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Cada mes, Laura Teixeira realiza un ritual en "conexión" con la Tierra.
Esta mujer, de 27 años de edad, recolecta la sangre de su menstruación, unta un tanto en su rostro y diluye el resto en agua, que utiliza para regar las plantas.
La práctica, llamada "sembrando la Luna", está inspirada en unas tradiciones ancestrales que celebran la sangre menstrual y la consideran un símbolo de fertilidad.
Las mujeres que realizan estos ritos tienen sus propias formas de celebrar sus "lunas", con fases y ciclos de distinto significado.
Teixeira relata a la BBC su ritual para regar las plantas: "Lo siento, perdóname, te amo y estoy agradecida".
"Me imagino las plantas creciendo de manera hermosa y recibiendo un montón de nutrientes", dice.
Cuando se frota su cuerpo con sangre menstrual, Teixeira explica que simplemente cierra sus ojos y se siente agradecida y con energías renovadas.
"Extremadamente poderoso"
Para Teixeira, este ritual también se trata de empoderar a las mujeres.
"Una de las grandes formas de discriminación es el repulso que siente la sociedad hacia la menstruación, avergonzando a las mujeres durante su período", agrega.
Sembrando la Luna es un ejercicio "muy simple pero extremadamente poderoso, sanador, y profundo para cada mujer", según Morena Cardoso, terapista del cuerpo y la mente, bailarina y escritora que inició el Día Mundial de Sembrar tu Luna en 2018.
Este evento atrajo a 2.000 personas que sembraron sus lunas juntas en espacios públicos.
La idea detrás del evento, explica Cardoso, es que "la sangre menstrual, como la mujer, no es motivo de vergüenza, sino de orgullo y poder".
El acontecimiento volverá a tener lugar el próximo 4 de agosto.
"El trabajo espiritual de la mujer"
De acuerdo a Cardoso, algunas culturas indígenas en América del Norte (incluyendo México) y en Perú, derramaban sangre menstrual sobre la tierra para fertilizarla.
Dicha práctica representaba un momento de hermanamiento y trabajo espiritual entre mujeres, y el rito del tránsito de niñas a mujeres.
Pero en otras sociedades existe una "perspectiva eminentemente negativa" sobre la sangre menstrual, considera Daniela Tonelli Manica, antropóloga de la Universidad Unicamp en Brasil, que lleva investigando este asunto durante 20 años.
"La menstruación se considera como un sangrado inútil, en la misma categoría que las heces y la orina, algo con lo que se debe lidiar en el baño, completamente fuera de la vista".
En los años 60, movimientos feministas intentaron cambiar esa imagen y motivaron a las mujeres a hablar más sobre sus cuerpos, respetando su autonomía.
Posteriormente, algunos artistas se sumaron a esa tendencia explorando el simbolismo de la sangre menstrual para expresar ideas políticas sobre el medio ambiente, sexualidad y cuestiones de género.
"Algo sagrado"
"Sembrar mi luna me abrió los ojos para ver la Tierra como un útero gigante que germina, como el nuestro", cuenta Renata Ribeiro, quien descubrió este ritual por internet.
"Pensé que es justo y perfecto devolver a la Tierra lo que nos concede".
Ribeiro recoge su menstruación en la ducha y luego la utiliza para regar una planta de albahaca en una maceta.
Su planta de menta, sin embargo, luce "pegajosa" y "desnutrida", bromea Ribeiro por el hecho de que esa planta no fue regada con su sangre.
Ribeiro, ahora con 43 años, recuerda lo que escuchó la primera vez que tuvo su período, en sus primeros años de adolescencia: "Ahora eres una joven mujer, sangrarás con cada Luna y nadie lo necesita saber".
Este hecho le molestaba y por eso envidiaba que los hombres no tuvieran que pasar por eso. Ahora, sin embargo, considera su ciclo menstrual algo "sagrado".
El tabú
Una encuesta global realizada a 1.500 mujeres entre 14 y 24 años sugiere que la menstruación sigue siendo un tema tabú en muchas sociedades.
Según los datos de este estudio -comisionado por la empresa Johnson & Johnson y llevado a cabo en Brasil, India, Sudáfrica, Argentina y Filipinas- las mujeres se avergüenzan de pedir productos de higiene femenina -toallitas higiénicas, tampones...- e incluso levantarse de su silla cuando tienen la menstruación.
El corto "Period. End of Sentence" ("Período. Fin de la cita", en una traducción literal), dirigido por la joven cineasta Rayka Zehtabchi, cuenta la historia de un grupo de mujeres en la región india de Hapur, en su intento de conseguir que las toallas sanitarias sean más accesibles para el colectivo.
Una de las mujeres del documental se refiere a su período como "sangre impura" y otra admite que, ante la imposibilidad de conseguir toallas sanitarias, decidió abandonar la escuela.
Cecilia Sardenberg, una antropóloga de la Universidad Federal de Bahía, recuerda que tuvo su primer período en un momento "en el que rara vez se hablaba abiertamente sobre ello".
Las mujeres que hoy en día no sienten vergüenza de su menstruación "son muy importantes" para combatir el estigma, considera.
Controversia
Pero no todos están listos para aceptar la práctica de sembrar la Luna.
Lo comprobó Laura Teixeira tras publicar el pasado junio un autorretrato mostrando su rostro y pecho pintados con sangre menstrual.
"Tenía 300 seguidores y esperaba que fuese otra publicación más para ayudar a que las mujeres entendiesen el asunto", comentó.
Cuatro días después, descubrió cómo se burlaban de ella en una cuenta de memes en Instagram.
Un controvertido humorista brasileño, Danilo Gentili, publicó en su cuenta de esta red social: "La sangre menstrual es normal, lo que es anormal es manchar tu cara con ella".
Pero su broma se le volvió en contra: recibió más de 2.300 comentarios, la mayoría de ellos negativos.
Para Teixeira, este episodio es una muestra más de cómo este tema sigue siendo tabú.
"Las personas piensan que si algo no es común para ellos, es una aberración. Piensan que pueden esconderse detrás de sus teléfonos móviles y usar palabras de odio para herir a otros", dice Laura.
"Este es el fluido de mi cuerpo y yo decido lo que es anormal o no. Yo no estoy interfiriendo en la vida de nadie".
Según Teixeira, lo "anormal debería ser manchar a otras personas. Solo detendré (mi causa) el día en que la menstruación sea lo normal y los prejuicios, la aberración".