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Hoy, hace 141 años, nació Albert Einstein , el padre de la física moderna que revolucionó la forma de construir teorías, luego de recurrir a su imaginación, y no a las matemáticas, para elaborar una ecuación que contestaba a los enigmas que envolvían a la gravedad en 1905. Más de un siglo después, las y los investigadores han cruzado un largo camino, en la búsqueda de identificar equívocos o desviaciones dentro de la teoría de la relatividad y no han hecho más que reforzar lo que un día fueron los presupuestos más locos para la ciencia. En su natalicio, así recordamos al físico alemán.
Cuando hace 115 años, Einstein propuso la teoría de la relatividad causó desconcierto entre sus homólogos, ya que se trataba de una fórmula que predecía fenómenos poco usuales, respondiendo a incógnitas como ¿Por qué los astronautas envejecen más lento que las personas en la Tierra?, o ¿Por qué la forma de los objetos cambia dependiendo de la velocidad en que viaja? Cuestiones que nunca antes habían sido resueltas y, probablemente, pocas veces había asaltado los pensamientos de los físicos de la época.
Pero la genialidad de Einstein, que desde los 16 años experimentó con presupuestos mentales, estribo, principalmente, en la lectura sencilla que resultaban sus fórmulas, pues se tratan de nada más y nada menos que ecuaciones algébricas, que si bien tienen su grado de complejidad, pueden ser resuletas por una o un estudiante de instituto. El físico fue un acérrimo crítico de la metodología rígida, característica de la educación alemana, por ello optó por mudarse a Zúrich, donde estudió en una institución de competencia vanguardista, en la que se alentaba el pensamiento independiente y la visualización de conceptos.
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Durante esa etapa de su formación, en la que el instituto lo proveyó de la fortificación de albedrío, el joven Einstein se preguntó cómo sería viajar junto a un rayo de luz. Partiendo que un rayo de luz, compuesto por una serie de campos eléctricos y magnéticos, se mueven a la velocidad de la luz, equivalente a 299 792 458 metros por segundo (m/s), el estudiante de física sugirió que de correr junto a un rayo, estos campos eléctricos y magnéticos se mantendrían aparentemente estáticos. Esta hipótesis pecaba de osada, ya que violaba todo principio vaciado en las ecuaciones de Maxwell (teoría concéntrica de la física en aquel tiempo), que dictaban que "cualquier onda en los campos tiene que moverse a la velocidad de la luz y no puede permanecer estática, sin excepciones".
Foto: El Universal, archivo
De ahí derivaron las contradicciones, dentro de un pensamiento que había gobernado desde los tiempos de Galileo Galilei. En Einstein germinó la idea que mientras un objeto corriera junto a un rayo de luz, podría calcularse su estaticidad. Esta idea lo persiguió a lo largo de una década, tiempo en el que, época en la que continuó con sus estudios en Escuela Politécnica Federal (ETH), en Suiza. No fue sino hasta 1905, cuando Einstein justificó todas aquellas propuestas que había trazado en su imaginación, las que alentaban que las ecuaciones de Maxwell violaban el principio de relatividad.
La propuesta de una teoría vanguardista supuso un conflicto para Einstein que, a lo largo de su haber, fue acreedor de múltiples investigaciones, coordinadas por el FBI que lo tachó de "activista radical", acumuló un archivo de más de mil 427 páginas. El científico nunca demostró preocupación por esta clase de intimidación y, en cambio, se pronunciaba en contra del autoritarismo. "El respeto ciego a la autoridad es el mayor enemigo de la verdad", declaró en su momento.
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La revelación ocurrió durante una reunión con Michele Besso, colega y amigo entrañable, mientras debatían los oscuros que rodeaban el presupuesto. Tras consular con la almohada, a la mañana siguiente Einstein le dijo a Besso: "Gracias. He resuelto completamente el problema".
La resolución del estigma radicaba en los observadores que, en movimiento relativo, experimentan el tiempo de forma distinta. Para Einstein tenía todo de lógico que ocurriesen dos acontecimientos de manera simultánea, para la perspectiva de un espectador, y desde la perspectiva de otro observador, estos dos eventos tuvieran lugar en momentos diferentes. Sin que ninguno de ellos estuviera en un error. Fue así como el físico alemán se percató que la simultaneidad es relativa, y que sis diferencias podían constatarse a través de las matemáticas .
Posteriormente, sumaría un agregado a esta teoría, concerniente a la masa y la energía y, como ambas, variaban dependiendo de la energía que emiten a dos lados opuestos durante estado de reposo. Pese a que permanece inmóvil, cada parte transporta cierta cantidad de energía, la energía que contiene el propio objeto disminuirá. Como consecuencia, "el pulso que se mueve hacia delante, en la dirección del movimiento, tendría una energía mayor que el que se mueve hacia detrás". De este pensamiento deriva, además, a ecuación más famosa de la historia: E = mc2.
melc