Los nativos de la Nueva España también sucumbieron frente a varios enemigos invisibles. En menos de un siglo, de 1519 a 1600, la población indígena se redujo a una décima parte. Además de la viruela y el sarampión, un microorganismo nombrado en los registros históricos como cocoliztli contribuyó a diezmar rápidamente a la población que sucumbía frente a una fatal fiebre hemorrágica.

“Se trata de un punto más en una línea de tiempo”, señala la doctora Miriam Jetzabel Bravo López, una de las ganadoras de las Becas Para las Mujeres en la . La investigadora del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM tiene como proyecto de investigación la caracterización de las biomoléculas antiguas de los patógenos causantes de cocoliztli durante el siglo XVI en la Nueva España.

Bravo López cuenta cómo nació su pasión por la paleogenómica, una herramienta útil para rastrear las señales de una enfermedad mediante el estudio de su ADN. “Es una metodología que posibilita trazar la evolución de patógenos”, señala y agrega que se trata de herramientas de gran potencial para incorporar información más puntual a toda la reconstrucción histórica que se ha generado sobre esta epidemia. Esta información, que se abona a una larga línea de tiempo sobre el devenir de la enfermedad, ayuda a establecer más conexiones y entender cómo han cambiado los virus y bacterias desde tiempos remotos, pero también cómo han cambiado los organismos que los hospedan.

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“Se trataba de un patógeno que causaba sangrado bucal y nasal. También hay registros históricos que atestiguan reacciones en la piel como fístulas. Finalmente, los individuos fallecían a los tres días de haber adquirido la infección. Hasta la fecha no se sabe con certeza el agente causante”, señala la investigadora que a la par buscaría indagar más sobre el genoma del microorganismo y que esto también contribuya, en un futuro, a diseñar nuevos tratamientos.