, hasta el último, en julio de 2011.
El martes, ya pululaban por aquí turistas venidos de Georgia, Indiana, San Francisco, sin contar a los locales.
"El sheriff les dijo a todos que vinieran, y la NASA dice lo contrario, pero creo que el sheriff ganará", había pronosticado Fischer.
"La NASA tiene sus instrucciones, yo tengo las mías", dijo el sheriff local.
Para los souvenirs, ni siquiera podrán contar con la tienda en línea de SpaceX. No hay artículos que conmemoren este hito, aunque representa para la compañía su mayor hazaña.
fjb