El hígado es uno de los órganos más importantes en la actividad metabólica. Cuando se inflama se comprometen sus más de 500 funciones vitales. Es por eso que la meta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es eliminar las hepatitis víricas para 2030.

El reto es muy ambicioso, pues se estima que la morbilidad ha ido en incremento en los últimos años, sobre todo secundaria a la hepatitis C crónica que deriva en casos de cirrosis y cáncer. Según el Informe Anual de Vigilancia Epidemiológica de Hepatitis, en nuestro país se presentó una reducción del 57% en casos de hepatitis C en 2020 con respecto a lo notificado en 2019. Los casos descendieron de 2 mil 378 a mil 366, pero este descenso no se explica como un triunfo, sino que se refiere a la falta de pruebas durante el año más crítico de la pandemia.

La escena real se presentó al final de 2021: se llegó a 3 mil 95 casos confirmados, que representa un incremento de 121% respecto a 2020. La tendencia para este año se mantiene en aumento, hasta la semana 28 del 2022 se reportan mil 849 casos frente a los mil 246 casos de 2021, en la misma semana 28; es decir, 603 casos más, lo que representa un incremento de 48% más de casos en 2022 frente a 2021.



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El impacto de las hepatitis

La hepatitis puede ser una infección aguda, que se resuelve a corto plazo, o una infección crónica, que se desarrolla silenciosamente a largo plazo. Algunos tipos de hepatitis víricas sólo causan infecciones agudas, pero existen otros tipos que pueden causar infecciones tanto agudas como crónicas. Su origen vírico es determinado por el tipo de virus que la haya ocasionado: A, B, C, D o E. Las hepatitis A y E se transmite generalmente por el consumo de agua o alimentos contaminados. Las hepatitis B y C se propagan principalmente mediante fluidos corporales y si no son tratadas a tiempo, y de manera correcta, pueden conducir a la cicatrización del hígado: cirrosis, o generar cáncer de hígado. La D requiere la presencia de la B para replicarse en lo que resulta una peligrosa coinfección.

La nueva estrategia mundial del sector salud 2022-2030 busca impulsar el objetivo global de la eliminación de las hepatitis virales para 2030. Las nuevas recomendaciones de la OMS dictan que para la eliminación de la hepatitis será necesario simplificar las vías de atención para mejorar acceso a pruebas de laboratorio y acceder de manera más efectiva al tratamiento antiviral para la hepatitis B y C.

Más de 300 millones de personas en todo el mundo están afectadas por estos tipos de hepatitis víricas con más de 1 millón de muertes y 3 millones de nuevas infecciones. Según los datos más recientes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a nivel continental cada año hay 10 mil nuevas infecciones por el virus de la hepatitis B y 23 mil muertes. Sólo en 18% de los casos de hepatitis B, la infección llega a diagnosticarse y apenas 3% reciben tratamiento. Por otra parte, se producen 67 mil nuevas infecciones por hepatitis C y 84 mil muertes vinculadas a este tipo de virus.

En este caso la infección crónica sólo llega a detectarse en 22% de las personas.

Las campañas a nivel mundial han tratado de poner el acento en la hepatitis C, ya que generalmente su impacto es asintomático. Esta es la razón por la que su diagnóstico precoz es poco frecuente. En las personas que desarrollan la infección crónica puede permanecer durante varios años sin consecuencias aparentes hasta que se haya producido un grave daño hepático. Las campañas globales alertan para agilizar detección y tratamiento de grupos en riesgo: personas que se hayan realizado transfusiones antes de 1994, consumidores de drogas inyectables e individuos que se hayan practicado perforaciones o tatuajes sin la esterilización adecuada del equipo.

La detección de anticuerpos para identificar este tipo de hepatitis es la anti-VHC, que se realiza mediante un sencillo examen serológico que muestra si la persona está infectada con el virus. Si el examen es positivo se debe realizar una prueba de ARB del VHC para confirmar la infección crónica, dado que un pequeño porcentaje de las personas infectadas con el virus de la hepatitis C eliminan espontáneamente la infección mediante una respuesta inmunitaria fuerte. Aunque ya no estén infectadas, los análisis serológicos de esas personas revelarán la presencia de anticuerpos anti-VHC.

Antes de la llegada de los antivirales para el tratamiento de la hepatitis C, mucha gente fallecía por el padecimiento crónico, pero con la adopción de este tipo de medicamentos en muchos sistemas de salud nacionales, el abordaje es diferente: ha aumentado 10 veces el uso de tratamientos contra hepatitis C desde 2015 y se calcula que alrededor de 9.4 millones de personas están recibiendo tratamiento para la infección crónica.

Por otra parte, la dosis de vacunación al nacer durante las primeras 24 horas es clave para prevenir la transmisión del virus de la hepatitis B (VHB) de madre a hijo y la vacunación infantil de rutina es la mejor estrategia para lograr la inmunidad. Durante la pandemia, los niveles de vacunación en general descendieron en todo el mundo, pero la hepatitis B y A se pueden prevenir con vacunas eficaces disponibles actualmente. Baruch Blumberg, laureado con el Premio Nobel, descubrió el virus de la hepatitis B e inventó una prueba diagnóstica y la vacuna. También existe una vacuna combinada que proporciona protección contra estas dos enfermedades.

Para la pediatra Cinthia Luna, esta inflamación del hígado súbita o crónica es un problema de salud que afecta a todas las edades. No hay tratamientos específicos para la hepatitis A, ya que el cuerpo tiende a eliminar el virus solo y sin daños duraderos.

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Para la ambiciosa meta de la OMS de lograr la eliminación de la hepatitis en 2030, principalmente se tendrían que reducir las nuevas infecciones por hepatitis B y C en 40% y bajar las muertes por cáncer de hígado en 50% para 2025. Para ese mismo año, 60% de las personas que viven con hepatitis B y/o C deberían estar diagnosticadas y 50% de las personas elegibles para el tratamiento deberían estar curadas o recibiendo terapia. La organización mundial es clara en el sentido de que para lograr estos objetivos, una de las metas para que esto ocurra es simplificar urgentemente la atención a la hepatitis y hacerla accesible a más personas que la necesitan.

Además de las hepatitis víricas, el consumo de drogas o alcohol también puede causar un tipo de hepatitis. Por otra parte, la hepatitis tóxica puede ser causada por ciertos venenos, productos químicos, medicamentos o suplementos. En otros casos, el mismo organismo ataca por equivocación células sanas en el hígado. La hepatitis autoinmune es un tipo crónico en el que el sistema inmunitario daña el hígado. Se desconoce la causa, pero se considera que la genética y probablemente factores ambientales podrían influir.

Covid 19 y hepatitis

Luna señala que recientemente surgieron casos de hepatitis aguda grave infantil, aparentemente ligados al Covid-19. La especialista señala que aunque aún se está determinando la relación con más claridad, algunos casos detectados en el país requirieron hospitalización. En México se han reportado más de dos docenas de casos de hepatitis infantil, sin embargo, la OMS ha reportado más de 400 probables casos de hepatitis aguda grave de causa desconocida en infantes previamente sanos en 21 países.

Aún se entretejen varias hipótesis al respecto con su vinculación con el Covid-19. Una investigación publicada en The Lancet por especialistas del Departamento de Inmunología e Inflamación en el Colegio de Londres señala que existen diversos factores por lo que el coronavirus podría desencadenar la enfermedad. Uno de ellos es la formación de un reservorio viral en el tracto intestinal que puede conducir a la liberación repetida de proteínas virales a través del epitelio intestinal afectando la inmunidad del individuo.

Por otra parte, un grupo de investigadores del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Shangai, China, sostiene que los casos de hepatitis aguda en niños pueden estar relacionados con infecciones pasadas o actuales del virus SARS-CoV-2 que contienen la mutación A1061S en las proteínas del gen ORF1ab. El estudio, publicado en el portal bioRxiv, busca demostrar cómo esta mutación puede desencadenar una respuesta autoinmune de las células T y atacar al hígado.

Para la OMS la eliminación sólo es posible cuando existen servicios de salud pública nacionales correctamente financiados y coordinados.

300 MILLONES DE PERSONAS en todo el mundo están afectadas por hepatitis víricas

23 MIL muertes por hepatitis B  se registran cada año a nivel continental, según la OPS

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