El glaucoma es una de las enfermedades oculares más comunes, junto con la miopía, el astigmatismo y las cataratas, según el Dr. Juan Manuel Paulín Huerta, cirujano oftalmólogo y jefe del Departamento de Oftalmología del Centro Médico ABC.
La Organización Mundial de la Salud estima que más de 2,200 millones de personas en el mundo padecen algún tipo de deterioro visual, ya sea de visión cercana o lejana. De ese total, alrededor de 1,000 millones de casos pudieron haberse prevenido o aún no han recibido tratamiento adecuado. Se calcula que 7.7 millones de estas personas padecen glaucoma.
El glaucoma es una enfermedad progresiva que daña el nervio óptico, usualmente debido a un incremento en la presión ocular, conocido como hipertensión ocular. El nervio óptico es crucial para transmitir la información visual desde el ojo hasta el cerebro, por lo que cualquier daño en este nervio compromete seriamente la visión.
Tipos de glaucoma
Existen cuatro tipos principales de glaucoma, de acuerdo con las causas del aumento de la presión ocular:
Glaucoma crónico de ángulo abierto
Este es el tipo de glaucoma más frecuente y su desarrollo es gradual a lo largo del tiempo. Surge debido a que el sistema de drenaje del ojo se deteriora de forma lenta, esto genera un aumento progresivo de la presión intraocular; este incremento en la presión termina dañando las fibras del nervio óptico y, eventualmente, la visión.
Glaucoma de ángulo cerrado
Menos común, se presenta en personas con ojos más pequeños. En este caso, el crecimiento progresivo y normal del cristalino, que es el lente que nos permite ver de cerca, provoca un estrechamiento y cierre del ángulo donde se encuentra el drenaje del ojo. Esto bloquea el flujo del líquido ocular, causa un aumento rápido y severo de la presión intraocular, constituyendo una emergencia médica que puede provocar daño irreversible al nervio óptico si no se trata de inmediato.
Glaucoma congénito
Poco frecuente, ocurre desde el nacimiento debido a una malformación en el sistema de drenaje ocular. Es una condición severa y agresiva que requiere tratamiento inmediato para prevenir un daño irreversible.
Glaucoma de tensión normal
En este caso, el daño al nervio óptico ocurre a pesar de que la presión ocular se mantiene en niveles considerados normales. Se cree que puede estar relacionado con problemas en la irrigación sanguínea del nervio óptico.
Independientemente del tipo de glaucoma, si no se trata, la enfermedad progresa hacia una pérdida irreversible de la visión. Primero afecta la visión periférica, lo que eventualmente puede llevar a una “visión en túnel”, donde solo se ve a través de un campo visual reducido, hasta llegar a la ceguera total.
El glaucoma es silencioso: la detección temprana es clave
Uno de los mayores problemas del glaucoma es que no presenta síntomas en sus primeras etapas, lo que ha llevado a muchas personas a perder visión o incluso quedarse ciegas, señala el Dr. Paulín. Si no se diagnostica y trata a tiempo, el daño al nervio óptico progresa, pasando de una leve pérdida de la visión periférica a una pérdida total de la visión central, y finalmente, a la ceguera irreversible.
Por esta razón, es esencial diagnosticar el glaucoma en sus fases iniciales, incluso antes de que aparezcan los síntomas. La mejor manera de lograrlo es mediante revisiones oftalmológicas anuales, especialmente en personas mayores de 40 años o en aquellas con factores de riesgo como los siguientes:
- Edad: el glaucoma generalmente se presenta a partir de los 40 años, por lo que se recomienda una revisión anual con un oftalmólogo.
- Herencia: aunque el glaucoma no es hereditario, tener familiares directos (padres, abuelos o hermanos) con glaucoma aumenta mucho el riesgo.
- Miopía e hipermetropía: las personas con estos trastornos refractivos tienen un mayor riesgo de desarrollar glaucoma.
- Tabaquismo: el consumo de tabaco puede incrementar el riesgo de glaucoma.
- Enfermedades sistémicas: condiciones como la diabetes mellitus y la hipertensión arterial también son factores de riesgo importantes.
Es importante destacar que, aunque la hipertensión arterial es un factor de riesgo, la hipertensión ocular y arterial son condiciones independientes. No todas las personas con hipertensión arterial desarrollarán hipertensión ocular, ni todas las personas con hipertensión ocular tienen hipertensión arterial.
¿Cómo se diagnostica el glaucoma?
El diagnóstico de glaucoma se realiza a través de varios exámenes clínicos. Entre las herramientas más comunes se encuentran:
- Tonómetro: para medir la presión intraocular.
- Examen del nervio óptico: para detectar signos de daño.
- Paquimetría: mide el grosor de la córnea, lo que influye en la medición de la presión ocular.
- Campimetría visual: evalúa la visión periférica, que es la primera en verse afectada por el glaucoma.
- Tomografía de coherencia óptica (OCT): evalúa y contabiliza las fibras nerviosas y detecta si hay pérdida de alguna.
Tratamiento del glaucoma
El Dr. Paulín señala que el tratamiento del glaucoma está enfocado en detener la progresión de esta enfermedad de la vista, ya que no es posible revertir el daño causado al nervio óptico; por ello, el diagnóstico temprano es crucial para evitar daños adicionales. Los tratamientos incluyen:
- Medicamentos: generalmente se utilizan gotas oftalmológicas para mejorar el drenaje del ojo y reducir la presión ocular. También existen medicamentos orales, aunque su uso es menos frecuente.
- Tratamiento con láser: un procedimiento ambulatorio y mínimamente invasivo que ayuda a mejorar el drenaje y reducir la producción de líquido intraocular.
- Cirugía: para los casos donde los medicamentos y el láser no son suficientes, se pueden realizar cirugías para crear nuevas vías de drenaje o instalar dispositivos que regulen la salida del líquido.
El glaucoma es una de las principales causas de ceguera en el mundo. Como no genera síntomas en sus primeras etapas, muchas personas no le prestan atención hasta que el daño es considerable. Por eso, el Dr. Paulín enfatiza la importancia de realizar revisiones oftalmológicas anuales a partir de los 40 años, para detectar el glaucoma en etapas tempranas y evitar daños mayores.
El Centro Médico ABC, a través del Instituto de Oftalmología Conde de Valenciana ABC, ofrece atención especializada para revisiones anuales y tratamientos adecuados para esta enfermedad.