Un equipo de investigación de la Universidad de Málag a ha participado en un estudio del Karolinska Institute de Estocolmo en el que se han detallado las modificaciones neuronales que se producen en casos de adicción severa en ratas. Los resultados obtenidos plantean la posibilidad de un tratamiento efectivo contra el alcoholismo.

El grupo se ha centrado en el análisis de los niveles de interacción entre los distintos receptores de la membrana celular de importantes circuitos neuronales en ratas que se someten a un consumo voluntario y continuado de alcohol, así como los cambios en las respuestas celulares y en el tejido cerebral asociados a estos receptores moleculares.

En el artículo, publicado en la revista Alcoholism. Clinical and experimental Research , los investigadores se centran fundamentalmente en el análisis de los efectos que produce el alcoholismo en diferentes complejos de interacción entre receptores de la membrana neuronal, especialmente los receptores de dopamina.

El estudio supone un avance significativo en estos procesos neurológicos . “Aunque ya se conocía qué cambios en los niveles de expresión de los receptores de dopamina estaban asociados con el abuso de alcohol, este trabajo ha logrado detallar a nivel molecular las modificaciones concretas que se desarrollan”, indica Manuel Alejandro Narváez, uno de los autores del artículo.

Dopamina y placer

Los receptores de dopamina se activan ante determinadas sustancias y provocan, en el caso del alcohol, una desinhibición característica, resultando en un mayor bienestar o sensación de placer. Sin embargo, cuando el organismo se acostumbra a esta sustancia , los niveles del neurotransmisor (dopamina) se reducen haciendo necesaria más cantidad para conseguir la misma recompensa . Estos cambios, además, se traducen en una compleja reorganización molecular en los niveles de interacción de los diferentes receptores, ubicados en la membrana neuronal.

La dopamina es un neurotransmisor responsable de múltiples funciones en el organismo entre las que se encuentran el aprendizaje, el sueño, el humor o la motivación. Su síntesis y producción varía según sea necesario en cada momento. Por ejemplo, ante un evento placentero la liberación y producción de dopamina en el cerebro aumenta, mientras que en momentos de cansancio, disminuye.

“Algunas sustancias, como el alcohol, la comida o las drogas, pueden modificar su producción tanto a corto como a largo plazo. Si disminuye o aumenta la liberación de dopamina, los receptores neuronales que son activados por esta sufren una profunda reorganización , alterando las funciones neuronales”, afirma Dasiel Borroto-Escuela, del Institute Karolinska donde se ha desarrollado la investigación.

Mayor dependencia del alcohol

Por su parte, la investigación ha incluido el estudio de la respuesta de otros receptores neuronales que interactúan directamente con los receptores de dopamina, especialmente con el receptor denominado de tipo D2, formando los llamados complejos de hetero receptores dopaminérgicos.

Concretamente, se han centrado en los receptores de adenosina A2A, que suprime la excitación promoviendo así el sueño, y el receptor sigma1, implicado en varios fenómenos como la función cardiovascular, la esquizofrenia o la depresión clínica.

La conclusión es que solo los complejos A2A-D2 se incrementan tras la exposición prolongada al consumo voluntario del alcohol y aceleran la pérdida de la función de los receptores de dopamina. Por tanto, contribuyen a una mayor dependencia del alcohol . Esto sugiere que el uso de drogas capaces de bloquear los receptores de adenosina puede convertirse en una excelente diana terapéutica en el tratamiento del alcoholismo y la adicción.

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