fue la mayor de cuatro hermanos. Su papá era periodista y tuvo la oportunidad de estar rodeada de un ambiente habitado por libros, pero más allá de las letras, lo que detonaba su imaginación era explorar con todos los sentidos el mundo que la rodeaba. La pregunta ¿qué pasaría si…? era el inicio de una nueva aventura que casi siempre continuaba con mezclas (posibles e imposibles) de todo tipo de sustancias que se encontraba por su casa. La llegada a la secundaria supuso un capítulo decisivo en su vida. El laboratorio de la escuela se convirtió en un lugar mágico donde su afición infantil tomó nuevas dimensiones. Aprendió a realizar destilaciones, a separar componentes y a entender lo que unas partículas de polvo podían liberar. En ese lugar decidió estudiar química y ya como directora del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM , la doctora María del Pilar Carreón Castro regresó a buscar a su maestra de la secundaria para agradecerle su compromiso, que finalmente se convirtió en pieza clave para impulsarla en su camino por la ciencia.

Carreón Castro tiene muy clara la importancia de acercar a las niñas al corazón de la ciencia: los laboratorios. Participa en programas para impulsar a las niñas en el quehacer científico y cada 11 de febrero —Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia— el Instituto se abre (por el momento de manera virtual) a niñas y niños para que puedan conocer a las y los científicos y varios de sus proyectos. “Lo mejor de dedicarte a una carrera de investigación es que nunca termina, siempre sigues maravillándote y aprendiendo”, apunta. Al final de estas experiencias, las niñas se acaban tomando fotos con las investigadoras como si fueran súper heroínas, y en cierto sentido lo son. Reconoce que el camino aún es largo: las mujeres forman menos del 10% de la planta de investigadores de la institución que dirige y que actualmente tiene proyectos tan importantes como Colmena, en el que cinco robots de 12 centímetros analizarán la superficie lunar.

De acuerdo con datos de la UNESCO , hasta 75% de los trabajos del futuro estarán relacionados con las áreas STEM (por sus siglas en inglés): ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, donde la presencia de las mujeres a nivel global está por debajo del 30% y en algunos casos, como en las matemáticas, la matrícula de mujeres apenas alcanza el 5%. La participación femenina no sólo diseña sociedades más justas, también aumenta los beneficios de las investigaciones, pues la igualdad de género en la educación de estas áreas impacta directamente sobre el PIB de un país.

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Los estereotipos de género son algunas de las primeras trabas que influyen para que las niñas elijan una carrera científica. Para Carreón Castro, esto forma parte de un trinomio en el que se tiene que trabajar de manera particular y coordinada: familia, docentes e instituciones. “En una serie de charlas, he visto cómo los mismos padres dudan de las posibilidades de que su hija pueda realmente dedicarse a una carrera científica porque piensan que sus capacidades son diferentes por el hecho de ser mujer y esto sigue pasando. Es importante seguir subrayando que la ciencia no tiene género”, señala y agrega que desgraciadamente en las llamadas ciencias duras, como física, matemáticas e ingeniería la presencia femenina es aún más austera y aunque logren incorporarse más a la licenciatura, en el posgrado las cosas cambian por las exigencias de tiempo y la falta de equidad para compartir las responsabilidades del círculo de vida familiar. “Se trata de un derecho. Se trata de tener igualdad de circunstancias, pero esto no se compagina o no se respeta. Entonces hay plazas vacantes, hay pocas solicitudes de mujeres”.

La doctora Ana Cecilia Noguez , directora del Instituto de Física (UNAM), coincide en lo dañino que puede resultar estigmatizar el quehacer científico, lo que finalmente influye en la vocación. “Un reto importante es que se debería repensar en un cambio en la educación y enseñar ciencia desde muy pequeños para asimilarlo como algo natural, fortalecer las más simples deducciones y no matar la creatividad y la curiosidad que al final es el principio por el cual los científicos nos la pasamos investigando y tratando de entender el mundo”.

El Instituto de Física tiene proyectos de puertas abiertas orientados a diferentes públicos y cuando la gente conoce la infraestructura, investigación e impacto de los proyectos que se realizan en este lugar, se ayuda un poco a cambiar la visión sobre el papel de quien hace ciencia. Noguez también coincide en que, paulatinamente, hay más presencia de mujeres en las licenciaturas de estas áreas, pero en el posgrado la tendencia se vuelve a revertir. “En la maestría y doctorado se reporta una baja sensible. En esta transición se pierde a muchas mujeres talentosas. Hay una presión social que no se justifica. Se puede ser científica con familia, convencional o no, pero sin que estos dos campos se obstaculicen”.

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Hay otras áreas donde la presencia femenina es mayor históricamente. Jimena Carrillo Tripp , responsable del Departamento de Microbiología del CICESE (Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California), señala que tiene la fortuna de trabajar en un departamento compuesto mayormente por investigadoras, pero reconoce que estos casos son más bien la excepción. “Aunque hemos tenido avances, estamos muy lejos de decir que tenemos equidad de género en la academia (o en cualquier otro ámbito)... Admiro mucho a mis colegas científicas que han librado tantas batallas para llegar hasta donde han llegado, a pesar de toda la misoginia que implica caminar este camino. Pero admiro igual, reconozco y agradezco profundamente a mis colegas científicos que son empáticos y se unen al hartazgo del sistema patriarcal. Creo que el recambio generacional traerá mayor equidad de género, pero sucederá solo si todas y todos como sociedad lo impulsamos”.

Mujeres alzan la voz: piden perspectiva de género en la ciencia
Mujeres alzan la voz: piden perspectiva de género en la ciencia

Equidad y educación

Algunos obstáculos son más evidentes que otros para una mayor participación de las mujeres en las actividades científicas. Rubén Hernández , Directore de Inclusión de Prácticas Comunitarias de la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU-UNAM), señala que es muy importante incorporar la perspectiva de género en las políticas de educación superior porque esta práctica reconoce que existen desigualdades estructurales que suponen oportunidades diferenciadas simplemente a la luz de la condición sexo-genérica, no sólo presentes en los contextos universitarios, sino en la familia y en la trayectoria de los diferentes niveles educativos. Esto produce un efecto de discriminación que afecta de manera más enfática a las mujeres en comparación con otros grupos. “La igualdad de género no es una situación, no es un fenómeno natural, es algo en lo que se tiene que invertir, construir e insistir para producirlo”, apunta.

Hernández considera que es indispensable ampliar la incorporación de mujeres en disciplinas asociadas a la ciencia y la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, que tienen una participación por debajo del 30% e incluso en algunas áreas de menos del 10%. “Si no hay mujeres, no hay sujeta política sobre la cual construirse y fortalecer condiciones. Es fundamental trabajar desde la niñez temprana hasta los momentos donde se incorpora a una carrera profesional. Se requiere trabajar para eliminar sesgos en la construcción de vocaciones y en la construcción de saberes”.

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Explica que en nuestro país hay contrastes importantes porque a nivel general crece la incorporación de mujeres en el ámbito de la educación superior, pues hay disciplinas donde la presencia de las mujeres rebasa la correspondiente a los hombres y eso permite que ocurran fenómenos favorables para la igualdad en el ámbito educativo; sin embargo, las tendencias generales no revelan otras cosas, como segregaciones específicas en diferentes áreas de conocimiento, subdisciplinas donde las tendencias de mayoría de las mujeres se invierten y otras cuestiones que limitan su participación en puestos de toma de decisiones.

“Identificamos que si bien las mujeres llevan muchos años fortaleciendo su presencia en el ámbito de la educación superior, muchas académicas hacen su trabajo en situaciones desfavorables, tensionadas entre el mundo de las responsabilidades domésticas y el mundo académico que debiera ser corresponsable para producir armonía en sus vidas. No están exentas de vivir formas de violencia que operan incluso como mecanismos silenciosos de expulsión de estos espacios en una discriminación estructural”.

Desde el año pasado, destacadas científicas, como la doctora Valeria Souza , alzaban la voz sobre los temores por la falta de apoyo equitativo por parte de Conacyt, temores que han subrayado actualmente grupos como Científicas Mexicanas, quienes insisten en la necesidad de perspectiva de género en el Reglamento de Becas. Hernández destaca al respecto la propuesta del CIGU-UNAM emitida el 26 de enero con relación al Anteproyecto del Reglamento de Becas para el Fortalecimiento de la Comunidad de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación propuesto por el Conacyt donde subrayan puntos indispensables para considerarse en la confección de cualquier política educativa: “Es necesario que se garanticen los derechos consagrados en la Constitución , en el marco normativo que nos obliga a todas las instituciones en materia de educación superior a cumplir en materia de igualdad, no discriminación y de una vida libre de violencia y que tenga un enfoque de corresponsabilidad de los cuidados y donde nunca, de ninguna manera, la maternidad, la paternidad, la adopción y cualquier proceso de reproducción decidido como parte de la autonomía sexual o reproductiva del ser humano, así como cualquier otro tipo de cuidado, como el de menores en edad escolar, adultos mayores, personas enfermas o con discapacidad, queden omitidos en el diseño de políticas públicas. Esas condiciones nunca deberán ser motivo de discriminación”.

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Agrega que se deben construir políticas con un enfoque de corresponsabilidad, una asignatura pendiente y una gran deuda en el ámbito de la educación superior. “Las mujeres son quienes aportan mucho más tiempo a tareas no remuneradas en los espacios íntimos de domesticidad. Para las instituciones esto es una omisión y es un factor a no considerar para valorar trayectorias o para ponderar el trabajo que hacen las universitarias. Mientras las políticas universitarias no reconozcan que las mujeres aportan trabajo no sólo dentro de las universidades y mientras no se democratice esta carga de trabajo, la desigualdad estructural va seguir generando una fuerza de gravedad que no permitirá una disponibilidad equivalente de tiempo necesario para el trabajo académico”.

75% DE LOS TRABAJOS DEL FUTURO

se relacionarán con áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Frase

Mujeres alzan la voz: piden perspectiva de género en la ciencia
Mujeres alzan la voz: piden perspectiva de género en la ciencia

“Hay una presión social que no se justifica. Se puede ser científica con familia, convencional o no, sin que estos dos campos se obstaculicen”.

Ana Cecilia Noguez

. Directora del Instituto de Física.