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¿Por qué defiende a alguien que lo violenta? Es el extraño comportamiento que algunos psicólogos tratan de comprender. Se le conoce como el Síndrome de Estocolmo .
Era el 23 de agosto de 1973, cuando Jan Erik Olsson entró a un banco en la ciudad sueca de Estocolmo. Allí, tomó como rehenes a tres hombres y una mujer. Una vez que los policías lograron controlar la situación y detener al secuestrador, las cuatro víctimas presentaron un vínculo afectivo con Jan Erik al grado de defenderlo y protegerlo de la autoridad.
Desde entonces, el llamado “Síndrome de Estocolmo” se popularizó en series de televisión y películas para retratar situaciones donde algunas personas que son víctimas de un secuestro o un suceso violento presentan empatía con sus victimarios.
“Es complejo hablar de Síndrome de Estocolmo porque no viene en los Manuales Diagnósticos y Estadísticos de Trastornos Mentales”, explica el maestro Salvador Chavarría Luna, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM.
¿Mecanismo de sobrevivencia?
De acuerdo con el especialista, dicho síndrome visibiliza una paradoja psicológica que le ocurre a algunas personas, pero no a todas, en momentos críticos como los secuestros. Diferentes modelos psicológicos han buscado explicaciones a esta paradoja.
El psicoanálisis lo explica como un mecanismo de defensa donde hay una identificación con el agresor. Un ejemplo es cuando los niños defienden a sus padres aunque estos sean violentos o cuando las personas que reciben violencia de su pareja continúan con su victimario.
El psicoanálisis plantea una identificación con el agresor porque es lo que se necesita para sobrevivir. La víctima inconscientemente busca sobrevivir y hace lo que la otra persona le dice, como una manera de defenderse físicamente y evitar un desmoronamiento psicológico.
Otra razón es porque hay un “trato amable”, por ejemplo, la persona puede sentir que el secuestrador está actuando a su favor al no maltratarlo e invisibiliza que lo ha privado de la libertad.
El maestro en psicología también comenta que el método cognitivo conductual explica esta paradoja psicológica desde las llamadas distorsiones cognitivas. En algunos casos de secuestro o de hechos violentos, las víctimas pueden tener distorsiones cognitivas que le llevan a creer que el violentador está actuando a su favor aunque no sea verdad.
Otro trastorno identificado en víctimas de sucesos violentos donde hay una identificación en el victimario, es el disociativo no especificado, donde se crean personalidades alternas como una defensa frente a la realidad.
Ciencia UNAM, Dirección General de Divulgación de la Ciencia