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La sexta extinción masiva de especies en la Tierra está más cerca de lo que nadie imagina; es más, por la velocidad a la que se pierden poblaciones de plantas y animales, parece inminente en términos geológicos.
Ahora desaparecen en pocas décadas las especies que tardarían cientos de miles de años en extinguirse de manera natural. Se calcula que las tasas de extinción provocadas por el ser humano son entre cien y mil veces más altas que las de los tiempos geológicos.
En un estudio publicado en Science Advances, Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, aseguró que, de haberse mantenido las tasas de extinción de los últimos dos millones de años, las 477 especies de vertebrados que desaparecieron en el último siglo se hubieran extinguido en 10 mil años.
“En cambio, la sexta extinción masiva de especies sería consecuencia del crecimiento desmedido de la población humana, del consumo excesivo de recursos naturales y del uso de combustibles como el petróleo”, advierte Ceballos.
Predicción
La aniquilación de la naturaleza por el ser humano es tan grave que, según estudios científicos, si el modelo de desarrollo actual no cambia radicalmente, habrá un gran colapso de la civilización en el año 2050 debido a éste y otros problemas ambientales como el cambio climático.
“De cumplirse esta predicción, a quienes hoy en día tienen entre 10 y 20 años les quedaría poco tiempo. Sería terrible”, subraya el investigador universitario.
De 1970 a 2015, cerca de 70% de todos los individuos de especies de animales silvestres se perdió; es decir, en 45 años, cerca de 70% de los elefantes, jirafas, rinocerontes, tortugas, peces... desapareció.
“El ataque a la naturaleza ha sido brutal y estúpido. Las plantas y los animales silvestres son la base de la vida en la Tierra. Cada vez que una especie se extingue o sus poblaciones disminuyen, la capacidad del planeta para mantener la vida se erosiona.”
México es uno de los países con mayor diversidad biológica; pero también, uno de los que enfrenta enormes problemas ambientales que ponen en peligro de extinción a miles de especies de plantas y animales silvestres. El cuidado del ambiente debe ser una prioridad nacional.
Por razones éticas, morales y filosóficas, pero sobre todo por sobrevivencia, es necesario detener la extinción de especies. La ventana de oportunidad se está cerrado rápidamente, pero aún estamos a tiempo de actuar.
“Debemos involucrarnos y participar no a lo tonto, sino con inteligencia, en la defensa del ambiente. Es muy triste que sólo a una fracción mínima de la población mundial (somos siete mil 400 millones de habitantes) le interese esta defensa”, apunta el también presidente de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar.
Retos ambientales
México tiene varios retos ambientales; uno de ellos es el rescate de diversas especies en peligro de extinción, como la vaquita marina.
“La pesca de la totoaba, causa indirecta de la muerte de la vaquita marina, deja ganancias muy lucrativas a la delincuencia organizada de México, Estados Unidos y China. Un kilo de buche de ese pez puede costar hasta 100 mil dólares. Por eso, para salvar a la vaquita marina, se debe combatir la impunidad de esa mafia internacional.”
De acuerdo con Ceballos, el nuevo gobierno tiene que definir y establecer una política pública ambiental sólida, agresiva, seria, a la altura de los problemas nacionales y globales que enfrentamos, ya que para un desarrollo a largo plazo fuerte y sostenible hay que conservar el ambiente.
En cuanto al Tren Maya, comenta: “En vez de oponerse o estar a favor de este proyecto, la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar solicitó al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) respeto a la legislación ambiental, en especial en materia de impacto ambiental, fauna silvestre y agua. También indicó que es imperativo que el tren no pase por ninguna área protegida y propuso pasos de fauna, entre otras acciones. Como toda obra de tal magnitud, si se hace mal, el Tren Maya puede tener un efecto negativo grave en el ambiente.”
Un país en crecimiento y con una población con tantas necesidades requiere proyectos de desarrollo, pero no a costa del ambiente. En opinión de Ceballos, con base en la ciencia y la tecnología hay que hacer una evaluación y un diagnostico adecuados de las obras de desarrollo para tomar las acciones adecuadas, no afectar los derechos de sus pobladores y reducir al máximo su posible impacto ambiental.
“Somos la última generación con la posibilidad de evitar un colapso ambiental de magnitudes catastróficas. Lo que está en juego es la sobrevivencia de la humanidad, ni más ni menos”, finaliza.