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Un nuevo estudio sugiere que la transmisión del Covid-19 en lugares de esparcimiento, como lo son bares y cantinas , difícilmente puede ser controlada, ya que si bien los locatarios han impuesto medidas estrictas para evitar la propagación del SARS-CoV-2 , muy pocas veces son respetados: prueba de ello, son los rebrotes incesantes en distintas regiones del mundo.
Los encargados de estudiar los efectos del uso de drogas y alcohol han concentrado sus esfuerzos a analizar el funcionamiento de las medidas “anti-covid” en negocios con licencia para comercializar bebidas alcohólicas, además que si estos son capaces de prevenir efectivamente la transmisión del nuevo coronavirus , pues la hotelería y sitios de recreación han sido unos de los más afectados por los cierres en torno a la pandemia.
Para ello, investigadores de la Universidad de Stirling, junto con expertos de otros institutos educativos, efectuaron 29 expediciones a locales Escocia con licencia de operar, haciéndose pasar por clientes por un aproximado de dos horas con el objetivo de observar el comportamiento tanto de los dueños como de los clientes . La indagación tuvo lugar entre los meses de julio y agosto del año pasado.
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“Es importante comprender cómo puede surgir la transmisión en los bares con el fin de informar sobre futuras orientaciones, ayudas, sanciones u otras medidas necesarias”, explicó Niamh Fitzgerald , autora principal del trabajo, acerca de los riesgos de levantar las restricciones.
“Nuestro estudio exploró las prácticas y comportamientos de clientes y personal de los locales para comprender si los riesgos de transmisión podrían gestionarse, y cómo, en los entornos donde se sirve alcohol”, ahondó la especialista en políticas de alcohol.
A su vez, Simon Clarke , catedrático de Microbiología Celular de la Universidad de Reading en Inglaterra, expuso que los pubs y bares representan uno de los espacios interiores en los que las personas corren más riesgo de contraer el Covid-19 , ya que por lo que “hoy sabemos es que el virus se propaga fácilmente por los aerosoles y la proximidad física estrecha”.
Estos lugares -agregó el experto- representan una serie de puntos de contacto que pueden actuar como fuentes de infección, pues el alcohol funciona como diurético, sustancia que precipita la acumulación de orina, por lo que las idas al baño suponen un incremento del contacto con las manillas de puertas, lavabos, llaves del agua, entre otros.
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Cabe mencionar que las ciudades que pertenecen a Reino Unido iniciaron el confinamiento el 20 de marzo del 2020 . Sin embargo, luego de una disminución en la incidencia del Covid-19, el 15 de julio se permitió que algunos locales de Escocia reabrieran bajo estrictas normas de seguridad para minimizar el riesgo de transmisión.
Entre estas indicaciones se estableció que debía mantenerse la distancia física e instalar señalización adecuada. Además, los clientes debían permanecer sentados, el personal llevaría mascarillas , así como la implementación de mejores sistemas de ventilación y reducción del ruido.
Los resultados, publicados en “Journal of Studies on Alcohol and Drugs”, demostraron que aunque los locales establecieron las disposiciones sanitarias como una ventilación más optima, filas para acceder o áreas de desinfección de manos, estos se usaban con poca frecuencia.
Otro de los factores expuestos por los investigadores estuvo relacionado con la proporción de datos de contacto de los clientes , para localizaros en caso que se presentase algún caso positivo, detectando que un 31% de los negocios observados no lo hacían.
Los autores agregaron que pese a que la mayoría del personal llevaba equipo de protección, por lo general no los empleaban óptimamente pues los cubrebocas los portaban de forma inapropiada o se lo quitaban para hablar con otros empleados y clientes.
Los especialistas observaron también que la disposición de los locales y el movimiento de los clientes en su interior daban lugar a situaciones en las que era inevitable el contacto cercano de unos con otros durante lapsos rápidos.
Otro de los incidentes más preocupantes, según los investigadores, fue que los clientes solían gritar, abrazase o interactuar repetidamente con otros grupos y con el personal . Momentos en que rara vez fueron detenidos eficazmente por los trabajadores de los locales.
“Los propietarios están comprometidos con la creación de entornos seguros y en muchos locales se han realizado mejoras sustanciales tras su reapertura, como en la ventilación. Sin embargo, resulta difícil garantizar el cumplimiento de estos requisitos por parte de los clientes y, en ocasiones, de su propio personal”, señaló Paul Hunter, catedrático de Medicina de la Universidad de East Anglia en Inglaterra.
En este contexto, Fitzgerald puntualizó que “los riesgos potencialmente significativos de transmisión persistían en al menos una minoría sustancial de los locales estudiados, especialmente cuando los clientes habían consumido alcohol en exceso”.
“El ambiente social y el alcohol son probablemente los mayores desafíos en estos locales. Sin embargo, puede haber estados con diferente cultura o en los que la gente sea más respetuosa con las nuevas normas relativas a la transmisión del Covid-19, por lo que reducir los riesgos allí será más fácil”, estimó Julian Tang, virólogo clínico de la Universidad de Leicester en Inglaterra, por ello, aseguró que es muy pronto para extrapolar estos resultados.
nrv