En la imagen se distingue una figura similar a la de un hormiguero sobre una superficie arenosa, pero de lo que se trata en realidad es de un agujero recién creado por el rover Opportunity para extraer del suelo marciano una muestra rocosa. También hay una lista que explica cuidadosamente el tipo de roca y hora a la que fue recabada. A través de la página de la NASA sobre la misión del Perseverance, nuestros ojos prácticamente se pueden sumergir en el agujero tallado en la superficie marciana como si se tratara de una extensión del rover que llegó hace tres años para explorar la superficie del Planeta Rojo.
A través de los años, los científicos se han especializado en su papel como geólogos de campo virtuales, aprovechando años de conocimiento para seleccionar las mejores formas de investigar el terreno marciano utilizando los “ojos” robóticos e incluso traduciendo la complejidad científica en datos accesibles para cualquier amante de las proezas espaciales.
Las numerosas fotos de acceso público de la página de la NASA explican puntualmente su historia, como el extremo de una enorme colina arenosa registrada a finales de febrero y captada en el camino del Perseverance al Beheive Geyser con su cámara de navegación izquierda, situada en lo alto del mástil del rover como un ojo vigilante que ayuda a su conducción.
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Actualmente el rover se encuentra trabajando en el área central del cráter Jezero, una superficie de más de 40 kilómetros de diámetro situado en el hemisferio norte del Planeta Rojo y que atesora los restos geológicos con pistas de la evolución geológica no sólo de Marte, sino de todo el Sistema Solar. Durante los últimos meses, el rover de la NASA ha estado recolectando muestras de rocas en un anillo de rocas justo dentro del borde del cráter Jezero, que se cree que estuvo lleno de agua hace miles de millones de años.
De los 43 tubos que Perseverance llevó a Marte, 38 son para recolectar muestras y cinco son "tubos testigo", diseñados para documentar la limpieza de su sistema de muestreo durante toda la misión que hasta el momento se ha cumplido en un 60%.
Un análisis inicial sugiere que las rocas del lecho lacustre están compuestas de granos redondeados de carbonato, un mineral que precipita en el agua. “Es una señal prometedora de que las rocas alguna vez estuvieron frente a la playa”, ha dicho Briony Horgan, científica planetaria de la Universidad Purdue que dirige la campaña científica del rover. “Imaginamos las olas rompiendo contra las orillas de un antiguo paleolago”.
Al regresar a la Tierra, estas muestras se llevarán al laboratorio para estudiarlas más a fondo. Harán análisis de inclusión de fluidos, termometría de isótopos agrupados y análisis clásicos de isótopos estables que pueden determinar la temperatura, el pH y la salinidad del agua en la que se formaron estos carbonatos.
Este tipo de análisis se realizan con frecuencia en muestras terrestres de la Tierra para explorar el pasado antiguo, cuando los humanos no tenían instrumentos ni registros históricos. Es posible que se utilicen ciertas características del carbonato no sólo para determinar el tipo de agua en este antiquísimo lago, sino también como indicador climático del antiguo Marte.
20 años de robótica marciana
Las misiones robóticas sobre superficie marciana han descubierto que este planeta no sólo fue alguna vez un mundo más húmedo, sino que también albergaba muchos tipos diferentes de ambientes acuáticos: agua dulce, aguas termales, piscinas ácidas y saladas. La nueva cara de Marte se fue trazando a través de una nueva era de exploración robótica interplanetaria que inició hace justo 20 años con la llegada de los vehículos gemelos de la NASA Spirit y Opportunity que aterrizaron en lados opuestos de Marte.
Para ese entonces, un primer rover ya había llegado a la superficie marciana. El Sojourner llegó a Marte en 1997, pero sus alcances no eran tan ambiciosos. Tenía el tamaño de un horno de microondas y exploró una zona de Marte cerca de su lugar de aterrizaje llamado Ares Vallis. Los científicos estaban interesados en esta área porque parecía el sitio de una antigua inundación. El rover mandó 550 fotos que ya empezaban a mostrar algunas pistas sobre un lugar más cálido y húmedo que lo que antes se pensaba que era Marte; sin embargo, fue hasta la llegada de Spirit y Opportunity, hace dos décadas, que se logró escalar varios peldaños tecnológicos que marcaron la pauta en exploración robótica.
Con el tamaño de un carrito de golf, su misión era clara: recabar evidencia de que alguna vez fluyó agua en la superficie del Planeta Rojo. Sus hallazgos reescribirían los libros de texto de ciencia, como el caso de los famosos “arándanos”, esferas perfectas de mineral hematita que se habían formado en agua ácida. El objetivo inicial era que los rovers permanecieran sólo 90 días, pero ni sus mismos creadores imaginaron que su trabajo duraría años. Aún con una rueda dañada, el Spirit seguía trabajando puntualmente y descubrió signos de antiguas fuentes termales que podrían haber sido hábitats ideales para la vida microbiana hace miles de millones de años.
Los científicos ya sospechaban que Marte había sido hace mucho tiempo algo totalmente diferente al desierto helado que es hoy, pues ya las imágenes orbitales mostraban algo que parecían redes de canales tallados en agua. Pero antes de Spirit y Opportunity, no había pruebas de que el agua líquida hubiera formado esas características. Ellos aportaron la evidencia en sus trayectos que duraron 14 años de exploración hasta que una tormenta de arena los dañó definitivamente.“Nuestros rovers gemelos fueron los primeros en demostrar que alguna vez existió un Marte temprano y húmedo, dijo el ex científico del proyecto Matt Golombek del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California, que dirigió la misión Mars Exploration Rover con los primeros rovers de largo alcance: Opportunity, fue el primer rover en recorrer una distancia maratónica en diferentes tipos de terreno. En total acumuló 45 kilómetros.
El legado
“Allanaron el camino para aprender aún más sobre el pasado del Planeta Rojo con rovers más grandes como Curiosity y Perseverance, que actualmente traen al Spirit y al Opportunity en su “ADN” pues los ingenieros que los crearon desarrollaron prácticas para explorar la superficie que continúan hoy en día, incluido el uso de software especializado y gafas 3D para navegar mejor en el entorno marciano.
El listado de rocas que el Perseverance ha descubierto hasta ahora ha colocado piezas favoritas entre los científicos, como el famoso “hongo”, una pieza de entre uno y dos centímetros de alto y menos de un centímetro de ancho encontrada en el área llamada Hogwallow Flats.
Esta roca se ha vuelto un tesoro para los científicos porque está formada por granos muy finos, a diferencia de las demás. En su blog, el científico Hemani Kalucha explica que el hongo en realidad representa una característica geológica conocida como concreción, que forma masas muy sólidas a medida que el agua fluye a través de los sedimentos disolviendo los minerales.
Los robots en Marte dependen de datos, energía de procesamiento y técnicas de aprendizaje automático para hacer su trabajo, y lo que requieren es complementado a distancia por científicos de carne y hueso que los utilizan para atravesar el Planeta Rojo de manera virtual.
Es así que la tecnología robótica en Marte pone sobre la mesa uno de los temas más debatidos en la actualidad: el impacto de la IA. La tecnología robótica es una muestra de que es indispensable para brindar herramientas de aprendizaje a la materia inanimada, pero las decisiones y conjeturas fundamentales sólo pueden ser tomadas por los hombres y mujeres que trabajan con ellos en tierra firme.
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