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Mantiene el equilibrio arriba de unos tacones de más de diez centímetros. Su maquillaje es impoluto y lleva unos pupilentes de color que le dan una mirada felina. Su melena contrasta con su barba oscura. Viste de riguroso negro y no deja un centímetro de piel al descubierto: camiseta de manga larga, minifalda estampada, medias y unos guantes que no le impiden lucir de manicura fluorescente.
“Soy muy peluda”, decía, presumida, mientras se abanicaba en un atardecer muy caluroso de julio de 2018 en la Ciudad del Espacio de Toulouse (Francia).
La estructura atómica del grafeno, el material del futuro por sus prometedoras propiedades, envolvía su pelo y su cuello. No pasaba desapercibida entre los científicos y los periodistas que comían y bebían champán en la recepción del congreso bienal Euroscience Open Forum (ESOF) .
Ella es Sassy Science, la primera divulgadora de la ciencia drag queen de todo el mundo. “No he visto nada igual. Que quizá lo haya… pero me temo que no”, cuenta Javier Armentia, creador de la web Ciencia LGTBIQ, que se declara “superfan” del personaje.
Sassy Science es el alter ego de Mario Peláez (1992), un estudiante de doctorado en el Instituto de Nanociencia de Aragón enamorado del grafeno. Su proyecto de divulgación drag queen surgió del taller de comunicación que recibió en Enabling Excellence, una red internacional de formación que reciben 13 doctorandos en nanociencias y nanotecnología, financiados por la Unión Europea.
“El proyecto de Mario me maravilló”, comenta Chris Ewels, coordinador del proyecto europeo, que subraya: “He estado involucrado en muchos proyectos de divulgación, pero en mi carrera no he visto nada igual a Sassy Science”. Ewels cuenta que al principio no acabó de entender demasiado bien la idea de Mario y recuerda mirar con escepticismo los vídeos de drag queens que le mandaba. Ahora no puede evitar sentirse como “un padre orgulloso”.
Mario Peláez junto al cartel que indica los distintos departamentos de su universidad / SINC
Pero Peláez siempre lo ha tenido claro: “La comunicación es un pilar para hacer ciencia , ya sea escribir un buen artículo, hacer una buena conferencia o presentar un buen póster”.
En Toulouse, cuyo póster era el único que contaba con una tableta donde mostraba sus vídeos de YouTube: “Soy Dr. Sass, activista LGTB abiertamente bisexual, drag queenamateur y estudiante de física”, se presentaba a sí misma con un inglés perfecto en el primer vídeo que colgó el pasado julio.
La divulgación millennial
Mario Peláez apuesta por las redes sociales para divulgar la ciencia y denunciar la discriminación de la investigación hacia las mujeres jóvenes, personas racializadas y el colectivo LGTB+ en las disciplinas STEM, que comprenden ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. “El drag me parece una buena herramienta para empoderar a estos colectivos”, cuenta. A continuación, invoca el plan B para cambiar la situación: ¡purpurina!
Por ahora cuenta con un perfil en Instagram y un canal en YouTube donde ya ha empezado a colgar algunos vídeos sobre “reinas”, tal y como se refiere a las investigadoras actuales e históricas, que son y fueron invisibilizadas. “Mario utiliza los medios que su comunidad usa para llegar a la audiencia que quiere”, señala Ewels.
En su canal de YouTube ya se pueden encontrar vídeos sobre la química Rosalind Frankin y la física Lise Metiner . Dice que también quiere grabar más sobre Ada Lovelace y Marie Curie, aunque admite con humor que la científica polaca “da para un especial”. Consciente de sus privilegios, asegura: “Quiero buscar una mujer racializada porque me está quedando todo muy de feminismo blanco”.
Por ahora, las reacciones de su personaje han sido positivas. Mario cuenta que se siente “muy acogido” por parte del proyecto europeo que lo vio nacer y el laboratorio donde trabaja. Por su parte, Ewels valora el esfuerzo del joven: “Mario se apasiona con lo que hace y Sassy Science lo ha sacado de su zona de confort. Tiene mucho mérito asistir a un congreso [ESOF] con miles de participantes vestido de drag”.