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El viaje que ha emprendido la nueva administración del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ha sido turbulento. Durante sus primeros 100 días al frente de ese organismo, María Elena Álvarez-Buylla ha tenido que sortear un par de escándalos y la iniciativa de Ley de Ciencia y conducirse bajo el clima de tensión que esto provocó en la comunidad académica; sin embargo sigue optimista. Afirma que bajo su dirección, Conacyt logrará “incidir de manera más eficiente en la compresión y solución de problemáticas nacionales desde el quehacer humanístico, científico y tecnológico”.
Álvarez-Buylla, Premio Nacional de Ciencias 2017, asegura que “el presidente Andrés Manuel López Obrador está comprometido con sustentar y darle futuro a sus políticas de Estado con fundamentos científicos y tecnológicos”, a pesar de que en el Presupuesto de Egresos el Programa Nacional de Ciencia y Tecnología tuvo una disminución de 6.5% y Conacyt un recorte de 12.6%, presupuesto menor al que se asignó durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto.
—Si para el Presidente es tan importante la ciencia, ¿por qué destinarle menos recursos?
—El presupuesto global asignado entre 2018 y 2019 a este proyecto transversal prácticamente no tuvo ningún cambio. Una muestra de la importancia que el Presidente da a las perspectivas científicas es que se ha planteado un uso de recursos más consolidado, más articulado.
Y coincide en que la transformación de la vida nacional debe implicar una renovación de las políticas científicas. “Urge una transformación. Es necesario recobrar el apoyo a la ciencia de frontera con rigor; poner en el centro de las políticas de ciencia y tecnología los principios epistemológicos y, sobre todo, el apoyo a desarrollar la ciencia de frontera (ciencia básica) en los Centros Públicos de Investigación y en las universidades públicas”.
Pero en las últimas semanas el anhelo de esta transformación sacudió a la comunidad científica, cuando la senadora de Morena Ana Lilia Rivera —quien no pertenece a la Comisión de Ciencia ni tiene experiencia en esta área— presentó una iniciativa para reformar la Ley de Ciencia, un proyecto que busca centralizar la toma de decisiones en un sólo organismo y atenta contra la libertad de investigación.
—¿Rechaza la iniciativa de Ley de Ciencia presentada por la senadora?
—No. Mi atribución no es ni proponer leyes ni rechazarlas. Mi obligación es promover una discusión amplia, profunda y bien argumentada de cualquier ordenamiento jurídico que tenga que ver con ciencia y tecnología. Ha sido muy útil que saliera esta propuesta, se han generado discusiones muy profundas en el ámbito académico y en el legislativo. Se debe seguir discutiendo y creo que tiene aspectos muy positivos que inclusive retoma lineamientos generales del mandato presidencial sobre cómo hacer más eficiente la administración pública.
—¿Conacyt necesita contrapesos en la toma de decisiones?
—Conacyt debe estar regido por una junta de gobierno en donde estén representados sectores muy importantes del quehacer científico y tecnológico, como la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior). Claro que las secretarías de Estado deben concurrir en las decisiones sustantivas del Conacyt, también las opiniones de los gobiernos estatales, la Red Nacional de Consejos y Organismos Estatales de Ciencia y Tecnología...
—¿Y el Foro Consultivo Científico?
—Al Foro no lo veo como un contrapeso tal cual, es una asociación civil, es una instancia que recibe 100% de sus recursos del Conacyt. Una instancia que depende del Conacyt no puede ser un contrapeso, pero han hecho una labor muy importante.
—¿Pero es importante que este tipo de asociaciones civiles participen en la junta de gobierno de Conacyt?
—Eso habrá que pensarlo con más cuidado, sobre todo si reciben el 100% de su presupuesto del Conacyt, ahí hay un conflicto de interés: le pagas a alguien para que diga lo que tú quieres. Se necesitan instancias más colegiadas.
El nuevo Conacyt busca sus frutos en la ciencia básica. En marzo, la directora propuso aumentar cuatro veces los recursos asignados a ese rubro, pero ha dejado otros terrenos a la deriva, como el Programa de Estímulos a la Innovación (PEI). “Tal como estaba operando el PEI no va a seguir. El programa fue analizado por la Secretaría de Hacienda y fue reprobado en términos de índices cuantitativos”.
Álvarez-Buylla argumenta esta decisión en las supuestas “transferencias líquidas por miles de millones de pesos que el PEI otorgó a empresas transnacionales”. Aunque luego de dos meses de dar a conocer estas supuestas irregularidades aún no ha demostrado cifras exactas de lo que el Vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez, se refirió como un desvío mayor al de la Estafa Maestra. “Es cierto que no tenemos los datos, estamos haciendo una base única de información”.
“El PEI se sustituirá por otros programas de promoción de la innovación que, estamos convencidos, van a ser mucho más eficaces, aún lo estamos estructurando”.
Además niega una contradicción en su toma de decisiones, al mantener el Estímulo Fiscal a la Investigación y Desarrollo de Tecnología, que beneficia a las grandes empresas, pero sí cancelar el PEI, que apoyó en 80% a medianas y pequeñas empresas.
Otro de los programas que han quedado en el aire es el de Cátedras Conacyt, que Álvarez-Buylla amagó con desaparecer . “Los compromisos que están establecidos con todos estos catedráticos se van a mantener, se van a mantener los acuerdos que ellos firmaron con la institución, no se va a cancelar el programa. Tal cual ellos firmaron, así se va a respetar, si ellos respetan, el Conacyt va a respetar”, señala, sin embargo, dice, “no se ha decidido” qué pasará una vez que los catedráticos concluyan su convenio.
Científicos comprometidos. La directora del Conacyt también responde al tema de los escándalos (el nombramiento de mandos que no poseen experiencia académica ni profesional para el cargo: David Alexir Ledesma, exsubdirector de Comunicación, y Edith Arrieta Meza, exsecretaria general de la CIBIOGEM).
—¿Está consciente de que una incompetencia administrativa pone en riesgo la funcionalidad del Consejo?
—Sí, pero no hubo ningún fallo. Lo vuelvo a repetir, no hubo ningún fallo, nos hemos conducido con estricta ética de servicio público, transparencia y rendición de cuentas. Esperamos que pronto tengamos una nueva estructura (administrativa) ya aprobada por la SCHP y por la Función Pública y entonces podamos dar cuenta del altísimo nivel académico y científico que va a tener Conacyt.
—Ha contratado a integrantes de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), de la cual es fundadora y cuyo activismo antitransgénico es público, ¿por qué?
—Ojalá, ojalá y tuviéramos muchas más de estas uniones de científicos comprometidos con la sociedad y, sabes qué, quisiera tener a más de estos colegas. Ojalá que todos los científicos mexicanos, el 100%, fueran científicos comprometidos con la sociedad. En este Consejo queremos tener a puros científicos comprometidos, sean o no parte de esta articulación de esfuerzos que es la UCCS.
—Designó al doctor Emmanuel González, miembro de la UCCS y públicamente antitransgénico, como encargado del despacho de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad. ¿Hay un sesgo ideológico?
—No hay absolutamente ningún conflicto de interés, en este Consejo no se ha contratado a científicos porque pertenezcan a ninguna asociación sino porque tienen dos características: la formación adecuada y el compromiso con su país, con la sociedad y con el quehacer científico en favor del conocimiento y del bienestar social. El nombramiento de Emmanuel tiene que ser ratificado por el Presidente. No hay en México mucha gente que tenga esas credenciales en biotecnología, en la base científica del quehacer que se debe regular en CIBIOGEM.
—¿Existe una “mafia de la ciencia”, como lo ha señalado el Presidente?
—A mí no me corresponde determinar si hay una mafia de la ciencia y el articular este tipo de discursos que pueden tener una base política bien sustentada en los análisis que está haciendo el Presidente. No es mi papel, como directora general de la cabeza del sector, calificar a los científicos, inclusive a los que pudieron haber participado. Mi papel es llamarlos a todos a trabajar en favor de este país, del avance del conocimiento, porque eso nos va a dar una lucidez como nación.