Radriografía de Gerod Buckhalter
Hospital de la Universidad de Virginia Occidental
Esta radiografía nuestra cómo es insertado un implante cerebral.

En Estados Unidos la adicción a los opioides es un problema grave. Pero un hospital universitario está probando un tratamiento revolucionario que funciona con implantes cerebrales.

Es la primera prueba de este tipo que se realiza en el país norteamericano. La idea es que esta tecnología ayude a pacientes con adicción severa a reducir su ansiedad.

Gerod Buckhalter, de 33 años, es uno de ellos. Lleva más de una década sufriendo recaídas y sobredosis, y ya se sometió a la cirugía para recibir el implante.

El médico principal a cargo de ella, Ali Rezai, describió el dispositivo como un "marcapasos para el cerebro".

Pero añadió que no es una tecnología de productos de consumo y que no debería usarse para "mejorar a los humanos".

Dr Rezai y su equipo
 

Buckhalter fue operado el 1 de noviembre en el Hospital de Medicina de la Universidad de Virginia Occidental (WVU, por sus siglas en inglés).

Otros tres pacientes se sometieron a la operación de forma voluntaria.

Regulando los impulsos

El proceso comienza con una serie de escáneres cerebrales.

Después se practica la cirugía. Para ello se hace un pequeño agujero en el cráneo para insertar un electrodo de 1 milímetro en un área específica del cerebro que regula impulsos como la adicción y el autocontrol.

Se inserta una batería debajo de la clavícula, de manera que la actividad cerebral se monitorea de manera remota por el equipo de médicos, fisiólogos y expertos en adicción para ver si el anhelo de consumir la sustancia disminuye.

La denominada estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés) fue aprobada por la FDA, la agencia del gobierno de Estados Unidos responsable de la regulación de alimentos y medicamentos, para el tratamiento de varias enfermedades.

Algunas de ellas son el párkinson, la epilepsia y el trastorno obsesivo compulsivo.

Gerod Buckhalter
Hospital de la Universidad de Virginia Occidental
Gerod Buckhalter lleva años luchando contra la adicción a los opioides, que le recetaron por una lesión que sufrió jugando al fútbol a los 18 años.

Unas 180.000 personas en todo el mundo tienen implantes cerebrales.

Esta es la primera vez que la DBS da su aprobación para usarlos para combatir la adicción a las drogas. Ha ocurrido en un complejo ensayo en el que han colaborado muchos equipos, incluidos especialistas en ética, psicológicos y reguladores.

Durante los próximos dos años, los pacientes serán monitoreados muy de cerca.

El doctor Rezai le dijo a la BBC que "la adicción es compleja" porque "hay una serie de dinámicas sociales en juego y elementos genéticos, y algunas personas no tienen acceso a tratamientos, por lo que sus cerebros cambian poco a poco y tienen más apetencia".

"Este tratamiento es para aquellos a quienes les falló cualquier otro, ya sea medicina, terapia de comportamiento, intervenciones sociales. Es un ensayo muy riguroso supervisado por especialistas en ética y reguladores y muchos otros órganos gubernamentales", agregó.

Gerod Buckhalter y su familia
Hospital de la Universidad de Virginia Occidental
Buckhalter con su familia antes de la operación.

El médico también dice que las estadísticas muestran que la sobredosis es la principal causa de muerte en Estados Unidos en personas menores de 50 años.

"Más de la mitad de los pacientes recae. Necesitamos encontrar soluciones porque esta es una situación que amenaza su vida y que afecta a sus familiares y seres queridos".

Una crisis

El estado de Virginia Occidental, en el este de Estados Unidos, tiene la tasa más alta de muertes de sobredosis de drogas por opioides en el país.

En 2017, hubo 49,6 muertes de este tipo por cada 100.000 personas, de acuerdo con datos del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas.

Protesta de familiares de víctimas de sobredosis.
Getty Images
El abuso de pastillas provocó un gran aumento de las muertes por sobredosis entre 1999 y 2017.

A principios de este año, la Real Sociedad de Reino Unido advirtió sobre los peligros éticos de combinar máquinas y humanos, y se mostró especialmente preocupada sobre los planes de firmas tecnológicas como Facebook o Neuralink, de Elon Musk, que anunciaron que investigarían el desarrollo de productos comerciales.

Neuralink ya ha comenzado a hacer ensayos humanos en Estados Unidos con electrodos insertados en los cerebros de pacientes con parálisis.

Y Facebook está apoyando una investigación que tiene por objetivo crear un casco que pueda transcribir 100 palabras por minuto, simplemente del pensamiento.

Rezai es escéptico sobre las firmas tecnológicas que se están involucrando en este área.

"Creo que es muy bueno para la ciencia, y necesitamos más ciencia para avanzar en este campo y aprender más sobre el cerebro. No es para mejorar a los humanos, eso es muy importante. Esta no es una tecnología de consumo".

"Las aplicaciones deberían estar muy reguladas. Esto no es como vacunarse contra la gripe o tatuarse. La cirugía tiene riesgos inherentes".

"Es solo para personas con enfermedades crónicas a quienes les fallaron todos los demás tratamientos y están desesperados".

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