Los factores de riesgo de la enfermedad vascular cerebral (EVC) son las cardiopatías, las dislipidemias, la hipertensión, la diabetes, el sedentarismo, el tabaquismo, el alcoholismo, el abuso de drogas, así como causas hereditarias, entre otros.
Existen dos tipos de EVC. La doctora Laura Elisa Ramos Languren, de la Facultad de Psicología de la UNAM , explica que el tipo hemorrágico ocurre cuando se rompe una arteria, se presenta una hemorragia y un coágulo bloquea el paso del flujo de sangre al cerebro.
En tanto, la EVC isquémica es porque una arteria se obstruyó, se llenó de grasa y no permitió que pasara el flujo de sangre, entonces no llega suficiente oxígeno y glucosa a las neuronas y éstas se mueren.
Las secuelas dependen del área de la lesión y del tiempo en que fueron atendidas y podrían ser: alteraciones en el habla, en la lectoescritura, en la marcha y hasta en el reconocimiento de su propio cuerpo o de otras personas.
Programa de rehabilitación
La doctora Ramos Languren , junto con especialistas del Instituto Nacional de Rehabilitación, como parte de un proyecto de investigación, desarrolla un programa de entrenamiento cognitivo computarizado dirigido a pacientes con EVC.
En una primera parte del programa, los investigadores realizan una elección de los pacientes que pueden participar; seleccionan a aquellos cuya lesión se localiza en áreas relacionadas con la memoria de trabajo, la cual guarda información para utilizarla en la realización de alguna tarea.
A cada paciente se le realiza una evaluación pretest, la cual se lleva a cabo durante dos sesiones, luego unas pruebas neuropsicológicas y P300, relacionados con la memoria de trabajo y la atención.
Además son evaluados con una encefalografía y se obtienen muestras de sangre para analizar biomarcadores de estrés oxidante, pues las moléculas que se alteran cuando ocurre una EVC son las que regulan nuestro sistema de oxidación y antioxidación.
Al finalizar la rehabilitación, se analiza si los niveles de dichas moléculas cambian y hay cierta recuperación del cerebro.
“Tenemos dos tipos de programas: uno que va avanzando en dificultad y otro que se queda en el mismo nivel de dificultad y cada día, durante 20 días, el paciente tiene sus sesiones de entrenamiento”, explicó la investigadora.
Entre los resultados que esperan obtener de este proyecto se encuentran evaluar la funcionalidad del programa, es decir, qué tan eficaz es para rehabilitar, revisar los marcadores de estrés oxidante de los pacientes, así como monitorear sus avances en la ejecución en pruebas de memoria, principalmente.
A través de este programa, se busca contribuir a que los pacientes con EVC tengan una mejor calidad de vida, puedan lograr mayor independencia y retomar sus actividades diarias.
Ciencia UNAM, Dirección General de Divulgación de la Ciencia