Pero ¿qué pasaría si pasáramos nuestras vacaciones luchando contra vientos de 8.000 kilómetros por hora o si nos enfrentáramos a temperaturas suficientemente altas como para derretir plomo?
El clima, bueno o malo, es un elemento permanente en nuestro planeta. Pero en las profundidades del espacio puede ser aún más intenso.
Aquí hay algunos ejemplos:
Comencemos cerca de casa, con nuestra vecina Venus, el lugar más inhóspito del sistema solar.
Básicamente, Venus es un infierno apocalíptico. Hogar de una atmósfera espesa que consiste principalmente en dióxido de carbono, la presión atmosférica allí es 90 veces mayor que en la Tierra.
Esta atmósfera atrapa gran parte de la radiación del Sol, lo que significa que las temperaturas en Venus pueden alcanzar los 460 °C, por lo que, si pisáramos este planeta, podríamos hervir en cuestión de segundos.
Y, en caso de que eso no suene lo suficientemente doloroso, la lluvia en Venus está compuesta de ácido sulfúrico extremadamente corrosivo que podría quemar severamente la piel o el traje espacial de cualquier viajero interestelar si llegara a la superficie.
Debido a las temperaturas extremas, la lluvia se evapora antes de llegar al suelo.
Lo que es aún más extraño es que en Venus hay "nieve". No es del tipo con el que podrías hacer bolas, no. Este material está formado por los restos de basalto de metal helado vaporizados por su atmósfera.
En el otro extremo de nuestro sistema solar existen planetas gigantes de gas, Urano y Neptuno.
El último, el planeta más distante a la Tierra, alberga nubes de metano congeladas y los vientos más violentos del sistema solar.
Debido a la topografía del planeta, bastante plana, no hay nada que frene estos vientos supersónicos de metano, que pueden alcanzar velocidades de hasta 2.400 kilómetros de hora.
Además, una visita a Neptuno también incluiría lluvia de diamantes, gracias a la compresión del carbono en su atmósfera.
Pero la posibilidad de ser golpeado por una piedra no debería preocuparte, pues ya te habrías congelado al instante: la temperatura promedio es de -200 °C.
Los exoplanetas se encuentran fuera de nuestro sistema solar y orbitan alrededor de un sol.
Tom Louden,un investigador postdoctoral en la Universidad de Warwick, de Reino Unido, es algo así como un "meteorólogo intergaláctico": es su trabajo averiguar cuáles son las condiciones atmosféricas en otros planetas.
Su especialidad son los exoplanetas, particularmente uno llamado HD189733b.
De un azul profundo, se ubica a unos 63 años luz de la Tierra, y es candidato al título de planeta con el clima más extremo conocido.
Puede verse hermoso, pero sus condiciones climáticas son catastróficamente horribles.
Con vientos de 8.000 kilómetros por hora (los más fuertes registrados en la Tierra están a poco más de 400 km/h) también está 20 veces más cerca de su sol que nosotros, con una temperatura atmosférica de 1.600°C, la misma de la lava fundida.
"Aquí, las rocas en nuestro planeta serían líquidos o gaseosos", dice Louden.
¿Algún lugar habitable por ahí?
Louden asegura que hay planetas similares en tamaño y masa a la Tierra, que orbitan pequeñas estrellas enanas M o estrellas "enanas rojas".
Estas son las estrellas más comunes en la Vía Láctea, pero debido a su baja luminosidad las enanas rojas individuales no pueden ser observadas fácilmente.
Pero si son habitables o no, es otra cuestión.
Muchos de estos exoplanetas están en la "zona de habitabilidad estelar", que no está ni muy cerca ni muy lejos del Sol.
Sin embargo, siempre le muestran el mismo lado al objeto que orbitan, al igual que nuestra Luna.
Por esa razón, siempre habrá un lado con luz diurna permanente y el otro, noche perpetua.
"Cuando haces modelos en la computadora, obtienes vientos huracanados que se mueven del día a la noche", dice Louden.
"Como un lado del planeta se calienta mucho más que el otro, la consecuencia son los vientos fuertes, ya que el planeta intenta redistribuir el calor", explica.
"El agua líquida en el lado del día se evapora en nubes, que son expulsadas hacia el lado nocturno. Allí se congelan y como consecuencia, nieva. Entonces tendrás un lado que es un desierto y otro lado que es como el Ártico".
Ingo Waldmann, profesor de planetas extrasolares de la University College London (UCL), le dijo a la BBC que si existe una atmósfera lo suficientemente espesa, la circulación del día a la noche debería ser suficiente para evitar que el lado nocturno se congele por completo.
Otros modelos sugieren que el agua que se evapora en el punto más cálido del lado del día podría condensarse en nubes y luego formar una cubierta de nubes permanente en el lado del día.
Entonces, hasta que no encontremos condiciones habitables fuera del planeta Tierra, realmente no hay lugar como nuestro hogar.
Esta pieza fue adaptada de un artículo de BBC Earth de Jason Riley.