El Venkatesh Lab en la Facultad de Medicina de Harvard está a cargo de Humsa Venkatesh, joven neurocientífica que se ha encargado de observar la actividad eléctrica capaz de desatarse en las células de un tumor cerebral. Su laboratorio se ha enfocado a estudiar las interacciones recíprocas entre el sistema nervioso central y los cánceres de cerebro para observar hasta qué punto este órgano y sus neuronas pueden controlar y facilitar la progresión de la enfermedad.
La comprensión de estos mecanismos busca hallar estrategias novedosas para tratar ampliamente los cánceres al desactivar su capacidad de integrarse eléctricamente en los circuitos neuronales. Su investigación es relevante desde muchos puntos, sobre todo considerando que los cánceres de cerebro son una de las causas más comunes de muerte relacionada con esta enfermedad y representan 120 enfermedades molecularmente distintas.
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Un impacto que crece
Tal como estas enfermedades, el impacto del cáncer se multiplica en el mundo. Se calcula que más de 35 millones de nuevos casos de cáncer se podrían contabilizar en 2050, lo que supone un aumento del 77% con respecto a los 20 millones de casos estimados al cierre del 2022.
Hace unos días, en el marco del Día Mundial contra el Cáncer (4 de febrero), el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la Organización Mundial de la Salud publicó resultados preocupantes sobre la carga mundial de la enfermedad. Según una encuesta realizada en 15 países, la mayoría de éstos no financia adecuadamente servicios prioritarios de atención oncológica y cuidados paliativos como parte de sus programas de salud.
El efecto de la desatención e inequidad es que la enfermedad suma 20 millones de nuevos casos, y prácticamente la mitad de esta cifra, de muertes. Alrededor de una de cada cinco personas desarrollará cáncer a lo largo de su vida; aproximadamente uno de cada nueve hombres y una de cada 12 mujeres mueren a causa de la enfermedad.
Es necesario saber qué tanto cáncer hay y en dónde se encuentra en un organismo, lo que ayuda a determinar cuáles son las opciones de tratamiento más adecuadas para intentar evitar su avance. Desgraciadamente, se estima que siete de cada 10 pacientes que buscan atención médica acuden cuando la enfermedad está en etapas avanzadas. El cáncer es una de las principales causas de muerte en todo el mundo.
La ciencia sí avanza
Los científicos constantemente aprenden cosas nuevas sobre el cáncer, cómo se desarrolla y propaga, para proponer e integrar mejores tratamientos. El estudio de algunas formas de cáncer más agresivo y cómo genera metástasis ayuda a especialistas a entender las dinámicas de la enfermedad no sólo en el tipo de cáncer estudiado, sino con aportaciones a un panorama más general.
Las metástasis cerebrales superan en número 10 veces a los tumores cerebrales primarios y se multiplican rápidamente. Precisamente el trabajo en el laboratorio de la doctora Venkatesh traza esfuerzos pioneros en el campo emergente de la neurociencia del cáncer para indagar en las interdependencias de los sistemas del crecimiento tumoral y desarrollar tratamientos terapéuticos innovadores.
Tal como lo explica en un documento que presenta los trabajos de su laboratorio, la doctora Venkatesh señala que el papel del sistema nervioso ha sido en gran medida inexplorado. “Aplicamos técnicas de neurociencia clásica y de sistemas para comprender los circuitos neuronales dinámicos que actúan en conjunto para orquestar la progresión de enfermedades malignas”.
La revista Nature presentó hace unos días el artículo “Cómo el cáncer secuestra el sistema nervioso para crecer y propagarse”, donde se refería, entre otros avances, a los hallazgos de la científica: los tumores pueden incluso conectarse a circuitos neuronales y recibir estimulación de las neuronas para crecer a través de sinapsis. Es así que de la misma manera que los tumores emplean vasos sanguíneos para alimentarse y crecer, el cáncer depende del sistema nervioso para todo, desde su inicio hasta su propagación.
Los científicos están empezando a comprender qué neuronas y señales están involucradas y están surgiendo (o se están retomando) terapias dirigidas a esas conexiones. Algunos de estos tratamientos usan medicamentos existentes para mejorar los resultados en personas con cáncer; sin embargo, cada cáncer es diferente en la forma en que interactúa con el sistema nervioso. En Nature se menciona que existen varios ensayos clínicos que están probando fármacos que interrumpen la comunicación neuronal, incluidos medicamentos ya desarrollados para las convulsiones y la migraña.
Los objetivos del tratamiento deben ser específicos del tipo de cáncer y entender cómo el cáncer se conecta con el sistema nervioso que lo utiliza. Diferentes investigaciones han demostrado que las neuronas pueden tener efectos directos haciendo crecer los tumores, pero también pueden actuar indirectamente, debilitando el sistema inmunológico para que no pueda combatirlos con tanta eficacia. A pesar de las diferencias y retos, el avance es claro y estos tratamientos pueden formar parte de nuevas estrategias integrales que ayuden a combatir de forma más efectiva el cáncer.
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Células sanguíneas
Jonathan Weissman, profesor de biología del MIT, miembro del Instituto Whitehead de Investigación Biomédica, en Cambridge, Massachusetts, forma parte de otro estudio que ha desarrollado un nuevo método para entrar al corazón e historia de las células sanguíneas, que constituyen la mayoría de las células del cuerpo. Los diferentes tipos de células sanguíneas incluyen glóbulos rojos, que transportan oxígeno; plaquetas, que promueven la coagulación, e innumerables tipos de células inmunes que protegen nuestro cuerpo de amenazas.
Es así que sus funciones son críticas y también están implicadas en muchas enfermedades humanas importantes (anemias y/o cánceres). Lo que estos diversos tipos de células sanguíneas tienen en común es que todas son producidas por células madre hematopoyéticas (HSC), que deben seguir produciendo células sanguíneas en grandes cantidades durante toda nuestra vida para poder reponer continuamente el suministro de nuestro cuerpo.
Los investigadores quieren entender mejor la dinámica de los diferentes tipos de células sanguíneas para comprender los fundamentos de la producción de sangre humana y cómo se transforma ante los casos de enfermedades. Esto también ayudaría a encontrar nuevos marcadores en las muestras de sangre relacionados con el cáncer.
El método desarrollado lleva el nombre de ReDeeM. Mediante éste, los científicos buscan mapear los árboles genealógicos de las células, un proceso llamado rastreo de linaje, para obtener nuevas pistas sobre cómo se propagan los cánceres y cuándo y cómo desarrollan mutaciones más agresivas y mortales. Este método nunca se había hecho con sangre humana. Las complicaciones se redujeron utilizando información mitocondrial.
La nueva tecnología promete brindar acceso sin precedentes a la historia de cualquier célula humana y la idea es que un futuro se pueda integrar en el expediente de un paciente un recuento de sus HSC, pues existen dinámicas clonales que según un conteo bajo o alto de los diferentes tipos de células sanguíneas se pueden relacionar con la presencia de diversas enfermedades.
Según datos del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, a pesar de los avances en la detección precoz del cáncer y en el tratamiento y la atención a los pacientes (precisamente gracias a los avances científicos que no se detienen), existen disparidades significativas en los resultados del tratamiento del cáncer no sólo entre las regiones de ingreso alto y las de ingreso bajo del mundo, sino también dentro de cada país.
Hay evidencia de casos de cáncer desde hace más de 3 mil años. El cáncer ha afectado a la humanidad a lo largo de toda su historia. Su prevalencia ha crecido en las últimas décadas debido al aumento de la esperanza de vida y la presencia de factores carcinogénicos en el medio ambiente, pero también las herramientas científicas y tecnológicas se han hecho más certeras para ir siguiendo más pistas y combatirlo.
Para Cary Adams, director de la Unión Internacional para el Control del Cáncer, el lugar en el que vive una persona no debería ser determinante para perder o ganar un combate contra el cáncer, pues existen herramientas asequibles que permiten a los gobiernos dar prioridad a la atención oncológica y garantizar que todo el mundo tenga acceso a servicios de calidad sobre un mal que se podría prevenir y tratar de manera mucho más efectiva.