"Yo tenía la enfermedad del Reiter, no del sida. De Reiter, que, al lado del sida, es como comparar un Ferrari con un Lada: el Lada sería el sida, y el Reiter sería el Ferrari... del dolor".
Así describe el español Nacho Vidal, uno de los actores porno más famosos del mundo, la enfermedad que le llevó a renunciar a su carrera y comenzar a tramitar una "minusvalía", porque asegura que ya no puede trabajar "de nada".
Vidal se refiere a ella como "síndrome de Reiter", pero la comunidad científica prefiere el término "artritis reactiva".
Así se evita honrar el nombre de Hans Reiter, uno de los primeros médicos en describir la enfermedad, pero también un líder nazi que experimentó con prisioneros del campo de concentración de Buchenwald, en Alemania.
El actor español llevaba siete meses siendo el centro de rumores respecto a su salud, después de que en febrero saliera a la luz que había dado positivo en una prueba de VIH.
Sin embargo, aquel resultado se trató de un falso positivo, según el actor, que afirmó que este error fue causado por los síntomas de la artritis reactiva que padecía cuando se extrajo la muestra de sangre.
Unos síntomas que los médicos no conseguían descifrar y que ocasionaron que Vidal llegara a decirle a uno de los facultativos: "Me quiero suicidar del dolor".
Finalmente, un médico consiguió dar con el diagnóstico: artritis reactiva.
"Yo tengo una enfermedad que contraje hace siete meses ya, que se llama el síndrome de Reiter. Es una (...) enfermedad que yo contraje sin darme cuenta, hace mucho tiempo, a lo largo de toda la historia del porno, cogiendo gonorreas y clamidias", afirmó Vidal.
Una de cada 30.000 personas padece de artritis reactiva, un mal que afecta sobre todo a hombres de entre 15 y 35 años, según la página web de la Federación Española de Enfermedades Raras (Feder).
La enfermedad surge como una reacción a una infección y en sí no es contagiosa. No obstante, algunas de las bacterias que pueden ocasionar esta reacción sí se transmiten mediante relaciones sexuales o comiendo alimentos contaminados, como explica el sitio web de la Clínica Mayo.
Por ejemplo, la clamidia o la salmonela.
Esa primera es precisamente uno de los males en lo que, según Vidal, puede radicar el origen de su artritis reactiva.
"La gonorrea y la clamidia es una enfermedad que tú la coges, te tomas una pastilla y al día siguiente estás bien... Yo he cogido unas 50 veces gonorrea, unas 50 veces clamidia, con las que me tomaba una pastillita y estaba bien", aseguró el actor.
"¿Qué pasa? Que aparece el virus del Reiter. Es un virus que está en tu sangre, aparece en tu sangre con las gonorreas y las clamidias... Este virus del Reiter estuvo dormido muchos años, no sé cuántos. Yo lo tenía y no lo sabía".
Aunque la explicación de Vidal, sin embargo, no es correcta, ya que el antiguamente llamado síndrome de Reiter no es un virus, sino una reacción inmunológica.
También cabe destacar que la mayoría de las personas expuestas a las bacterias que pueden causar artritis reactiva no llegan a desarrollar esta enfermedad.
La reacción se suele presentar como una hinchazón y dolor muscular en los intestinos, los genitales o las vías urinarias, como explica la Clínica Mayo. Las rodillas, los tobillos y los pies suelen ser los más afectados.
También es común que vaya acompañada de conjuntivitis, trastornos de la piel e hinchazón en dedos de las manos o los pies, como corroboró Vidal.
"Yo cogí una fiebre muy fuerte... Compré medicina, pensaba que era una gripe estomacal porque también iba mucho al cuarto de baño (...) estaba lleno de medicinas y la fiebre no bajaba".
"De repente me salió una prostatitis: se inflama la próstata y cuando meas te duele... ¡Ni te imaginas!"
"Me empezó a doler la mano derecha... Al día siguiente, me levanto y tenía la mano inflada, hinchada, era como si fuera un corazón: bumbúm, bumbúm, bumbúm".
Según Feder, la enfermedad se da entre una y tres semanas después de una infección urogenital o gastrointestinal y la primera señal suele ser tener problemas al orinar.
Vidal asegura que llegó a tomar opiáceos por el día e inyectarse morfina por la noche para aguantar el dolor, siempre bajo instrucciones médicas.
Dijo que estuvo tres meses postrado en la cama, con la mano hinchada doliéndole. Luego le sucedió lo mismo en un tobillo y una rodilla, de donde le sacaban "tres agujas de líquido amarillo cada día".
"Siempre he pensado que soy un vikingo y que puedo con todo", pero según admitió, "fue doloroso".
De noche, se arrastraba por el suelo hasta el baño porque no podía caminar debido a la hinchazón en su pierna, relató. De igual forma volvía a su cama, húmeda porque no paraba de sudar.
"Me metía debajo de esa colcha y pedía morir. Eso es el Reiter", aseguró.
Si bien Vidal asegura que se trata de una enfermedad crónica, instituciones como la Clínica Mayo, Feder y el Colegio Estadounidense de Reumatología afirman que puede volverse crónica, pero no necesariamente. Por lo general, suele remitir después de un año.