Silicon Valley en realidad no existe.
No está en ningún mapa. No es una ciudad, ni una región o un condado.
Pero aunque no tiene fronteras claramente definidas, sabemos que es la casa de empresas como Facebook, Apple, Google o Netflix y que el dinero corre por las calles como el agua cuando llueve.
Si fuera un país, sería el país más rico del mundo después de Qatar, con un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita anual de US$128.647 (considerando exclusivamente el Área Metropolitana de San José-Sunnyvale-Santa Clara, en el norte de California).
Y si le ponemos otros límites (algunos incluso le agregan San Francisco), los números pueden subir o bajar un poco.
Lo cierto es que es una zona inmensamente rica.
Tan rica, que una casa promedio (no estamos hablando de las mansiones) cuesta más de US$1 millón y la renta mensual de un departamento común y corriente es de US$3.000.
"Es una región que está en riesgo por la creciente desigualdad", le dice a BBC Mundo Russell Hancock, presidente y director ejecutivo del centro de estudios Joint Venture Silicon Valley.
"El costo de la vivienda es el más alto de Estados Unidos y un tercio de la población no puede sostenerse sin ayuda".
Hancock y un equipo de investigadores publican anualmente el Silicon Valley Index, un análisis que muestra cómo ha evolucionado la zona.
Aunque el estudio destaca que la economía de la región sigue creciendo, que tiene full empleo y que los capitalistas de riego invierten cada vez más (especialmente en inteligencia artificial, realidad aumentada e inmunoterapias contra el cáncer), también muestra la otra cara de la moneda.
Con datos extraídos del Silicon Valley Index y otras fuentes consultadas por BBC Mundo, estos son algunos de los problemas que existen en el paraíso tecnológico:
Por décadas, Silicon Valley fue históricamente una comunidad de clase media, pero en los últimos 20 años comenzó a cambiar gradualmente, al mismo tiempo que la brecha salarial fue creciendo.
"Tenemos 50 multimillonarios y 10.000 millonarios, pero muchos de los empleados no pueden vivir aquí", explica Hancock.
"Nuestros profesores, nuestros bomberos, nuestros policías no tienen cómo asumir el costo de vida porque los precios son astronómicos".
Aunque el promedio de salario anual en Silicon Valley llegó a US$140.000 en 2018 (más del doble del promedio nacional), lo cierto es que el ingreso está muy polarizado.
"La disparidad de ingresos ha aumentado entre los profesionales vinculados a la tecnología y el resto de las personas", dice Cary McClelland, autor de Silicon City: San Francisco in the Long Shadow of the Valley, en conversación con BBC Mundo.
Como el costo promedio de la renta mensual de un departamento es de US$3.000, muchos profesionales están arrendando en la periferia.
Y entre los trabajadores con menos ingresos, muchos han tenido que buscar soluciones como arrendar una cama adentro de una van o hasta incluso dormir en el auto.
Aunque se siguen construyendo nuevas viviendas, en los últimos dos años solo el 15% de esas viviendas son accesibles a residentes cuyos ingresos son bajos o moderados.
"El costo de la vivienda se ha disparado y han aumentado los desalojos", agrega McClelland.
Al mismo tiempo ha subido el costo de servicios esenciales, como por ejemplo, el cuidado de los niños. Y el transporte sigue siendo un dolor de cabeza.
Muchos de los residentes han sido desplazados por el alto costo de vida a otros lugares de Estados Unidos como la región de Sacramento, San Joaquín, Austin o Seattle.
Pero, como los trabajadores que no quieren perder su empleo, se van a vivir a zonas circundantes y viajan en promedio cerca de 3 horas al día para llegar a su trabajo.
A eso se suma un sistema de transporte deficiente que dificulta aún más la entrada y salida del paraíso tecnológico.
"Incluso hay abogados y médicos que han tenido que irse", apunta McClelland.
En 2018, por primera vez los asiáticos desplazaron a los blancos y a los hispanos, como mayoría poblacional en Silicon Valley.
Y en el caso de las ocupaciones de alta especialización tecnológica, el 40% de los empleados provienen de China o India.
Esta nueva oleada está cambiando el panorama poblacional, con menos personas de raza negra y latinos de bajos ingresos y más asiáticos que vienen a sumarse a la revolución tecnológica que está cambiando al mundo.
¿Quién se hace responsable de mejorar las condiciones de vida de las personas con menos recursos en el área?
Como Silicon Valley no tiene una autoridad, según como se definan sus límites, esta puede incluir dos, cuatro o hasta nueve condados, donde cada gobierno local tiene sus propios asuntos que resolver.
Pero como Silicon Valley no existe en el mapa, los efectos del boom tecnológico suelen traspasar las barreras de un lugar a otro y provocar migraciones sociales que transforman el norte de California.
Por lo pronto, no solo se están moviendo personas, sino también las startups más pequeñas que se van a buscar capital semilla a otras regiones de Estados Unidos.
Por eso también están creciendo otros polos tecnológicos en Estados Unidos que buscan ser una alternativa al Valle de Silicio.