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Iván Carrillo es un periodista de ciencia que cree en el poder transformador de las historias. Asegura que a través de la comunicación tenemos la oportunidad de generar una sociedad con mejores lazos que trabaje colectivamente en favor de un bien común. Él ve al periodismo como una labor de cuidado de los recursos, de vigilancia de la corrupción y de análisis de la política, pero también como una actividad civilizatoria que nos ayuda a entendernos mejor.
Carrillo ganó el Premio Conacyt de Periodismo de Ciencia, Tecnología e Innovación 2017 en la categoría de reportaje impreso por su texto Axolote: Un dios en peligro de extinción, que se publicó en septiembre de 2016 en la revista National Geographic. El texto narra la historia de los esfuerzos científicos que se están haciendo para lograr la conservación y evitar la extinción de esta especie de su hábitat natural. El modelo de los científicos muestra que de no hacer nada, estaría completamente desaparecida.
Para el también miembro de la generación 2016-2017 del Knight Science Journalism Fellowship en el MIT, el periodismo de ciencia enfrenta grandes retos; considera que todos los esfuerzos de reconocimiento son importantes porque le dan visibilidad a los reportajes, las historias que tal vez pasaron inadvertidas en los medios. “Creo que desde esa perspectiva es una labor loable; qué bueno que haya instituciones del gobierno que estén promoviendo el periodismo científico, pero yo creo que siempre será insuficiente, no lo que haga el gobierno, lo que hagamos todos, necesitamos promover más, no hablaría del periodismo científico sino de la cultura científica. Ojalá y haya más, pero creo que más que la promoción que dan los premios sería que pudiéramos contar con espacios de más calidad en los medios de comunicación”.
Reportajes como el del Axolote: Un dios en peligro de extinción buscan promover el pensamiento científico para hacer una sociedad que vea en el conocimiento soluciones para sus problemas. “La historia del axolote se plantea a través de un modelo, la ciencia está previsualizando un problema que se acerca en unos años y así parte la labor de la ciencia y el periodismo enfocado en ciencia, da la posibilidad de conocer estas investigaciones y, al conocerlas la sociedad, uno: puede formar opiniones; dos: puede informarse de en qué se están destinando sus recursos, porque la ciencia en mayor parte es pagada por el erario público; y tres: podemos generar presión para que los recursos se inviertan en investigaciones que nos atañen”, explica Carrillo.
¿A quién le interesa la ciencia? Para Iván Carrillo, decir que la ciencia no vende es un cliché muy peligroso porque se le inserta en la cabeza a los tomadores de decisiones, políticos, editores, empresarios y gente que se dedica a la publicidad. Lo peor, de acuerdo con Carrilo, es que ni si quiera se toman el tiempo de comprobar qué tan real es ese cliché.
“Debemos entender que el periodismo de ciencia no vende ciencia, no nos dedicamos a vender ciencia, de hecho yo diría que no nos dedicamos a vender nada. Me gustaría cambiar la palabra vender por generar atención, generar interés, y creo que la ciencia lo hace. El buen periodismo genera interés, es eso a lo que nos dedicamos. Una audiencia que se forme o que se consolide en torno a temas interesantes es valiosa porque podemos inferir que es una audiencia inteligente, que es una audiencia crítica que sabe
actuar y que consume información de calidad”, asegura Iván Carrillo.
Asegura que la clave está en contar buenas historias y saber acercar el conocimiento a las personas, ya sea en un tema coyuntural planteando soluciones o dando respuestas en situaciones extremas, como cuando hay huracanes, sismos o inundaciones.
También afirma que los medios de comunicación y los periodistas se deben a la sociedad, por lo que hay que escribir historias de fondo, investigadas, verificadas y bien estructuradas que le sirvan al lector.
“Una vez me escribió un preso del estado de Guerrero y me decía que la revista Quo, de la que fui editor por muchos años, que les llegaba a la prisión, representaba para él la oportunidad de sentirse libre; que al leer las historias, tenía esa sensación de libertad. Eso es de atesorarse”, recuerda con orgullo.
Marcando tendencias. La Fundación Ealy Ortiz ha jugado un papel muy importante en la carrera de Iván Carrillo. Con una visión que no existía en América Latina, la Fundación abrió camino para muchos periodistas de ciencia.
“He visto la evolución de su trabajo y el impacto en otros colegas, pero sobre todo he usado la red de trabajo que crearon de periodistas de América Latina trabajando en ciencia, salud y tecnología. Yo he usado esa red muchísimo; además, todo te lo dan sin pedir nada a cambio y eso es muy valioso, no estamos acostumbrados en México a que las fundaciones actúen tan filantrópicamente, por lo menos en cuestión de periodismo”, dice el galardonado por el Conacyt.
Carrillo asegura que le entusiasmaría que ahora que soplan vientos mejores para el periodismo científico sea la Fundación la que encabece esos grandes esfuerzos porque se lo ha ganado: “Es la pionera, han estado ahí antes que cualquier otro en este país, entonces sería importante liderar todos estos esfuerzos”.
Si algo ha caracterizado el trabajo periodístico de Iván Carrillo es la pasión, la certeza de que la ciencia tiene una aplicación que apunta a solucionar problemas, a cambiar la realidad de las personas.
“Quisiera pensar que las historias que yo puedo contar como periodista o las que pueda confeccionar como editor, como productor, van a tener un impacto en la reflexión de quiénes somos y hacia dónde vamos y cómo le vamos a hacer para encarar los retos que tenemos”.
El Premio Conacyt de Periodismo de Ciencia, Tecnología e Innovación 2017 lo recibirá Iván Carrillo dentro del V Seminario Iberoamericano de Periodismo de Ciencia, Tecnología e Innovación que se llevará acabo en Puebla del 5 al 7 de diciembre.
Además, durante el Seminario, Carrillo impartirá la conferencia La importancia de contar historias en el periodismo de ciencia el martes 5 de diciembre a las 11:45 horas.