La severidad de los síntomas del Covid-19, la enfermedad que causa el coronavirus SARS-CoV-2, varía enormemente de caso en caso.
Mientras que el 80% de los contagiados experimenta síntomas leves similares a los de una gripe común o no presenta sínmtomas, en el otro extremo del espectro, hay quienes acaban con neumonía y conectados a un respirador en la unidad de cuidados intensivos, donde el pronóstico no siempre es optimista.
Los casos más críticos se dan generalmente en personas mayores o con condiciones de salud previas, como hipertensión, diabetes o enfermedades coronarias, entre otras.
Sin embargo, día a día, se reportan casos fatales donde las víctimas son hombres y mujeres jóvenes aparentemente sanos e incluso niños.
¿Por qué? ¿Cómo se explica que estas personas que no están dentro de la categoría de las más vulnerables se enfermen gravemente o mueran por covid-19?
“Esa es la pregunta del millón de dólares”, le dice a BBC Mundo Michael Snyder, profesor y director del Departamento de Genética de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, por lo difícil que es hallar una respuesta.
Pero aunque resolver este enigma no sea una tarea fácil, científicos sospechan por dónde puede venir la respuesta (multifactorial, según dicen), y han comenzado a seguir distintas líneas de investigación para arrojar luz sobre este misterio.
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Entender por qué personas que no son evidentemente vulnerables sucumben a la enfermedad, aseguran, permitirá identificar a aquellos que corren más riesgos, diseñar nuevos y efectivos tratamientos —incluida una vacuna— y aprovechar fármacos ya existentes
Una de las teorías que se ha propuesto y que está ganando peso es la de la predisposición genética.
Esta se basa en la idea de que nuestras propias particularidades genéticas podrían influir en la virulencia con la que el virus afecta nuestro cuerpo.
“No se trata de una idea nueva. Por estudios en los que se comparan mellizos y gemelos, sabemos que la susceptibilidad a las grandes enfermedades infecciosas en el mundo como la tuberculosis, la hepatitis o la malaria, varía en parte según las características genéticas”, le explica a BBC Mundo Stephen Chapman, especialista en enfermedades respiratorias e investigador de Genética Humana del Wellcome Trust Centre de la Universidad de Oxford, en Reino Unido.
Un ejemplo que varios científicos, incluido Chapman, utilizan para explicar el peso de la genética, es el del virus herpes simple.
Este es un virus muy distribuido en la población que puede causar infecciones en forma de ampollas en la boca o en la cara, si es de un tipo, o llagas en los genitales, si es de otro.
“La gran mayoría de las personas expuestas al virus no se se enferman de gravedad, pero una pequeña minoría con una única mutación genética, desarrolla encefalitis herpética (inflamación del cerebro), que puede ser fatal”, señala Chapman.
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Una mutación similar, dice, podría explicar los casos severos de Covid-19 en gente joven.
Un gen de particular interés es el que codifica al receptor ACE2 (la enzima convertidora de angiotensina 2 de la proteína de superficie celular).
Este receptor se encuentra en la superficie de las células del pulmón y otras partes del cuerpo, y es la puerta de entrada que el virus utiliza para invadir las células de las vías respiratorias y empezar a replicarse.
El gen que codifica este receptor es polimórfico: es decir, tiene una serie de variantes comunes distribuidas en la población.
“La hipótesis es que si tienes tienes una variante en particular, eso puede hacer que al virus le resulte más fácil o más difícil entrar a la célula, por tanto puede hacerte más vulnerable o más resistente a la enfermedad”, explica el experto.
En opinión de Jean-Laurent Casanova, profesor e investigador de la Universidad Rockefeller en Nueva York, EU estas variaciones genéticas (o, como las llama, errores congénitos), “pueden estar latentes por décadas, hasta que se produce una infección por un microbio en particular”.
Por ello, su laboratorio está investigando ahora si esto es lo que está ocurriendo con el nuevo coronavirus.
Chapman cree que la vulnerabilidad dependerá probablemente no de la variedad de un gen sino de varios genes, sumada a factores adquiridos a lo largo de la vida.
Estas variaciones, acota, podrían estar localizadas sobre todo en genes vinculados a la respuesta inmunológica.
Otro aspecto interesante, dice el investigador, es si hay genes dentro del cromosoma X que influyen en la respuesta a la enfermedad, en virtud de que los hombres parecen más afectados por el nuevo coronavirus que las mujeres.
Una de las explicaciones que se han dado en un estudio llevado a cabo en China, es que esto puede deberse a que tienen hábitos de vida más riesgosos vinculados al tabaco y el alcohol.
Sin embargo, “otra posibilidad es que haya un componente genético, ya que hay muchos genes de la inmunidad que están en el cromosoma X”, dice Chapman.
“Si hay muchos polimorfismos o una mutación rara en los genes del cromosoma X, como los hombres tienen uno, mientras que las mujeres dos, eso los haría más vulnerables”.
En algunos pacientes con la forma más severa de covid-19 se produce lo que se conoce como “tormenta de citocinas”.
Las citocinas (o citoquinas) son sustancias muy agresivas que el sistema inmune excreta para atacar al virus.
Pero cuando el sistema inmune se activa en exceso, esta proliferación de citocinas acaba atacando múltiples órganos incluidos los pulmones y el riñón, y este daño puede resultar en la muerte del paciente.
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De acuerdo a Randy Cron, experto de la Universidad de Alabama, en EU, este descontrol ocurre al menos en el 15% de las personas que luchan contra cualquier infección severa.
No se sabe exactamente por qué el sistema inmune reacciona en algunas personas de esta forma, pero la respuesta podría también estar en los genes.
“Sabemos que hay muchos polimorfismos comunes y mutaciones raras en los genes que controlan el sistema inmunitario”, señala Chapman.
“Por eso algunos pacientes que mueren podrían tener polimorfismos o mutaciones que los predisponen a una respuesta inflamatoria más excesiva”.
Como genetista, Michael Snyder, no desestima en absoluto la importancia de los genes, pero cree que, en este caso, hay otro factor que podría tener más peso y que es ambiental: el contacto previo con otro coronavirus.
“Es muy probable que en estos casos”, le dice Snyder a BBC Mundo, “haya algo que esté sensibilizando al sistema inmunitario”.
Su sospecha apunta a “otro coronavirus que está circulando y del que no se ha hablado mucho, llamado HCoV-229E, y que produce resfriado común”.
“No sabemos si el haberse infectado previamente con este resfriado común (que obviamente no es tan severo como la covid-19) puede hacerte más inmune o todo lo contrario, más hipersensible”, dice el experto.
“Pero creo que puede tener, para un lado o para otro, un efecto muy fuerte”, añade.
“Es posible que mucha gente haya sido infectada en años recientes (con ese coronavirus) y no lo sepa, porque lo desestimaron como un simple resfriado”.
Otra casusa de la severidad de algunos casos puede ser la carga viral en el momento de la exposición al virus.
“Sabemos, por estudios llevados a cabo en China, que quienes cuidan de pacientes con covid-19 son más susceptibles que otros porque, probablemente, están expuestos al virus todos los días, todo el día, durante sus horas de trabajo”, le explica a BBC Mundo Alice Sinclair, viróloga de la Universidad de Sussex, en Reino Unido.
“Pero lo que no sabemos es si eso es por la cantidad absoluta de virus a la que están expuestos o el número de encuentros que han tenido con este”.
“En términos de carga viral, cuanta más exposición tengas, más oportunidad tendrá el virus de infectar tus células donde puede replicarse”, agrega.
La respuesta no es concluyente, entre otras cosas, por lo que se ha descubierto recientemente sobre la carga viral del nuevo coronavirus, como por ejemplo que una persona asintomática puede producir una gran cantidad de virus.
Es decir, uno puede tener una gran carga viral y no estar severamente enfermo o siquiera tener síntomas.
Por eso mantener la distancia social es una de las medidas que más enfatizan tanto gobiernos como profesionales de la salud para evitar la propagación del virus, dice la investigadora.
Por último, y más allá del huésped, la gravedad de la enfermedad podría depender no solo del huésped, sino también del virus mismo, señalan los expertos consultados por BBC Mundo.
Los virus están en mutación constante y es posible que haya una cepa más virulenta que otra, aunque aún no se ha podido determinar si este es el caso para el SARS-CoV-2.
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