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La Organización Mundial de la Salud estima que en todo el mundo existen 1,710 millones de personas que viven con algún tipo de trastorno musculoesquelético y que se consideran la principal causa de discapacidad al limitar la movilidad y destreza de las personas.
La columna vertebral es una estructura ubicada en el esqueleto que funciona como un eje y, con el apoyo de las piernas, genera el centro de gravedad en cada persona, lo que permite que nos movamos con total libertad.
Otra función que tiene es la protección tanto de la médula espinal como de los nervios que emergen de ella, estos órganos son vitales debido a que son los encargados de conectar todo el cuerpo con el cerebro.
El Dr. Ildefonso Muñoz Romero, neurocirujano con especialidad en cirugía de columna vertebral y cirugía de nervios periféricos del Centro Médico ABC, señala que una columna sana es aquella que no tiene deformidad, que no tiene desgaste desproporcionado para la edad de la persona o que no genera dolor.
El origen de las complicaciones que se pueden presentar en la columna es muy variado e incluyen problemas por trauma a consecuencia de caídas, choques o incluso la osteoporosis.
También se pueden presentar problemas degenerativos debido a malos movimientos de manera recurrente a lo largo de los años, o simplemente a consecuencia del envejecimiento de la persona.
Acerca de las hernias discales o de disco
Dentro de los padecimientos por degeneración, uno de los más frecuentes que pueden detectarse en la columna vertebral son las hernias discales que, dependiendo el área donde aparezcan, se puede conocer como hernia cervical, hernia torácica o hernia lumbar.
El término hernia se emplea para padecimientos de diferentes áreas del cuerpo como en el abdomen, donde una pared se debilita o rompe y su contenido sale por ahí. En cambio, una hernia discal, o también conocida como hernia de disco, se genera debido al desgaste de los discos intervertebrales, es decir, de las almohaditas que se ubican entre cada vértebra y que proporcionan la flexibilidad de la columna y que amortiguan el impacto de las actividades diarias como caminar o saltar.
Estos discos se componen de dos estructuras principales, la primera es el anillo fibroso y que se podría considerar la pared y la otra es el núcleo pulposo, esto es, el contenido. Así, ante malos movimientos o el pasar del tiempo, estos discos van perdiendo su estructura generando deformidad o abombamiento y, una vez que se ha debilitado la pared, se puede generar una inflamación o chipote, convirtiéndose en el punto más débil del anillo y que puede llegar a romperse, provocando que el núcleo salga de su zona.
Es importante mencionar que no es necesario que el contenido salga para considerar la presencia de una hernia ya que los problemas de columna pueden surgir desde ese momento.
¿Qué problemas puede generar una hernia discal?
A partir del momento en el que se genera una deformidad se pueden presentar problemas de dolor y movilidad debido a que el abombamiento puede estar tocando una raíz nerviosa o provocar que se modifique el diámetro por el canal donde pasan los nervios; de igual manera existe la posibilidad de que el debilitamiento por sí mismo genere dolor.
Un ejemplo muy frecuente de este padecimiento es la comúnmente conocida como ciática, que en realidad es una hernia en la cuarta o quinta vértebra lumbar, donde se comprime la raíz y se genera este tipo de dolor.
Las hernias cervicales, que afectan la zona del cuello y las hernias lumbares, que afectan la zona de las piernas, prácticamente se presentan de igual manera, aunque las cervicales se suelen producir más por degeneración y en las lumbares es más frecuente la salida de contenido por trauma.
Al presentar una hernia discal, el principal síntoma que se percibirá es el dolor, señala el Dr. Muñoz y tanto la intensidad como la ubicación y duración de este dependerá de la vértebra que se ha visto afectada.
El dolor se puede presentar de diferentes maneras, sentir dolor en alguna zona del cuerpo como el cuello, la espalda, los brazos o las piernas; sentir dolor al rotar el tronco, al agacharse, acostarse o al pararse.
También es posible percibir el cuerpo contracturado, esta situación puede volverse cíclica debido a que se presenta para contener el dolor, no obstante, un cuerpo contracturado también puede generar dolor, lo que propicia que esta contractura se mantenga casi permanentemente.
Aparte del dolor, una persona con una hernia podría percibir un tipo de entumecimiento u hormigueo en la zona del cuerpo que esté conectada a los nervios afectados, por ejemplo, sentirse en una mano, en ambos brazos o en las cuatro extremidades.
Otro posible síntoma que algunas personas presentan es debilidad en los músculos afectados por los nervios que se han visto comprometidos generando una incapacidad para hacer movimientos normales como levantar los brazos sin que aparezca dolor, sostener objetos o incluso, tropezar.
Aunque lo más frecuente es tener uno o varios de estos síntomas, también podría presentarse una hernia de disco asintomática, donde es posible que la persona no la detecte hasta que por otro motivo se le realicen estudios de imagen.
Es importante que consideres que recibir atención médica especializada te permitirá que se conozca y atienda el origen del padecimiento para que elimines el dolor por completo y no solamente de forma inmediata y breve.
Tratamientos para curar las hernias discales
El Dr. Ildefonso Muñoz indica que existen diferentes estudios de imagen que permiten diagnosticar la presencia de una hernia de disco. Esto incluye una radiografía de columna fija y dinámica, lo que significa que se deberá tomar una radiografía en posición normal y otra con una flexión o extensión.
Mientras que la resonancia magnética es un estudio de mucha importancia ya que permitirá ver el estado del disco, el grado de ruptura y la forma que presenta y con ello, se podrá diagnosticar el grado de compromiso que puede haber para la médula o los nervios.
Una vez que el médico neurocirujano cuente con estos datos podrá ofrecer el mejor tratamiento para cada paciente.
Si la hernia es pequeña y sencilla se puede indicar únicamente que la persona tome medidas sobre una buena higiene de columna, esto incluye mejorar la postura al caminar o sentarse y conocer la manera correcta de cargar objetos. Además, se puede indicar bajar el peso corporal para disminuir la presión que recibe la columna.
El ejercicio es otra medida que ayuda a tratar las hernias discales, aunque en este caso el tipo de ejercicio debe ser el adecuado y sano para la columna, dejando a un lado los de alto impacto para dar pasado a la natación, elíptica o cargar pesas de una manera adecuada y bajo supervisión; todo esto ayudará a fortalecer el aparato muscular y, como resultado, limitar la hernia.
En caso de que la gravedad de la hernia sea mayor, el médico puede indicar un procedimiento quirúrgico. El Dr. Muñoz enfatiza que este tipo de procedimientos no es la última opción, sino que es la mejor opción cuando está indicada.
La mejor manera de prevenir la aparición de una hernia discal es contando con una buena higiene de columna, empleando hábitos sanos en el movimiento y ejercicio, así como poner atención al peso corporal que se tiene y a su distribución para tener un buen balance.
Si llegas a percibir algún tipo de dolor en tu vida diaria, que puede estar relacionado a la columna vertebral, lo recomendable es asistir con un médico especialista en cirugía de columna vertebral. Muchos ortopedistas y neurocirujanos cuentan con esta especialidad, siendo el indicado para darte un tratamiento correcto.
En la Clínica de Columna del Centro Médico ABC podrás encontrar a un selecto grupo de médicos profesionales y certificados para dar atención a los diferentes padecimientos relacionados con la columna vertebral, incluyendo la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la posterior rehabilitación para este tipo de enfermedades.