Existen básicamente tres razones por las que hasta este momento no se ha podido tener una vacuna contra el VIH. Roberto Vázquez Campuzano, académico del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, señala que el primero de estos factores se relaciona con una tasa de mutación muy alta del virus. “Su principal enzima, la retrotrancriptasa, se equivoca una vez por cada ocasión que copia su material genético. Esto hace que el virus vaya mutando, que vaya cambiando la estructura de las proteínas de su superficie, de tal forma que después de diez años de infección, en promedio, se generen unas cien mil variantes diferentes del virus en circulación; entonces el sistema inmune no puede responder a todas ellas”.
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Explica que la segunda razón es que posee una gran capacidad de recombinación, pues existen entre siete y 30 posibilidades de intercambio de material genético en el virus una vez que está dentro de la célula. La tercera razón es que el virus tiene una tasa de replicación muy rápida: se producen alrededor de 100 mil millones de partículas virales por día.
El fracaso de mosaico
Es así que el poderoso ciclo de vida del VIH, donde también se identifica la rapidez del virus para acceder a sus células diana y establecer reservorios donde esconderse, ha dificultado la creación de una vacuna a lo largo de la historia. En 1984 fue identificado el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH) como el causante de la fase más avanzada de la enfermedad: el Sida. Tres años después inició el primer ensayo para lograr una vacuna preventiva y desde entonces no se ha encontrado un producto eficaz.
El más reciente de estos desencuentros fue el ensayo clínico conocido como MOSAICO, proyecto público-privado en el que participaban los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, la Red de Ensayos de Vacunas contra el VIH, el Comando de Investigación y Desarrollo Médico del Ejército de EU y el laboratorio Janssen (como parte de Johnson & Johnson).
La vacuna, conocida como Ad26.Mos4.HIV, se basaba en un vector adenovirus, un pariente del virus del resfriado común, modificado genéticamente para transportar un “mosaico” de inmunógenos optimizados del VIH, o antígenos que estimulaban las respuestas inmunitarias. Junto con la tercera y cuarta inoculaciones se administraba una combinación de proteínas gp140.
El ensayo concluyó que su vacuna era segura, pero sin eficacia preventiva respecto a la adquisición de la infección, por lo que ya en su tercera fase clínica fue suspendido. La tercera fase de los ensayos clínicos de un tratamiento suele destinarse a comprobar su eficacia en un amplio número de personas y, en caso de existir tratamientos alternativos, comprobar su eficiencia frente a ellos.
El proyecto de vacuna inició hace 15 años. Su diseño se basó en una serie de estudios en monos y humanos, que permitieron refinar la composición del fármaco y determinar el régimen de dosificación más efectivo. En el estudio participaron 3 mil 800 hombres entre 18 y 60 años de edad, provenientes de América y Europa.
Aunque la vacuna era segura, el número de infecciones por el VIH fue equivalente entre los grupos del estudio que habían recibido las dosis y los que habían recibido placebo, por lo que se hizo evidente la ineficacia de la intervención preventiva. “La suspensión de este protocolo no es tan sorprendente porque la fase 2b que estaban llevando en África se suspendió en 2020, entonces hasta cierto punto era una posibilidad esperada”, señala el experto en microbiología.
La fase 2b mencionada era parte del ensayo conocido como Imbokodo que se puso en marcha en el año 2017 y completó las vacunaciones el 30 de junio de 2020. De igual forma, fue diseñado para probar un régimen de vacunación basado en inmunógenos mosaico, creados a partir de elementos de distintas variantes del VIH, diseñados para ofrecer protección frente a diversas cepas mundiales del VIH. En ese estudio los voluntarios no eran hombres que acostumbran tener sexo con otros hombres o mujeres transexuales, sino 2 mil 600 mujeres jóvenes (de entre los 18 y los 35 años de edad) procedentes cinco países del África subsahariana, una región donde mujeres y niñas representan alrededor del 65% de todas las nuevas infecciones por el VIH.
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El futuro de la lucha contra el VIH
El doctor Vázquez Campuzano señala que este proyecto fallido sólo nos habla de este caso específico en la lucha contra el VIH y no está relacionado con otro tipo de enfermedades, donde la estrategia para diseñar una vacuna sí ha resultado funcional. Este proyecto experimental de vacuna con un adenovirus es muy parecido a ciertas inoculaciones que se desarrollaron con éxito para Covid-19.
A pesar de la suspensión de este ensayo, no se pierde la esperanza en encontrar una inmunización efectiva. Moderna continúa con el ensayo de Fase 1 para probar la hipótesis de que la administración secuencial de inmunógenos del VIH. Mediante el ARN mensajero (ARNm) se considera que se pueden inducir clases específicas de respuestas de células B y guiar su maduración temprana hacia anticuerpos ampliamente neutralizantes. Actualmente, existen tres ensayos de vacunas con la estrategia de ARN mensajero.
“Se siguen estudiando vacunas, hay otra que combina el tratamiento prexposición (PrEP) con una vacuna y esto podría ser una posibilidad para prevenir la infección”. Detalla que se trata de una nueva estrategia basada en la posibilidad de utilizar una vacuna muy similar a la del estudio MOSAICO, pero combinada con tratamiento profilaxis prexposición (PrEP) de tal forma que se puedan generar anticuerpos que neutralicen las partículas virales y las que no son neutralizadas con estos anticuerpos, sean neutralizadas por el tratamiento profiláctico.
En nuestro país el tratamiento de PrEP es gratuito en la Secretaría de Salud, aunque no todas las personas tienen acceso a este medicamento. El PrEP normalmente se le proporciona a las parejas de las personas que viven con VIH. La toma diaria de este tratamiento preventivo consigue reducir en más del 90% las posibilidades de contraer el VIH través del sexo o en un 70% por el uso de agujas no esterilizadas.
En México, se calcula que alrededor del 70-80% de las personas que viven con VIH tienen acceso al tratamiento antirretroviral. Recientemente, en EU y Europa autorizaron la utilización de un antirretroviral inyectable, que podría ser muy eficaz en poblaciones que tienen dificultades para mantener la toma diaria de un tratamiento. Uno de los principales hallazgos a través de los años es que un tratamiento eficaz, reduce el riesgo de transmisión prácticamente al 100%. Cuando una persona tiene una carga viral indetectable no puede transmitir el VIH.
Desde que se registraran los primeros casos en la década de los 80, se calcula que más de 40 millones de personas han fallecido por causas relacionadas con el VIH y Sida. El año pasado cobró 450 mil vidas y 1.5 millones contrajeron el virus, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El organismo también estima que 38.4 millones viven con VIH, más de dos tercios en África. Aunque la enfermedad ya no es sentencia de muerte, gracias a los avances de tratamientos, aún prevalecen retos en detección. Alrededor del 13% de las personas que tienen VIH aún no lo saben y deben hacerse la prueba.
La gran ventaja de una futura vacuna frente al VIH respecto a la PrEP, por ejemplo, radicaría en la posibilidad de realizar inmunizaciones masivas, pero eso significaría que dicha vacuna tendría que ser barata y administrada antes del inicio de la vida sexual, de un modo parecido a la vacuna para el virus del papiloma humano. “Por el momento, el camino más viable definitivamente es continuar con el tratamiento de la supresión de la replicación viral”, señala el especialista y subraya que ONUSIDA estima que aún se pueden cumplir las metas propuestas, que tienen como objetivo eliminar la transmisión del virus para 2030 y la eliminación del VIH para 2050, pero siempre y cuando se mantengan las estrategias de diagnóstico y acceso a antirretrovirales en la población.
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