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En temporada de verano es común que suframos deshidratación , por no beber el agua suficiente que el cuerpo requiere. Si hidratarse es importante en cualquier época del año, durante las fecha en que el calor se intensifica es de importancia primordial ingerir más de tres litros de aguas, ya que de no hacerlo, podemos padecer consecuencias graves; desde mareos, debilidad y fatiga hasta alteraciones en el estado mental y el riesgo de perder la vida.
La “National Health Service” indica que la deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más líquidos de los que ingiere, un padecimiento que puede producirse de forma leve o grave, dependiendo del tiempo que la persona pase sin beber agua, pues altera el equilibrio de sales minerales y electrolitos del cuerpo, impactando de forma directa en las concentraciones de sodio y potasio de nuestro organismo.
Mantenernos hidratados es tan importante pues, cada día, nuestro cuerpo pierde de dos a tres litros del día. Esta pérdida ocurre a través de diferentes actividades físicas como respirar, orinar, defecar y sudar. En un primer momento, cuando comenzamos a perder agua sin que esta sea compensada, nuestro propio organismo toma agua de las células que son transferidos al torrente sanguíneo, pero es una solución a corto plazo, por lo que no podemos escapar de una deshidratación.
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En realidad, no es tan complicado evitar que el cuerpo entre en estado de deshidratación, pues dentro de nuestro organismo contamos con el mecanismo de la sed. que indica al cuerpo que beba agua cuando el contenido de agua corporal comienza a reducirse.
¿Cómo ubicar si estoy a punto de sufrir una deshidratación?
La deshidratación se manifiesta a través de síntomas como la sed, orina de color amarillo oscuro y de fuerte olor, la experimentación de mareos y aturdimiento, cansancio, y otras molestias como boca, labios y ojos secos.
Pero hay, además, factores de riesgo que pueden desatar una deshidratación con más facilidad; algunos de ellos -de acuerdo con el Servicio Nacional de Salud de EU- son la diabetes, el alcoholismo, tomar medicamentos diuréticos (que producen que una persona orine más), padecer sudoración extrema luego de ejercitarse, y tener una temperatura mayor a 38°C.
¿Cómo reducir el riesgo la deshidratación?
Se debe beber agua, en el momento que se presente alguno de los síntomas que indican una probable deshidratación. Si la persona se encuentra débil y no le apetece ingerir agua, deberá de comenzar a beber pequeños sorbos de líquido y, gradualmente, aumentar la cantidad de agua con la ayuda de una cuchara.
El color de la orina también es un indicio para medir la hidratación; el pigmento de esta debe mantenerse como un color amarillo claro; si es más oscura es probable que estemos comenzado a deshidratarnos.
Beber líquidos, una actividad que debe volverse costumbre
Aunque la deshidratación puede asaltarnos –con más facilidad- durante la temporada de calor, es un padecimiento del que debemos cuidarnos durante todo el año. Para evitarlo, es necesario acostumbrarnos a beber agua constantemente, que se convierta en un acompañamiento habitual de todas nuestras actividades e incitar a las nuestras y nuestros a que beban agua. Por ejemplo, fomentar la ingesta de agua entre comidas e incitar a beber una taza de té o agua –durante las reuniones sociales-.
Pero beber agua no es lo único que nos proveerá de una buena deshidratación, también podemos conseguirla a través de la ingesta de alimentos –altos en líquidos- como lo son las frutas, verduras, sopas, helados y mermeladas. Los sueros orales también son de ayuda, si estos son recomendados en consulta médica.
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