Bajo el rubro "La lengua español y las ciencias" y con el patrocinio de la Fundación Ramón Areces, los intelectuales mexicanos y españoles reflexionaron sobre temáticas tan variadas como las genealogías geopolíticas del español, la percepción social de la ciencia y el idioma y el conocimiento.

El español como lengua del saber y de autoridad, su relación con la historia reciente de las ciencias, las publicaciones y las políticas científicas, y la construcción del reconocimiento científico y académico a partir de criterios diseñados en espacios geográficos que hablan otras lenguas, constituyeron el foco de atención del encuentro académico que busca celebrarse anualmente.

"Desgraciadamente la importancia de la lengua española como transmisora del conocimiento científico no está a la altura de su rango como herramienta mundial de comunicación, ya que el inglés nos gana por goleada", señala a EL UNIVERSAL José Antonio Sacristán , doctor en medicina y director de la Fundación Lilly, que promueve la difusión del conocimiento científico.

"La investigación se realiza y se comunica en inglés y ahí tenemos muy poco que hacer ya que los investigadores publican en este idioma porque quieren incidir en revistas de alto impacto. Pero sí creemos que el español debería tener un papel más importante, porque tenemos una comunidad científica que sigue pensando en español", subraya el médico español.

Partiendo de la base de que es imposible competir con el inglés, hay que fomentar la presencia de revistas científicas en español o en español e inglés, que tengan mayor calidad y visibilidad para ganar peso en el panorama internacional, agrega luego de enfatizar que México y España son países punteros en investigación científica en el contexto iberoamericano.

"El inglés arrasa a nivel de comunicación entre los pares, en las revistas de investigación. Pero las publicaciones científicas son mucho más amplias. Hay una variedad y vastedad de literatura científica en español que hay que impulsar, valorar y dar a conocer", apunta por su parte Ana María Cetto , doctora en Física del Instituto de Física de la UNAM y directora general adjunta de cooperación internacional del CONACYT.

"Las instituciones no deben dar la espalda a este universo de publicaciones científicas en español, porque se da una dicotomía. Por un lado son las instituciones de nuestros países las que editan estas revistas en español, pero por otro lado no las toman en cuenta a la hora de las evaluaciones académicas. Hay que ser coherentes y pensar más a largo plazo", indica la académica de la UNAM .

La física mexicana considera que obligar a crear ciencia en inglés supone una desventaja más para la comunidad científica que se expresa en español.

"Publicar en inglés es el resultado final de todo un proceso de investigación, porque el proceso de creación requiere del uso del idioma materno. Y si el español es el nuestro lo debemos utilizar porque la ciencia requiere de un pensamiento profundo, especializado, algo que no podemos hacer en un idioma que no es el nuestro", recalca.

Hace un par de décadas, la UNAM no sabía siquiera cuántas revistas se publicaban en la propia institución. Ahora, la UNAM no sólo sabe lo que se edita sino que ha creado una base de datos común que están en red, que se apoya en los editores y que da a conocer sus productos, lo que constituye una interesante iniciativa para otros países, refiere la académica mexicana.

Bajo el rubro "La lengua español y las ciencias" y con el patrocinio de la Fundación Ramón Areces, los intelectuales mexicanos y españoles reflexionaron sobre temáticas tan variadas como las genealogías geopolíticas del español, la percepción social de la ciencia y el idioma y el conocimiento.

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